Por fin llegó el día, ese día tan
ansiado por todo aquel chiquillo hecho hombre que quiere ser torero. Pepe
Viedma traspasa las fronteras de la provincia de Jaén y hace su presentación en
tierras malagueñas.
Pepe Viedma es un torero que convence y
hace atisbar esperanzas en muchos aficionados que comentan “ese chaval tiene un
toreo de verdad”, Tanto es así que su
antiguo profesor, el propio torero Joselito Rus declaró en cierta ocasión
haberle dejado sorprendido tras una de sus actuaciones y volvió a anunciarlo en
la misma plaza, donde realmente se debieran ganar los contratos desde que se
empieza como es el caso.
Llega una tarde que con toda seguridad,
muchas cosas le dirá a sus oponentes, todas en voz baja, en un idioma que solo
el torero es capaz de oír e interpretar cuando está delante del toro. Ahora la
suerte está echada, ha comenzado el camino, ese camino tan de espinos llenos, difícil de recorrer y tan
de verdad, aquí nada es previsible, nada está predispuesto, en este escenario
teatral que es el albero de una plaza de toros, el artista no lleva escrito ni
ha estudiado previamente ningún guión ¡ahí radica la grandeza del toreo!
Ahora pasado un tiempo podemos empezar a hablar, decir que ha valido la
pena todo el esfuerzo realizado, esas tardes de campo donde no siempre se tuvo
la oportunidad de plasmar lo que se desea, volviendo alguna de ellas contrariado
en el camino de regreso, aunque la parte positiva de todo esto haya sido que a
pesar de los inconvenientes para lograr alguna de esas tardes la faena deseada
delante de una becerra, la ilusión y el esfuerzo nunca fallaron, algo
fundamental en este difícil arte de torear.
¡Suerte torero! Vas a presentarte fuera de tu tierra, fuera de tu ámbito
conocido, vas a conquistar nuevas tierras y estarás predispuesto a que los
conocedores de esta Disciplina Artística y Cultural que es el toreo -no me gusta
llamarle oficio- te vean y valoren tu esfuerzo diario, tu entrenamiento diario
y tu capacidad para estar delante de los novillos.