martes, 7 de abril de 2015

“Alvaradito”, Pasodoble de Alfredo Martos


Carácter de magno acontecimiento debió tener el estreno del pasodoble Alvaradito, en la novillada celebrada en Linares el domingo 3 de junio de 1900, festividad de Ntra. Señora de Linarejos. Según reza en el cartel anunciador: “(Feria en esta Ciudad)” y transcribiendo literalmente: “Las bandas que dirigen don Antonio Camacho y D. Alfredo Martos amenizarán el espectáculo. Esta última tocará por primera vez al hacer el paseo las cuadrillas, el magnífico pasodoble titulado Alvaradito, obra que el Sr. Martos ha compuesto y dedicado al citado matador”. Ignoramos el balance del evento taurino, en el que se prometía “una magnífica corrida de seis novillos-toros de 4 á 5 años” (lo mismo que ahora que se lidian de utreros) de la “justamente acreditada ganadería del Excmo. Sr. Marqués de Cúllar de Baza, de Úbeda”, que serían lidiados por las cuadrillas de los matadores: Alvaradito y Valentín.
Haciendo una digresión, el destinatario de la nueva obra era el diestro de Sevilla, Alejandro Alvarado “Alvaradito”, que luego tomaría la alternativa el 22 de septiembre de 1904, en Fregenal de la Sierra (Huelva), de manos de Antonio Montes. Tras doctorarse, vuelve a actuar como novillero (cosa corriente por entonces) y, después, como banderillero. Fallecía en su ciudad natal el 2 de enero de 1938. El referido espada, era conocido por tener voluminosa cabeza y, por ende, usar una montera de considerables dimensiones. Como anécdota curiosa, una tarde en la Maestranza sevillana, viendo las buenas condiciones del burel, le preguntó a su peón de confianza “Arandita”, si brindaba su muerte al respetable. El subalterno, le contestó con sorna: “Sí, debes brindarlo, pero no dejes la montera en el ruedo, porque no te va a quedar sitio para torear”. Salida irrespetuosa y de mal gusto, al llamar veladamente “cabezón” a su jefe de filas.
A mayor abundamiento, en el festejo que nos ocupa, el ganado estaba de “manifiesto” en los corrales (costumbre que se ha perdido) “de 6 á 10 de la mañana”. La entrada de sombra costaba 2´50 pesetas (media 1´50) y la de sol 1´50 (una peseta la media).
A continuación, sucintamente, glosaremos la figura de Alfredo Martos Gómez (1878-1951), prócer de nuestro pueblo e insigne músico, perteneciente al Cuerpo Nacional de Directores de Banda. En 1900 se hace cargo de la Banda Municipal de Linares de la que fue director durante cincuenta años, siendo la etapa de mayor esplendor. Cuentan quienes le conocieron, que tenía una acusada personalidad (en su fisonomía era distintivo un prominente mostacho) y arte cuando dirigía o desfilaba al frente de la banda y, además, fue un excelente compositor – con inspiración y sensibilidad – en diferentes géneros musicales escribiendo, por citar solo algunos, pasodobles del nivel y musicalidad de: Andalucía, Caireles, Juanito Marín, Andresito o El sentir de mi tierra, que dejó para la posteridad.
Su memoria ha quedado perpetuada en la calle que lleva su nombre; en el CD grabado en 2001 por la Banda Sinfónica “Ciudad de Linares”, dirigida por Enrique Moya, que recoge parte de su obra, el mejor legado; y, también, con la vigente Agrupación Cultural y Musical “Maestro Alfredo Martos” que dirige Juan Carlos Ortega Emanuel. Pero sobre todo, don Alfredo, estará siempre en el pensamiento de los linarenses que aman la música. 
Fuente.- Salvador Santoro. Colaborador de Jaén para De Catafalco y Oro.

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