Felicitar públicamente -privadamente lo he hecho- al señor Felipe Torres Villalba, nuevo Presidente y como tal, máximo responsable entre otros aspectos, de lo que asome por la Puerta de Toriles de la Plaza de Toros de Ubeda.
He de reconocer y así lo hago público, los “alamares” que tanto el Excmo. Señor Alcalde de la Ciudad, don José Robles Valenzuela y tú habéis demostrado con las declaraciones publicadas en el periódico Jaén.
Decir el señor Robles, que el elegido Presidente “hará cumplir todas las normativas vigentes” ya que conoce muy bien el reglamento, así como ratificar de tu parte que esperas estar a la altura puesto que experiencia no te falta; puntualizando y esto es lo más importante, cumplir con tu obligación “aplicando los mandatos de reglamento”, he de reconocer que es un verdadero regalo para todo aquel aficionado que acude a las Plazas de Toros a sentir, a emocionarse, a llorar si es preciso, viendo como un hombre se juega la vida con verdad ante un animal, el TORO, del cual se está tan ayuno en los últimos tiempos.
Reconozco que es un pleno aval para el aficionado al que en pocos cosos y en contadas ocasiones suele ofrecerse. Siempre he sido partidario y no por afinidad común en la profesión, sino porque mis buenos amigos y maestros en muchos aspectos, de Ley en el caso de Juan Lamarca, así como en temas periodísticos de parte del que ha sido pregonero este año, Agustín Hervás, quienes con su sabiduría me han inculcado o así me he convencido; sea partidario como es el caso, de que quien ocupe el Palco Presidencial sea una Autoridad en el amplio sentido de la palabra, en lugar de ese otro al que Agustín llama “seglar” y encarna a un personaje que aún siendo la máxima autoridad del festejo, es revestido de la misma por el mero hecho de otorgársela el vigente Reglamento Taurino. No por ello, como he comentado con otros aficionados, niegue la existencia de estos incluso mejores a la hora de desempeñar ese cargo, pero para muestra la decisión tomada por muchos de estos “seglares” como ha sido el último caso de Marcos Rubio, Presidente de la Plaza de Toros de Almería. Motivos, los ignoro, pero evidentemente lo que no ignoro y tú mejor que nadie sabe por haber vivido y presenciado durante muchísimos años -más de veinte- las presiones a que los Presidentes se ven sometidos y los desmanes de los que esta querida Fiesta adolece.
Cuando hagas tu primera entrada por ese Palco Presidencial, piensa en algo muy importante. Vas a presidir en un Palco más que Centenario. Palco de una Plaza declarada Monumento Histórico, Palco de la Plaza de toros de tu pueblo, Ubeda, declarada Patrimonio de la Humanidad; y vas a dirigir lo que con tanto orgullo defiende el buen español, su Fiesta Nacional. Espero y no lo pongo en duda, respetes como el tiempo y sus avatares ha hecho con su centenaria piedra, material noble dentro de las Bellas Artes. Y no olvides algo que el pasado año comentara el pregonero José Olid: “Integra como lo es Ubeda con su historia, así quiero la Fiesta”; “Así quiero que la quieras”.
En vuestras manos está, yo así lo espero para bién no solo de Ubeda, sino de la Fiesta, del Toro y del Aficionado, algo que llevo años, pienso que defendiendo.
Por todo lo expuesto y deseándote de todo corazón que Dios y la suerte te acompañe, te digo -utilizando un paralelismo- de algo que tantas veces hemos escuchado muchos españoles y que llega al alma: “Si así lo haces, la Fiesta de los Toros y la afición te lo agradecerá y premiará, y si no, merecerás su desprecio y su castigo, como indigno representante de ellas ¡Viva la Fiesta Nacional!