Aquí les dejo la extraordinaria aportación de José Olid Planet. Literato, tertuliano, conferenciante, periodista, escritor; y por encima de todo un extraordinario aficionado y gran AMIGO. Gracias Pepe, por enviarme el encargo solicitado como inicio de la Real Feria de Linares y dar con tu aportación sabiduría al aficionado y una gran categoría a este Blog. Gracias amigo.
Mañana Día de San Agustín
Comienza la Feria de Linares
El Arte lo transfigura
Digo desde el Respeto:
La necesidad de crear un mito para seguir vendiéndolo se impuso a
todas las corrientes de una España falta de ídolos y referencias sociales. El
respeto a Manuel Laureano Rodríguez Sánchez Manolete pervivirá desde todos los
públicos, profesionales, artistas, políticos e intelectuales a través de los
tiempos, pese al mal uso dado por el oportunismo, tanto literario como
periodístico e incluso político, éste el más vil.
Manolete. Media de frente
Un hito social. Pronto, las figuras del Toreo, que de siempre habían
sido referencias sociales, dejarían de serlo. Hoy Manuel Rodríguez Sánchez
“Manolete” y después de seis décadas y media, continúa siéndolo. La Medalla de
la Beneficencia, qué le fuere impuesta por el Marqués de la Valdavia al paso de
la comitiva de su entierro por Tendillas, me obliga a una pregunta ¿Cuántas
de Bellas Artes hubiesen tenido cabida en su categoría y dimensión?
Recuerdo
textualmente palabras de Don Francisco Auladell, mi catedrático por excelencia
de Literatura -los he tenido buenos- quién definía El Arte como “toda aquella
expresión capaz de dar sensación de estética emocionando”. El Toreo, y sobre
todo el de Manolete, bien que produce, incluso desde el recuerdo, esa condición
con largueza suficiente como para llamarle Arte sin la más ligera de las dudas.
AYUDADO. Pero de Manolete
Marcando una época en el Toreo lo revoluciona y encumbra. Aún no
había evolucionado el Toro suficientemente, y construyó la base de su faena con
el Toro de su tiempo, proveniente de camadas abiertas durante una guerra, que
si bien diezmó la fe de los hombres que la padecieron, a la vez que el número
de cabezas en las ganaderías, asentó la casta del Toro bravo para unos lustros
más. No crean que el Toro de Manolete, pese a criterios de la oficialía de los
dineros, por tener menos arrobas era menos Toro. Manolete llegó antes que su
Toro.
Con él los cánones aparentemente se tambalean, pasando a cobrar
seguidamente mayor rigor en el Toreo; toda vez que ejecutando en ese
inexplicable espacio, aquí y ahora, con esa su proximidad entra en una
dimensión en la que a partir de la referencia manoletista, deja definida la
forma en que ha de expresarse la nueva concepción. Para, templa y manda, se
está y obliga; templa, acompaña y exige, arriesgando en el ajuste de las
distancias, para mandar sin lugar para la enmienda, demostrándole al Toro quién
es el amo de los terrenos. Gratuitamente se ha dicho que con Manolete no había
terrenos. Sí que los había, pero se los ganaba a todos los toros.
Un hombre
He escrito “acompaña”, haciéndolo de forma muy especial en su
toreo de capote y en la suerte de matar en la que aporta el temple -nadie lo
había hecho- con ese recrearse en la suerte, interpretado como carácter
principal en la definición de su Tauromaquia. Perfil y a pies juntos, casi
siempre sí, pero dentro de la suerte, estando tan dentro de ella que no
necesita echar la pierna -esto para los confusos- pues ya no cabe más entrega.
Ha definido las distancias en las que a partir de ese momento debe construirse
la faena.
Manolete se adelantó con su toreo al Toro que exigía. Jugó fuerte,
muy fuerte. Sin Camará y sin su muerte, con su Toreo que había quedado
suficientemente expreso, se hubiera conocido el Toro de su exigencia en la
Fiesta y que aún no hemos sabido ofrecerle, dado que el factor economía que
priva entre los que presumen de toros artistas, lo ha impedido.
Situémonos por unos instantes, imágenes virtuales fuera de la
retina en ese laboratorio de creatividad que es la mente humana, ante un
Manolete y frente a él cualquiera de los Saltillos amejorados actuales, por
poner un ejemplo sin dejar de reconocer que en el campo bravo hay cosas tan
buenas como éstas y, tan dignas de mención.
¡Qué cotas de emociones continuadas! ¿Se lo imaginan también?
Mientras escribo vuelan mis percepciones. Me siento perdido en el “hábitat” de
mi imaginación. Las cadencias de sus faenas, sus contrastes, esas repetidas
embestidas del Toro al que se ofrece, dominadas por su profundidad y entrega;
todo posiblemente incomparable. Me siento como transportado por los ritmos
orgánicos del Universo, cuyas convergencias e intersecciones nos replantearían
la relación entre elementos y riesgo, público y arte, autor y obra, tragedia y
gloria.
La propuesta manoletista va del drama a la tragedia. El drama
siempre presente indujo a la tragedia y con ella a eso del “mito” que se dice
de él -no lo comparto-, porque Manolete es tangible, es real, es un hombre. Ese
drama que pretendiendo recrearlo surge y resurge, aparece y desaparece, época
tras época, generación tras generación. Sucede siempre, retorna al mismo lugar,
el mismo punto de partida, Manolete y su Verdad.
Manolete punto de partida me inspira como así mismo a tantas
plumas ilustres, cineastas, intelectuales y a sus fieles detractores que con su
absurda controversia tanto lo negarían para finalmente asumirlo en toda su
dimensión; algunos lo conseguirían plasmar, otros no tanto y los más no
alcanzaban la dimensión que tan generosamente proporciona el personaje. Es por
ello que muchos, buscando vender su memoria, lo enclaustraron como “mito” en un
altar de irreverencias, cuando a él, a Don Manuel Rodríguez solo le cabe en la
Gloria. ¡Gloria a Manolete!