En el B.O.J.A. publicado el 13 de junio 2012, decreto 148/2012, de 5 de
junio), puede leerse que se establece la estructura orgánica de la Consejería
de Justicia e Interior, y en ella se confirma que las potestades
administrativas relacionadas con la preparación, organización y celebración de
los espectáculos taurinos y de las actividades relacionadas con los mismos, así
como el fomento y divulgación de la cultura taurina de Andalucía, el apoyo a la
actividad de las escuelas taurinas, y la realización de estudios y trabajos
orientados al conocimiento de la fiesta de los toros se encuadran dentro de la
Dirección General de Interior, Emergencias y Protección Civil. ¡Olé!
El titular en http://veterinariostaurinos.blogspot.com.es/ “Nuevo
responsable de asuntos taurinos en Andalucía”, me hace reflexionar para
opinar sobre este nombramiento, no en
sentido personal -ya que no tengo nada en contra de este señor, de José Antonio
Varela no tengo el gusto de conocer más allá de lo que ustedes mismos hayan
podido leer en el Blog mencionado, por cierto un buen currículum, es más si
como se dice es una persona considerada como un profesional prudente, abierto a
la colaboración y dialogante; puede que hasta incluso pueda traer aires nuevos
a la Fiesta Taurina en Andalucía- pero sí en el sentido en cuanto a la
Consejería que se ha escogido para dirigir los asuntos taurinos en Andalucía.
Estamos en Cultura o seguimos en Interior
Pregunto ¿Los Toros están en Cultura o siguen en Interior? ¿Por qué se
nombra un director en asuntos taurinos perteneciente al departamento de
Interior en lugar de hacerlo del departamento de Cultura? ¿No hay persona
preparada para ello en Cultura? ¿Es tan grave el mal interno de la Fiesta que
se aconseja nombrar a alguien de Interior para este menester?
Creo que va siendo hora de ir cambiando. Al igual que en cualquier otro
espectáculo el empresario es responsable de lo que presenta al espectador y, de
su triunfo o fracaso depende que su espectáculo continúe en cartelera; en los toros debería ser de igual forma. Jamás
comprenderé un espectáculo como los Toros, donde un empresario, siendo quien se
juega el dinero, sea el único que no tenga voz ni voto en el desarrollo del
mismo.
Pensemos con realismo…… ¿Para qué queremos Palcos presidenciales ocupados
tanto por aficionados como por componentes de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado que no cumplen ni obligan a cumplir el vigente Reglamento
Taurino? -no todos, verdad señores Juan Lamarca, Pedro A. Naranjo Fernández o
José Luís Fernández Torres por nombrar a tres de los grandes-.
Presidente.- A todas luces debiera ser un
aficionado de reconocido prestigio, pero de reconocido prestigio de verdad y,
además independiente, con la obligatoriedad de pasar anualmente un reciclaje en
cuanto a normativa y manera de proceder, pues ya sabemos que nunca se puede ir
con el reglamento en la mano.
Los componentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a cumplir
con sus obligaciones que no son pocas las encomendadas ¿Se imaginan que
la Policía tuviera que vigilar como se representa una obra de teatro o decidir
cuantas veces tiene que salir a saludar un cantante? ¿Se imaginan la
obligatoriedad de tener que saludar o brindar la 1ª función a alguna Autoridad
presente en la sala? La época medieval ya hace siglos que pasó, señores.
¿Para
esto un Palco Policial con Asesor y Veterinario? Con un buen
aficionado independiente en el Palco, esto se acababa.
Asesor Taurino.- Figura creada en 1917 y que en la
actualidad es inservible en un Palco ¿Para qué, un asesor en el Palco cuando el
reglamento le otorga un papel que pinta menos que “folla-tabiques en Madrid? Con
un buen aficionado de Presidente, sobra asesor, de hecho vemos en la actualidad
que es una figura decorativa en el Palco.
Veterinario.- Su función debiera ser al final des
espectáculo como más adelante explicaré, otro personaje que en la actualidad
sobra del Palco, otra figura decorativa.
En 1923 se institucionaliza la figura del Delegado de la Autoridad en
detrimento del alguacilillo que queda como una figura prácticamente simbólica; bueno,
simbólica, simbólica hasta cierto punto, porque a veces es utilizado como “lazarillo”
de algún que otro delegado de la Autoridad para llamar la atención a alguien,
bien por no moverse del sitio, bien porque le falte valor o razón para hacerlo
personalmente.
Delegados de la Autoridad ¿Para qué tanto delegado de la autoridad en el
callejón -al fin y al cabo realizando tareas de mero escribiente del hasta hace
unos meses Jefe de Juegos y Espectáculos de la provincia, en lugar de ser como
debiera, "notario público" del aficionado - cuando cualquier
funcionario de Cultura haría este trabajo asesorado, eso sí; por un aficionado
de prestigio?
He visto ocasiones que algún que otro delegado de la Autoridad ha
intervenido en el callejón para invitar a salir del callejón a Matadores de
Toros que en su vida profesional se han jugado las femorales como “perros” en
el ruedo frente a TOROS de verdad, esto además de vergonzoso, personalmente me
indigna y mucho, por considerarlo entre otras cosas falta de conocimiento y
afición ¡Pongan ustedes las Actas de Reconocimiento de los toros a lidiar en el
lugar que le obliga el reglamento! ¡Obliguen a que el sorteo de las reses sea
público como ordena el reglamento y no solo para unos pocos, entre ellos
personas muy ligadas a ustedes! ¿Quieren fotos?
Con un departamento provincial dentro de la nueva Consejería encargada de
confeccionar una relación de medios de comunicación debidamente identificados y
contrastados por su director de medios y autorizar a los mismos, así como a
cuantas personas de la relación que de parte de la empresa se enviara al mismo departamento
y deban permanecer en el mismo por estar vinculados en el desarrollo del
espectáculo, el control sería mucho más exhaustivo y se quitarían muchos hijos,
esposas, amiguetes y otros individuos de los callejones con solo poner una
persona en cada acceso al mismo, ya que no sería lo mismo la identificación y
motivos solicitándolo al departamento de Cultura, que al “amiguete de turno”,
en este caso, un delegado cualquiera, en su día ya escribí un post titulado “Ponga un Delegado de la Autoridad en su
vida”.
Algunos aseguran que ciertos
callejones son poco menos que una verbena. Les torean los apoderados, que
saltan de su burladero correspondiente a las primeras de cambio; los
periodistas, que campan a sus anchas con la cámara o la alcachofa; las
cuadrillas; los invitados de la empresa…….. Todo Dios. Pero el día que un toro
salta al callejón, son ellos quienes se llevan “la tostá”. No quiero dudar de
las palabras de estos delegados, pero sí diré que los profesionales estén donde
estén, es su lugar de trabajo y en caso de accidente están totalmente
asegurados. Otra cosa es el resto de gente en los callejones, entre ellos
bastantes “amiguetes” de ellos mismos, esa es otra historia.
Sobre lo escrito en este párrafo les doy la razón, aquí dos ejemplos palpables.
Las imágenes hablan por sí mismas
Se ríen al pensar que si ahora les toman por el pito del sereno ¿qué
pasaría si su función la cumpliera un miembro del Ministerio de Cultura? Que
todo el monte sería orégano. Barra libre.
Dicen tener anécdotas para escribir una enciclopedia… Porque ser Delegado
Gubernativo en el país de la picaresca, da para mucho. Y yo digo que tanto que
da para mucho, para muchísimo, si yo escribiera conseguiría un best-seller,
pero lo dejaremos aquí porque dejaría a algunos con el “culo al aire” y con la
"barra libre" incluso abierta.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tienen bien definidas sus
funciones, no es que en los toros ocurran grandes desórdenes públicos -esto no
es el futbol- pero a veces bien harían falta un par de componentes por
vomitorio, solo sea para meter en cintura a esos voceros que no saben más que
insultar a los toreros si no hacen la faena borregil, sin calibrar al toro que
tienen delante.
Una vez terminada la corrida es cuando tanto veterinario -hablo de un
veterinario independiente e íntegro-funcionario del departamento de Cultura,
así como un funcionario judicial, serían quienes levantaran acta de cuantas
reses se presuma manipulación para con la obligada extracción de sangre, orina
y vísceras sean enviadas a un laboratorio del mismo modo que los veterinarios,
independientes e íntegros.
Recibidos los resultados, las sanciones deberían ser fuertes. Por cada toro
manipulado en cualquier concepto; astas, sangre, orina y vísceras:
Empresario.- Devolución al público de la parte
proporcional de entrada, sanción económica y un año sin poder montar festejos
taurinos cuando sea la 1ª vez, doble sanción la 2ª vez y así sucesivamente.
Torero.- Devolución de la parte proporcional
de sus honorarios, sanción económica y un año sin poder actuar en festejo
taurino alguno cuando sea la 1ª vez, doble sanción la 2ª vez y así
sucesivamente.
Ganadero.- Devolución de la parte proporcional
de la venta de los toros y un año sin
lidiar en territorio nacional de cualquiera de los hierros que posea, cuando
sea la 1ª vez, dos años la 2ª y así sucesivamente.
La pecunia recaudada bajo actuación judicial se destinaría al fomento de la
Fiesta de los Toros en cualquiera de sus vertientes, escuelas taurinas, eventos
proyectados al fomento de la Fiesta u otros.
De esta forma desaparecerían palcos policiales, reverencias medievales a
los mismos, veedores, manipuladores, monopolios y otras hierbas. El ganadero
mandaría en lo suyo -ese es el ganado que hay-, se harían los carteles con el
principal protagonista, el toro; y después que se apunten los toreros que
quieran torear.
El empresario mandaría en su espectáculo y al final, quien verdaderamente
debiera, observaría con rigor lo preceptuado por reglamento y actuaría en
consecuencia.
No me tomen por ingenuo, como decía el Dr. Luís Miravitlles en un programa
científico de los años 60, "Soñar es necesario".
Dedicado a un buen aficionado de Ubeda, él sabe quien es, un saludo amigo.