Se le fue
"vivo". Es, de los Adolfos, el qué abrió plaza la tarde del domingo
en las Ventas: Tuvo unas veinte embestidas como ésta, sin contar las que le
despedició Ferrera con el tanteo; se podía haber "quedao" en los
tobillos, pero fiel a su condición -sin motor para más- las entregó por abajo
cuando le ponía la "pitraca" de los adentros de la muleta para no
aguantarlo, y después sacarlo por arriba con el palillo mirando al cielo, ajustándose a la teoría de que los
Saltillos al final del muletazo echan la cara a las nubes.
Mentira
"podría"; y si le hubiera entrado a matar a partir de la veintiuna
-pedía la muerte y eso no es pararse- y si le mete la espada, hubiera cortado
una oreja qué, no se la hubiera protestado nadie. He dicho nadie.
Fuente y Foto.- José Olid. Colaborador de la Costa de Granada para De Catafalco y Oro.