miércoles, 29 de marzo de 2017

COGITACIONES



(A Jacobo Herrera, con mi alta estima)

Mi bien ponderado amigo
- Jacobo por nombre llevas -
recibo con honra inmensa:
¿Qué el Toreo tiene problemas?

De su lectura se infiere
tu desencanto y tu “quema”,
cosa por mi compartida
de reflexiones modernas.

Chapado uno a la antigua:
¡Qué hartazgo de cosas nuevas!
“celular”, dicen en América,
móvil en España entera
y créeme si te digo,
que ni tengo ni se espera,
el referido aparato
 en la bolsa o la cartera.

Las nuevas tecnologías,
bien utilizadas son,
herramienta poderosa
para mayor difusión;
mas su inadecuado uso
me produce repulsión.

En otro orden de cosas,
qué añoranza tiene uno
 de apodos, alias y motes,
hipocorísticos todos,
de sonoridad y dotes
entre la torería andante:
 Rubichi, El Chiclanero,
Berrinches y hasta “Morante”.

Postrera estrofa sublime
- de torería muy llena -
narrada con sumo arte,
 mucho gusto, empaque y… pena.

Salvador Santoro
(Jaén, 28 de marzo de 2017)



QUE EL TOREO TIENE PROBLEMAS

Que el toreo tiene problemas
lo ve hasta el más novato:
Ahora un cartel de toros,
también el programa de mano,
los portales de información
y las webs de los empresarios
- por innovar que no quede -,
parecen dibujos animados,
y no es que no me guste,
sino que es un petardo,
a una cosa tan seria
darle tan infantil trato;
distinto es una peña
de jóvenes aficionados,
que buscan acercar la fiesta
a imberbes alejados,
y jugando esa novedad
consiguen en niños reclamo,
pero que donde pintan canas
anuncien así los actos…

Otra cosa que me sorprende
es el nombre de los anunciados:
yo, que soy más bien joven,
por lo que me han contado,
y por lo que he leído en revistas,
panfletos, libros y tratados,
sé que, antiguamente,
los toreros eran nombrados
con motes o nombrecillos,
con pseudónimos heredados,
con el nombre de sus pueblos
o con lo que sonara a campo,
pero tú veías un cartel
y a todos les iba clavado:
Así estaban los Bienvenida,
toreros por los cuatro costados,
o estaban Maera y Chicuelo,
y la casa de los Gallo,
y estaban los Lagartijo,
y los Bombita, y los Cagancho,
Y, salvo Sánchez Mejías,
nadie tenía nombre de abogado;
ahora no. Ahora los ves,
y todos parecen notarios,
con los apellidos de los padres,
y de arte, sin rastro.

Otra cosa que no veo bien…
Os la contaré en otro rato,
que ahora prefiero pensar
en cinco naturales ligados,
en un toro embistiendo
por derecho al caballo,
en un par de banderillas
del Tito de San Bernardo
o en una estocada al encuentro,
saliendo el toro rodao.

Jacobo Herrera Calatayud
(Jaén, 28 de marzo de 2017)

Envío de mi estimado amigo Salvador Santoro. Colaborador en la provincia de Jaén para De Catafalco y Oro.