Por circunstancias ya conocidas se me había quedado este apartado solapado, aunque no olvidado, por lo que daré una pequeña visión sobre algunos de los aspectos más destacados.
Quiero premiar con los máximos trofeos a la
Empresa Delgado & Moya. Las “dos orejas” por el resultado de una Feria
donde el buen aficionado ha podido disfrutar de cosas muy interesantes.
Una Corrida de Toros de las de verdad. Una
corrida de un hierro de prestigio y
unos toros que dieron la plena dimensión de lo que es este hierro, con poquita
cara, bien es verdad, pero un contenido variado en su comportamiento, dos toros
sensacionales, tres que tuvieron su “guasa” incluido un manso y uno que no
había por dónde meterle mano dado su comportamiento parado y “buscador de
tobillos”, pero sin duda una corrida de toros de Victorino Martín.
De la novillada que decir, evidentemente eran
novillos, pero tuvieron más cara que los toros de Victorino y una presentación
nada desdeñada, además de exigir a los novilleros que, con toda justicia hay
que decir que quienes más toreados estaban fueron precisamente quienes menos
estuvieron a la altura de las circunstancias, a pesar de todo, una novillada
interesante.
El premio del “rabo” se le concede por haber
tenido el valor de dar una de las ferias de final de temporada, que aun
viniendo marcada por unos sucesos nada gratificantes ni alentadores para el
aficionado, han sabido echar la moneda al aire.
Moneda solo y exclusivamente de
su propiedad, ya que como todos sabemos este año no han contado con un solo céntimo
de subvención de parte municipal, aunque eso sí, obligaciones y duras las
impusieron, tres festejos mayores con los tiempos que corren, en mi opinión supone
ponerle la “soga al cuello” a cualquier empresario taurino; y estos, apostaron
todo por su pueblo, algo que les honra y como tal deben ser premiados, por eso
desde estas líneas como he dicho, dos orejas y rabo para Paco Delgado y Alfonso
Moya. Enhorabuena.