sábado, 12 de marzo de 2016

EL SANEAMIENTO EN LAS RESES DE LIDIA


Dentro de la diversidad de tareas que podemos ver en el campo bravo está la dedicada al saneamiento de las reses de una ganadería. Hoy hemos estado presentes en una jornada dedicada a este importante menester en la Finca Cerro Pelado para que las reses de lidia puedan encontrarse completamente controladas sanitariamente. Esta es una faena obligada en todas las ganaderías de bravo que dependiendo de la zona donde esté ubicada, varía de una a dos veces al año.
Es temprano, un día completamente despejado y con una temperatura primavera por lo que se encomienda al “cocinero de servicio” elija el sitio idóneo y prepare la leña necesaria para que a la hora señalada esté preparada la suculenta comida campera.
Nuevamente el contacto con el Toro de Lidia en plena naturaleza nos invade los sentidos. Toros, vacas de vientre con sus espectaculares encornaduras, becerras y sobre todo los preciosos becerritos con sus pequeños trotecillos y ese mirar serio, altanero y gallardo a pesar de su corta edad, no hay lugar a dudas que te está diciendo que él es un Toro Bravo y es quien manda allí.
La jornada empieza con esa frase tan conocida entre los aficionados a los toros escuchada de los profesionales cuando dicen que en esto del toro hay que hacerlo todo muy despacio y sin prisas ¡qué gran verdad! la habilidad y despaciosidad del mayoral ayudado por esos sus mejores aliados que son los “cabestros”, condujeron a las reses sin el menor tipo de problema a los corrales. Una vez allí, los expertos ayudantes en silencio y pendientes a la voz del mayoral van abriendo y cerrando puertas hasta conducir las reses convenidas a cada corral.
Una vez las reses han sido conducidas y dispuestas en los distintos corrales de embarque son guiadas en número necesario para ocupar la “manga” donde con sumo cuidado para no alterarlas y puedan sufrir algún tipo de stress, intervienen en las cercanías solamente el personal necesario con una celeridad asombrosa. Lo primero que hace el veterinario es rasurar una zona donde le practica la prueba de la tuberculina consistente en medir con un “calibre especial” el grosor de la piel para acto seguido inyectarle un líquido que pasadas 72 horas advertirá del resultado de la tuberculina si la zona de piel que fue inyectada anteriormente sufre algún tipo de inflamación superior a los dos centímetros, por lo que en este caso habría que tomar las medidas legales oportunas.
La tuberculosis prosigue, es algo muy complicado con lo que tiene que luchar el ganadero ya que no depende de un problema en sí de la propia ganadería sino que lo es de lo que pueda haber dentro o llegar de fuera. Dentro como puedan ser gatos, perros o incluso palomas y fuera como es el caso de ciervos, venados, jabalíes, cerdos, zorros, liebres y otros animales que puedan existir en la zona donde se encuentre la finca ganadera, algo realmente complicado y peligroso a la vez. Por tal motivo, las reses se vacunan para evitar la lengua azul con un Serotipo 1 y 4; también se le pone una dosis de Enterotoxemia, que evita problemas del aparato digestivo por algún cambio de alimentación y Pasterelosis, con la cual evita problemas de pulmón y vías respiratorias.
Dentro del mismo proceso se realiza una extracción de sangre para determinar la existencia de brucelosis. Se le extrae de la parte inferior del rabo que pega a lo que conocemos como “penca” por el método de extracción automático similar a la analítica de una persona. Esta operación es supervisada con minuciosidad por el veterinario, ya que estos tubos van identificados con el mismo número del crotal que lleva cada res para una vez analizada pueda identificarse sin ningún tipo de error con la res correspondiente. 
Es perfectamente comprensible que los ganaderos tienen que asumir una serie de riesgos que en ocasiones puedan producirle un daño irreparable como de hecho ha ocurrido, ya que de producirse algún resultado positivo en las pruebas de saneamiento habría que sacrificar las reses y no es de extrañar que de ocurrir esto es una rama importante dentro de las distintas familias que componen cada ganadería, pueda afectar y perderse alguna línea de interés para el ganadero. Con esto quiero hacer ver al aficionado menos avezado, que la problemática ganadera -aunque esté claro que la parte económica dados los costes que el saneamiento pueda tener, la asume el ganadero- afecta del mismo modo al aficionado, ya que llegado este punto, se pierde la posibilidad de ver lidiar esos excelentes toros que una línea familiar posee, siendo difícil o imposible poder volver a recuperar para delicia y satisfacción tanto del ganadero como del aficionado.
Una vez son saneadas las reses, estas vuelven a su hábitat natural hasta que el tiempo marcado por la legislación sanitaria les obligue a supervisar la prueba efectuada y posteriormente repetir el ciclo.
Relajados tras la dura jornada al calor de la chimenea de la que dispone la cocina de la acogedora casa del mayoral, dimos por acabada la jornada degustando una espléndida caldereta de cordero -ese guiso que sabe de forma distinta hecho al amor de una moderada lumbre- para tomar fuerzas y proseguir con la delicada tarea de la jornada.  
Tarde de tertulia al calor inconfundible de la leña de encina esperando la noche para degustar unas chacinas a la brasa regadas con buen caldo y aderezada de las sabias palabras, anécdotas y vivencias de estos hombres de campo que son los mayorales, hacen desear al aficionado que el momento no tenga fin. Es tarde y nos vamos, pero marchamos con la alegría de que a los tres días volveremos a estar nuevamente en contacto con la naturaleza y ese animal tan querido que es el Toro Bravo.

 Las reses esperan ser dirigidas a la manga de saneamiento

 Los pequeños becerritos no pierden de vista a sus madres


 La prueba de la Brucelosis

 Reses preparadas en la manga de saneamiento

 Vacunando

 Tomás el veterinario en plena faena

 Tomás haciendo una extracción






 Vamos con esa caldereta de cordero

 Nadie habla, buen sintoma

 En el café y copa


Foto familia de los currantes