Por poner un poco de humor a lo sucedido en la Plaza de Toros de Inca diré: No creamos que la isla de Barataria, por el hecho de ser la dada por el tan ilustre Hidalgo, a Sancho, el desgobierno en ella imperaría sobre la razón. Porque como mandaba en sus referencias sobre Amadís, el más grande de las letras, Don Miguel de Cervantes, la razón de la sin razón para él, bien había de hacerse. Pues si hidalguía y genio habíalas en el andante caballero en las formas y en su contenido, no por ello habría de dejar de haberlas en el buen escudero. Menos o nada curtido en letras pero si muy dado a conceder razón cuando los méritos y la verdad fueren sus contenidos, para hacerlos dignos de ella.
Bien sabemos lo sucedido en Inca, con el empresario, matador de toros, ganadero y apoderado, Manolo Martín, que de otras aviesas circunstancias, a más de las citadas concurren en su persona, séase comportamientos en sus responsabilidades con la Plaza de Toros de Teruel o con Teruel respecto de su plaza de toros, por poner solo un ejemplo a tanto desmán empresarial. Saltó para dar muerte a un toro que al parecer no facilitó la labor de apuntillado desde el burladero, suponemos que con la venia presidencial, a lo que todos los reglamentos tan variopintos e indefinidos conceden autoridad para quién preside una plaza de toros. Lucióse en el trasteo y colocó una estocada suficiente y digna. Ovación y petición de oreja ¿Comicidad, humor, arte? Para todo hay que tenerlo.
Las conclusiones obtenidas por los que no estuvimos allí, es que cada cual, como en el patio de Monipodio, hace y deshace a su antojo. No hay cabestros, pues aquí estoy yo con mis componendas. El respeto a la Fiesta se ha perdido; y lo de Inca es fiel expresión de esta aseveración que hago, que no es ni mía ni gratuita, es sencillamente consecuencia, de no operar con la razón, cuando ésta ha de menester.
También el Hidalgo en un momento dado se hizo pastor, siendo gobernada Barataria por el sensato escudero. “Señor si os duele la cabeza, untaos las rodillas” esto, y así de simple es lo que sucede en la Fiesta y en su organización. Se pone remedio en lo sano. Lo corrupto y lo maledicente y mal pertrechado, es abundante por doquier; y no me venga con reveses que lo que no da la naturaleza, Salamanca...
Hijos de toreros, de alcurnia e hidalgos; habiendo sido la naturaleza abundante y generosa con ellos, han de ir a la universidad de la vida para no atropellar la “sin razón de la razón”.
Venga esa ínsula que yo pugnaré por ser tal gobernador. Seguro que Sancho habría de gobernarla con solo, el sentido común.