lunes, 5 de abril de 2010

A Pepe Tobaruela. Un Aficionado, un Torero



Hoy debería ser uno de esos días alegres y claros de primavera, la temporada taurina apenas acaba de romper y esto para cualquier aficionado es motivo suficiente para estar contento y con esperanza. Sin embargo dentro de mí es una de esas tardes tristes y grises de invierno, el recuerdo del amigo no cesa y por eso tenga uno de esos días en los que a la mente le resulta difícil conciliar ideas.
Este pequeño homenaje es una obligación que debo hacer público, no por él, pues sin lugar a dudas quien lo ha conocido sabe que sobran palabras de reconocimiento y honores para quien en la vida ha demostrado ser persona de bien como lo fue Pepe, pero si por lo que su pérdida ha dejado de huella tanto en mí como a quienes le conocían.
Amigos de verdad hay pocos, no son tantos como muchas veces creemos. Pepe acudía cuando era convocado para los buenos momentos, reuniones, tertulias, fiestas en el campo, etc., etc., como pueda hacer cualquier amigo al uso; pero algo lo diferenciaba para que yo piense de esta manera, y es que del mismo modo acudía sin nadie llamarle en los malos momentos y esa es la diferencia entre un amigo y un buen amigo. Por eso; cuando tenemos problemas en la vida, momentos en los que nos encontramos solos, bajos de moral y te falta esta clase de amigo te llegas a sentir huérfano y, aunque rememores el recuerdo afectuoso de esos momentos compartidos con quien te aconsejaba, duele recordarlo y, duele porque en el fondo sabes que nunca más vas a volver a tenerlo.
Así el pasado 26 de marzo Viernes de Dolores, tras una grave enfermedad a la edad de 58 años, en esta feria que es la vida, le tocó un mal toro en el lote, un toro negro, basto de cabos y de feo trapío, un toro inlidiable al que no pudo ganar la batalla. Sus amigos acongojados y llenos de dolor dimos el último adiós y acompañamos en su último paseíllo al gran aficionado José Tobaruela García.
Asistente y contertulio anual de las Tertulias Taurinas “Tercio de Varas de Linares” así como de las Peñas de Enrique Ponce y José Fuentes.
Pepe destilaba bondad en su gran hombría de bien, persona que desinteresadamente ayudaba a chavales en su inicios, acompañándoles a cuantos tentaderos era invitado dentro del extenso campo bravo jienense donde gozaba de gran amistad con ganaderos y mayorales. Del mismo modo organizaba viajes, rifas y venta de entradas entre sus amigos y conocidos, todo en beneficio de estos chavales cuando le surgía la oportunidad de actuar en alguna novillada para que no les costara nada torear.
A nadie nos gusta que se nos marche un familiar, un amigo, en definitiva un ser querido; pero como creyente si Dios así lo decide, hemos de quedarnos con los buenos momentos que hemos pasado junto a ellos. Con Pepe viví muchos de esos momentos con una fuerza e intensidad inexplicables.
No es menos cierto que el valor de las personas no está en el tiempo que duran en esta vida sino en la fuerza, en el vigor y en la humildad con que han vivido, en los recuerdos que nos dejan a los amigos. Por este motivo existen momentos imperecederos, misteriosos y personas inconmensurables; Pepe Tobaruela ha sido una de ellas. Por esto y, porque pienso que de la mejor manera que el ser humano desea ser recordado es por sus buenas aportaciones y Pepe las ha tenido, vaya para él este modesto homenaje.
¡En cuantas aspectos deberíamos parecernos al Toro bravo!. Esta fue la respuesta que dio mi buen amigo Pepe cuando en una de tantas conversaciones taurinas que teníamos le comenté lo que había declarado el maestro Esplá al respecto del mismo, “Al Toro hay que quererlo y respetarlo, aunque solo sea por el hecho de ser el único animal que muere con arrogancia, que no espera asustado la muerte". Con estas palabras queda sobradamente demostrado la clase de persona y aficionado que era D. José Tobaruela García.
El amigo Pepe Tobaruela era amante del buen toreo. Uno de sus regalos personales fue un Dvd del maestro José Fuentes, toda una reliquia para el aficionado. Entre otros buenos toreros sobresalía su pasión por Curro Díaz y José Tomás.
Hace algún tiempo escribí sobre los románticos del toreo, él era uno de ellos. Pepe se sentía y vivía en torero, porque no lo olvidemos, hay muchas formas de hacerse torero, pero muy pocas las de ser y sentirse torero.
No solo tuvo una disposición permanente a hacer el bien en su vida diaria, sino que como he comentado con anterioridad, taurinamente ayudaba a cuantos chavales se le cruzaban en el camino con interés de probar a ser toreros llevándoles a cuantos tentaderos le fue posible -y estos fueron muchos- tener las puertas abiertas en tantas casas ganaderas como Pepe tenía es un privilegio que cualquier aficionado sabe lo dificilísimo que es conseguirlo; pero tu trato amable, generoso y firme así lo hacía posible. Y es que las buenas personas se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo reflejada en una cálida sonrisa –como la suya- y que compartía con todo aquel que estábamos a su lado.
Indudablemente esto “huele” a otros tiempos, ese romanticismo de la Fiesta que tantas veces referíamos ha pasado de moda, son tan pocos los que como el amigo Pepe Tobaruela nos podemos encontrar, que puedo proclamar sin temor a equivocarme, que se ha ido un romántico del toreo.
Amigo Pepe, sí hay algo que voy a seguir haciendo ahora más que nunca y que tú tanto amabas, es torear, torear y vivir lo que es el campo. Y lo voy a hacer gracias al legado que tanto tú como tu querida esposa Cati me habéis hecho llegar, el más valioso que voy a recibir en la vida. Ese campo donde tantas tardes compartimos capa y tertulia tras un tentadero o herradero junto a toreros, ganaderos y mayorales que ya sin ti puedes estar seguro no serán lo mismo. Por otro lado me has dejado a tus amigos, esos amigos que dejaste y que al darme a conocer siguen avisándome para acudir a las citas camperas, y todo gracias a ti. Todos han sentido tu ausencia, ¡como te ha llorado el novillero Manuel Bautista! y eso solo lo consigue un hombre el cual ha demostrado tener grandes valores, los mismos que ahora debo mantener en tu nombre, aunque amigo, siendo esta difícil papeleta, puedes estar seguro no te defraudaré.
Amigo Pepe, en Viernes de Dolores te fuiste y hoy Domingo de Resurrección seguro ya te encuentras ante el Altísimo, el mejor de los Presidentes de ese Palco de Honor que tiene junto a Él a las más gloriosas figuras del toreo; he ahí el misterio.
Va por ti amigo, mi modesto homenaje para “UN TORERO”.
Desde esta página reciba un merecido recuerdo José Tobaruela. Descansa en Paz, amigo.
Fotos.- J.J. Tobaruela y J. Cisneros