Sentirse emocionado
hasta las lágrimas cuando se tiene la suerte de haber encontrado esa perla
negra que es Arte, Sabiduría y Valor; respeto, fidelidad y buenas formas, y
entonces, sólo cabe la entrega más irracional a esta vieja tradición ibérica.
La actual tauromaquia
carece de verdaderos protagonistas, figuras por las que ser "devoti",
por las que vincularse y tomar partido, conmoverse e inquietarse. Si acaso,
leves instantes quedan en el recuerdo del aficionado, y siempre vinculados a la
presencia del Toro íntegro, bravo, más allá de purezas cosanguíneas, con
transmisión y capacidad de emocionar.
Nos declaramos con capacidad de proteger, en un ambiente
pacífico, que no silente, el rito ancestral, sin saldos, donde el animal
sagrado se haga presente desde su arranque y al hombre capaz con inteligencia y
donaire del dominio, la solvencia, el genio que nos erice la piel, poco importa
el color del bordado...
No busquen en nosotros persecuciones enrevesadas, pero si lo
profundo en vez de lo vistoso, lo macizo en vez del detalle, el poder en vez
del cuidar, el dominio en vez de la media altura. La calidad en vez del oficio,
el espectáculo en vez del negocio.
Y, siempre, lo intenso en lugar de lo extenso.
Renegamos de la desidia, de la apatía y buscamos incansables
ese leve instante que nos quite el polvo de la mirada triste y corte la mala
hierba del tedio, y así sentir que el corazón late de nuevo, sangre caliente.
Fuente.- Gloria Cantera. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y oro.