sábado, 10 de mayo de 2014

TRAS LA BUSQUEDA DE LA HEROICIDAD



El héroe como definición, es aquella persona admirada por haber realizado una hazaña excepcional, especialmente si esta requiere un extraordinario valor.

Pero ser héroe implica deber, compromiso, asumir unas obligaciones con responsabilidad y juicio que van más allá del innegable mérito de ponerse delante de una animal de 45 arrobas; lo hacen los corredores en las calles de la cuenca mediterránea con los "bous" o en los múltiples encierros de otros puntos de la geografía española. Tampoco merece el calificativo el faquir circense tragacuchillos, escupefuego incendiario o el equilibrista aún sin arnés a metros de la consistente carpa.



Héroes son aquellos que, lejos de temer las balas enemigas, se colocan en la vanguardia del batallón, sirven de espejo para los que vienen detrás, nacen, viven y mueren tras la conspicua vocación de saberse Torero, aunando valor y tragedia como una dualidad indisoluble. Con las manos manchadas de sangre y no desde las palabras vacías de un oráculo interesado en la búsqueda de mitos para vender historias de ocasión y ganga.
La heroicidad en el toreo implica vencer a la fiera en valerosa lucha y tras verlo a sus pies, atribuirse en medio de su, nuestro entusiasmo, nada menos que la gloria del arte que profesa.

Escucho y paladeo, insaciable, vidas de toreros legendarios, de aquellos que formaban parte de la cultura de nuestro país, instruidos ilustrados, oradores curtidos en la gesta y la reverencia al dios Toro.
En su lugar, la efigie del villano como entidad aceptada, confesa y protegida se propaga de plaza en plaza y de feria en feria. Ahí, Sevilla, haciendo aguas con o sin figuras. El Tercio de varas noqueado, agoniza moribundo. Corridas deshechas, devueltas, en corrales "bailaores" al son del tintineo de traidores y vulgares espadas.

Nuestra apuesta por el toro nos acarrea en muchos casos al desespero a causa de demasiados desleales emparejamientos. La perspectiva de Madrid y su largo ciclo Isidril, lejos de incitar las esperanzas, sirve de estímulo a la curiosidad amparada quizás, en aquella tarde donde unos héroes lo fueron aunque no vistiesen de seda y oro. Y es que, mis queridos amigos, a veces, los héroes no necesitan adornos deslumbrantes.


Lamentablemente y si  la vida cotidiana, esta puta crisis inventada o mantener tanto aprovechado en "el machito", nos convierte en héroes de lo diario, aclárenme: ¿Dónde reside pues, la diferencia?...
Fuente.- Gloria Cantero. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y Oro.
 

1ª DE SAN ISIDRO. BUEYADA DE VALDEFRESNO