viernes, 25 de enero de 2013

El sistema está podrido

JOSÉ ANTONIO CAMPUZANO - APODERADO DE ALBERTO AGUILAR

"El sistema está podrido por el compadreo existente"

"Si hubiese verdad en los empresarios pondrían al que triunfa"
 

Triunfó en Castellón el pasado año y dio la cara en Valencia, donde los puso su entonces apoderado, Simón Casas. Alberto Aguilar se ha curtido a sangre y fuego y sabe lo que es lidiar con la injusticia de no verse en los carteles tras los triunfos. Le acaba de ocurrir de nuevo. Su actual mentor, José Antonio Campuzano, ha estallado ante tanto "compadreo" por parte de los empresarios y ha decidido alzar la voz para acabar con "la falta de verdad por parte de las empresas. Si la hubiese, estarían anunciados los toreros que triunfan".

Sin embargo, este no es un problema únicamente de Alberto Aguilar. El sistema en que se basa actualmente el toreo brinda su respaldo a los empresarios-apoderados-ganaderos para que todos los carteles deban pasar por sus manos. Yo te pongo en mis plazas y tú me pones a mí en las tuyas. Y los puestos que quedan, si hay alguno, los rellenamos con los baratos, que no van a protestar porque los utilicemos. Al fin y al cabo, lo que quieren es torear y ganarse la vida jugándosela delante del toro.

José Antonio Campuzano también sabe cómo se juega la partida de los despachos, pero procede de una época en la que se sentía "mucho más respeto por la ética profesional". Por eso es mucho mayor la impotencia que ahora siente. Ahora, que le toca vivirla con su torero. "Impotencia y rabia, porque ya no sabe uno lo que tiene que hacer para verse anunciado. Hablé varias veces con el empresario de Castellón y contaba con el compromiso que me había manifestado. Incluso me tranquilizó varias veces pidiéndome que no me preocupase, pero han salido los carteles y no estamos. Ahora con qué cara le digo yo al torero que tiene que arrimarse y jugarse la vida todos los días para que no le pongan...".

Llama la atención el caso de Alberto Aguilar. El madrileño, curtido en mil tracas a sangre y fuego, triunfando con regularidad con el toro menos proclive a hacer el toreo caro, ve cómo se complica, en lugar de facilitarse, la rentabilidad de sus éxitos. Como el de Sevilla, donde sólo la espada le privó de tocar pelo con una exigente corrida de Cuadri. O como el de Madrid, donde ocurrió lo mismo con un encierro de Victorino que estuvo a punto de desorejar, para jugarse el cuello sin trampa, en Otoño, en una tarde de severísimos Palha.

También Campuzano se hace esa pregunta. "Cuando a un torero con sus triunfos cuesta tanto ponerlo en las ferias es que el sistema está podrido por el compadreo. Si no se pone al que se lo ha ganao con sangre, tampoco se respeta al aficionado que se sienta en el tendido, ni al chaval que ha decidido que quiere ser torero. Si ese chico ve lo que le hacen a los matadores, ¿cómo se va a plantear iniciarse en esta profesión? Si no sirven los triunfos para nada, no hay nada derecho en el sistema".

En la práctica, el hecho de quedarse fuera de las primeras ferias de la temporada trastoca mucho la planificación del apoderado, que confiaba mucho "en poder arrancar fuerte en esas dos primeras ferias de relumbrón". Ahora, la baza más fuerte debe jugarse en Sevilla y Madrid, pero, para eso, el torero tiene que estar en los carteles. "Confío en que las empresas tengan la suficiente sensibilidad y afición para recordar que Alberto se jugó la vida el pasado año", asegura Campuzano, "porque creo, por ejemplo, que este torero debe estar dos tardes en Madrid, como están puestos muchos otros. No porque lo diga yo, sino porque se lo ganó en la plaza".

Los reveses duelen a los matadores, que antes que nada son personas. Alberto, sin embargo, no se permite que le afecte negativamente esta noticia, dado que "es un torero veterano y no es la primera vez que sufre este tipo de agravios", explica el apoderado. "Por eso se ha venido arriba y está con la moral alta, porque ahora se le vuelve a presentar el reto de revertir esta situación, y tiene casta para eso y para mucho más".