lunes, 24 de febrero de 2014

UNA DE PIRATAS

La fascinación por esos corsarios que tenían "un terrible bergantín con diez cañones por banda y medio plano de un botín", me ha acompañado desde mi ya muy lejana infancia. Desconozco si era consecuencia fascinante a resultas por la veneración de aquellos personajes que manejaban códigos honorables, o quizás porque representaban una idea de libertad tan romántica como distinguida.
Y, aunque sus sanguinarios aspectos pudieran llevar a engaño, llegué a fantasear con el mismísimo Barba Negra o el mítico Capitan Kidd.

Más los tiempos avanzan, cambian los conceptos, se hacen llamar "hackers", y lo que es más alarmante, evolucionan los PROPÓSITOS y aquí, ya nadie identifica ni siquiera, el color del parche del filibustero, más que nada porque parecen haber canjeado las tibias y la calavera por el hacha que golpea en seco toda opinión contraria que pueda acarrear conflicto con sus ganancias, réditos o provechos altamente tenebrosos.
Y es en este momento, cuando aquella seducción se torna en desengaño...
Si la denuncia, la independencia, la honestidad, la defensa vehemente enfundada en pasión y admiración por la Fiesta de los Toros, supone en muchos casos pasar por una frágil quilla.
Si aún existen "lobos de mar" curtidos en mil batallas, valerosos y serenos que, en las malas y en las buenas, están acostumbrados a bregar desde primera línea de proa con las bravas tormentas que arrecian de babor a estribor, mientras otros se ahogan en un vaso de agua...

Si en un mar negro, bravo y cabrón, aún podemos aprender, emocionarnos, compartir sueños, anhelos y aspiraciones...

Rindo pues, de nuevo pleitesia, a vosotros, mis queridos y muy venerables bloguers, por mil y una razones, pero principalmente porque incluso cuando por estribor azotan las tempestades más temidas, hostigadas por los enemigos que enfundan la misma espada, y el mismo parche, pero que no son más que zoquetes corsarios dispuestos a apuñalarte por la espalda en el primer abordaje, a cambio de medio vellón, mantenéis el barco a flote, a golpe de valor e integridad.
Que nadie, pues, ose tocarme a los míos, y no es una amenaza, más bien un consejo de bucanera frustrada.

Pd: Todo mi apoyo a mis amigos de "El Chofre "que han vuelto a ser "visitados" por tan odiosos bárbaros. Un abrazo.
Fuente. Gloria Cantero.- Colaboradora de la Región de Murcia para De Carafalco y Oro.

“LA GLORIETA” UNA GANADERIA CHARRA CON PRESENTE ,FUTURO Y ALGO DE NOSTALGIA

Don Fernando Bautista, prestigioso abogado residente en Madrid, pero de origen Salmantino y con antecedentes ganaderos en su familia y en la de su señora, decide  dar el paso y hacerse ganadero  a principios de la década pasada(2001) para ello y tras la muerte del  gran Julio Robles compra a sus herederos la finca y la ganadería, que estaba  en lo sanitario en mal estado y tuvo que quitarlo todo(2005).

La finca llamada  también “La Glorieta” como la ganadería es muy bonita, no mas de 100 has. que hace ya muchos años llegó a ser de la familia del actual propietario, por lo que se puede decir que ha vuelto a su origen, si miramos mas atrás, unos 100 años, perteneció al prestigioso y conocido ganadero Salmantino Manuel Sánchez-Tabernero de Prada, Marques de Llen.

Las reses que componen la ganadería son de procedencia Domecq Solís en su mayoría, vía Sánchez Arjona y alguna vaca (no muchas) vía Jaime Brujo-M. Ybarra, padrea un semental del Conde de Mayalde y hay uno de El Pilar tambien.El ganadero esta empezando a lidiar solo novilladas, para este año dos sin caballos, camina despacio, sin querer llegar a tener no mas allá de ciento y  alguna vaca.

La finca esta bien acondicionada, aun se ven recuerdos del malogrado Julio Robles, en 2011 se cambió el hierro del matador fallecido por el que se utiliza actualmente y que perteneció al abuelo del señor Bautista.

En definitiva una ganadería nueva con un presente y futuro por delante, pero siempre con algo de nostalgia, muy cerca de la conocida localidad charra de Vecinos.

 El Palco de la Plaza de Tientas

 Erales para 2014

 La foto en la entrada

 Madres e hijos

 Recuerdos de Julio Robles

 Una finca muy bonita

 Una vaca mirona

Fuente.- Javier Salamanca.- Colaborador de la Comunidad de Madrid para De Catafalco y Oro.

EL TRAPIO

Ardua tarea la de explicar – en el acotado espacio de esta columna – el vocablo más difícil de definir del extenso argot taurino: el “trapío”. Empero, en lo posible, se intentará.
Según el académico y tratadista, José María de Cossío, su etimología deriva de la jerga marinera, concretamente, del velamen de las embarcaciones. También, en acepción admitida por la Real Academia Española: “buena planta y gallardía del toro de lidia”. Para los veterinarios, se trata del conjunto de características exteriores (zootécnicas y morfológicas) que muestra la res: fenotipo. Genéticamente hablando, sería el genotipo.
Desde el punto de vista del aficionado, sería la impresión que le produce el aspecto general del toro, en cuanto a estampa, volumen (peso) y seriedad que, fundamentalmente, viene dada por la integridad y dimensión de sus defensas (pitones) y por la edad; produciendo respeto al que se “pone delante” y, por supuesto, en el público.
Es tan subjetivo el concepto de trapío, que el nuevo Reglamento Taurino de Andalucía lo ha cambiado por el de “prototipo racial del animal” en función del encaste de la ganadería. Y así ocurre, que puede ser, igualmente, aprobado un astado de origen Santa Coloma (cuyo tipo es más recortado y con menos “cara”) y otro de procedencia Conde de la Corte (grandón y con mucha arboladura). Preferimos – salvo mejor opinión en contrario -, al burel con buenas hechuras, armado y astifino; antes que al “galafate” destartalado y con terroríficas “velas”, que le cuesta humillar al embestir, impidiendo el lucimiento de los toreros. No hay que confundir – y es frecuente – tamaño, con cuajo y hondura.
Como, entre otras cosas, el trapío lo da la edad, el toro (se considera a partir de cuatro años cumplidos) ha de tener los rasgos propios de un animal adulto. Estos que señalamos, son algunos: la cabeza será corta y proporcionada; amplia la testuz, con pelo abundante y rizado (carifosco) en la cara y las astas con suficiente incurvación. El cuello robusto. Extensos y rectos, el dorso y los lomos. De gran capacidad torácica y musculatura desarrollada. Las extremidades fuertes, la cola larga (que le arrastre) y los testículos (si falta uno es motivo de desecho) descolgados. Psíquicamente, su mirada denota gravedad, con viveza en las reacciones y certero al derrotar.
A pesar de la complejidad del término, todos (profesionales y aficionados) se ponen de acuerdo cuando – por el portón de “los sustos” – sale un toro bravo bien encornado, de bonita lámina y con “trapío”, que es en suma: la seriedad que infunde respeto.

Fuente.- Salvador Santoro. Colaborador de Jaén para De Catafalco y Oro.