domingo, 19 de marzo de 2017

EL TOREO TIENE UN DUENDE EN UTRERA. DANIEL ARAUJO

El novillero Daniel Araujo intensifica en estos días su preparación de cara a la presente temporada. El torero de Utrera ha sumado en el día de hoy un nuevo compromiso en el campo bravo, como viene haciendo desde que finalizaron las pasadas fiestas navideñas.
 
En estos dias ha participado en un tentadero en la ganadería sevillana ubicada en el término municipal de Gerena del Excmo. Sr. Marqués de Albaserrada. En el mismo ha tenido ocasión de expresar su personalidad torera ante una encastada “albaserrada” cuyas embestidas exigieron firmeza y entrega en el torero.
Araujo se encuentra muy ilusionado ante la temporada que acaba de comenzar en la que debe seguir escalando posiciones después de su debut con picadores acaecido en el mes de septiembre del pasado año.
Tuve la ocasión de poder ver a Daniel Araujo en la Feria de Pegalajar (Jaén) en el año 2015. Pegalajar es una Plaza de Toros donde se exige el Toro con cuajo, el Toro con trapío, una de los cosos jienenses donde el aficionado al Toro de verdad disfruta con la presentación de su festejos taurinos.
La tarde de Pegalajar fue una de las tardes donde además del Toro pude disfrutar de un toreo que lejos de la vulgaridad, vi la verdad, la fineza, el sentimiento de un chaval que demostró firmeza ante unos novillos que aún sin ser picados tuvieron un trapío extraordinario con los que había que estar templado y sabiendo hacer bien las cosas, algo que Daniel Araujo demostró ante toda la afición allí presente.






Con anterioridad tuve la ocasión de presenciar una tarde de tentadero en la Finca Cerropelado de D. Iñigo Garzón. Aquella tarde como humilde aficionado pude apreciar a un torero que tenía algo especial, la suavidad en el manejo de la franela de este torero de Utrera me cautivó, me llegó, me llenó de satisfacción y eso es algo que queda grabado para siempre en un aficionado, su forma de estar frente las becerras, su forma de templar las de ya por sí templadas embestidas de las reses de D. Iñigo Garzón me hicieron atisbar que en Daniel había un torero.
Han pasados dos años desde aquella tarde y me encuentro a un torero ya haciendo el paseíllo con picadores, mucho más cuajado, mucho más hecho, más mentalizado, con una fuerza que trasmite y llega muy adentro a quien le ve torear.
Por lógica hablamos de la tarde de tentadero en casa de Garzón y al torero sevillano le cambia el semblante al recordar la templanza en las embestidas de las reses procedentes de Núñez del Cuvillo que se crían a escasos kilómetros de Linares y Guarromán, al hablar, vuelve a revivir aquella tarde con una satisfacción extraordinaria y deseoso de que algún día vuelva a ser invitado por el señor ganadero y disfrutar de la dulzura y la templanza de las reses que cría en estos campos tan toreros que son las dehesas de Jaén.






Personalmente como aficionado en verdad he de decir que del mismo modo me gustaría ver a este torero con ese corte de escuela sevillana, de toreo del bueno, de mano baja, de un temple en sus muñecas y de un toreo campero que tanto gusta al buen aficionado.
¡Suerte torero! mucha suerte y que pronto nos volvamos a ver para volver a disfrutar desde el tendido de ese toreo que tan adentro llega cuando es interpretado por toreros que poseen ese duende tan especial que solo los privilegiados llevan en su sangre torera.