(A
Jacobo Herrera, con mi alta estima)
Mi bien
ponderado amigo
-
Jacobo por nombre llevas -
recibo
con honra inmensa:
¿Qué el
Toreo tiene problemas?
De su
lectura se infiere
tu
desencanto y tu “quema”,
cosa
por mi compartida
de
reflexiones modernas.
Chapado
uno a la antigua:
¡Qué
hartazgo de cosas nuevas!
“celular”,
dicen en América,
móvil
en España entera
y
créeme si te digo,
que ni
tengo ni se espera,
el
referido aparato
en
la bolsa o la cartera.
Las
nuevas tecnologías,
bien
utilizadas son,
herramienta
poderosa
para
mayor difusión;
mas su
inadecuado uso
me
produce repulsión.
En otro
orden de cosas,
qué
añoranza tiene uno
de
apodos, alias y motes,
hipocorísticos
todos,
de
sonoridad y dotes
entre
la torería andante:
Rubichi,
El Chiclanero,
Berrinches y hasta “Morante”.
Postrera
estrofa sublime
- de
torería muy llena -
narrada
con sumo arte,
mucho
gusto, empaque y… pena.
Salvador
Santoro
(Jaén,
28 de marzo de 2017)
QUE EL TOREO
TIENE PROBLEMAS
Que el toreo tiene
problemas
lo ve hasta el más
novato:
Ahora un cartel de
toros,
también el programa
de mano,
los portales de
información
y las webs de los
empresarios
- por innovar que
no quede -,
parecen dibujos
animados,
y no es que no me
guste,
sino que es un
petardo,
a una cosa tan
seria
darle tan infantil
trato;
distinto es una
peña
de jóvenes
aficionados,
que buscan acercar
la fiesta
a imberbes
alejados,
y jugando esa
novedad
consiguen en niños
reclamo,
pero que donde
pintan canas
anuncien así los
actos…
Otra cosa que me
sorprende
es el nombre de los
anunciados:
yo, que soy más
bien joven,
por lo que me han
contado,
y por lo que he
leído en revistas,
panfletos, libros y
tratados,
sé que,
antiguamente,
los toreros eran
nombrados
con motes o
nombrecillos,
con pseudónimos
heredados,
con el nombre de
sus pueblos
o con lo que sonara
a campo,
pero tú veías un
cartel
y a todos les iba
clavado:
Así estaban los
Bienvenida,
toreros por los
cuatro costados,
o estaban Maera
y Chicuelo,
y la casa de los
Gallo,
y estaban los
Lagartijo,
y los Bombita, y
los Cagancho,
Y, salvo Sánchez
Mejías,
nadie tenía nombre
de abogado;
ahora no. Ahora los
ves,
y todos parecen
notarios,
con los apellidos
de los padres,
y de arte, sin
rastro.
Otra cosa que no
veo bien…
Os la contaré en
otro rato,
que ahora prefiero
pensar
en cinco naturales
ligados,
en un toro
embistiendo
por derecho al
caballo,
en un par de
banderillas
del Tito de San
Bernardo
o en una estocada
al encuentro,
saliendo el toro rodao.
Jacobo Herrera
Calatayud
(Jaén, 28 de
marzo de 2017)
Envío de mi estimado amigo Salvador Santoro. Colaborador en la provincia de Jaén para De Catafalco y Oro.