martes, 8 de marzo de 2011

Mi Homenaje a usted, Maestro


75 AÑOS FIEL A UNA AFICION

A Joselito Cisneros, por su gran afición como recojo en mi libro y la gran amistad que nos une, Teruel, diciembre de 1988.
Con esta dedicatoria recibo un día un pequeño paquete postal en el que venía un libro titulado “50 Años Fiel a una Afición”, escrito por Raimundo Navarro.
En el citado libro dentro de los múltiples festejos celebrados en la Plaza de Toros de Teruel viene uno en el que junto a Luís Fernández “Jocho” entre otros actuantes intervine en un Festival Taurino a beneficio de la Cruz Roja Española, hablo del año 1976.
Hoy soy yo quien podría escribir un libro con idéntico titulo, aunque a decir verdad, prefiero seguir leyendo de vez en cuando el que escribió a quien considero por encima de todo, mi maestro.
En Barcelona ¡qué paradoja verdad! fue donde tuve la fortuna de “enfermar” de esta maravillosa locura que es la afición por los toros y Teruel la causante de que dicho “mal” fuera a más.
Raimundo Navarro, gran aficionado y entendido taurino es “culpable” de muchas cosas acaecidas en mi vida; entre otras el de ser quien me contagiara de forma irreversible de este bendito “virus” que una vez implantado en sangre no se libera jamás. Por ello, mentiría si no dijera que me siento feliz y orgulloso de haber estado en esa tierra donde llegué en los primeros años de la década de los 70 y prácticamente estuve hasta los 80, la amistad y nobleza de sus gentes y la calidad de vida de la capital maña así lo hizo posible; luego, por motivos profesionales tuve que marchar, pero he de decir que el recuerdo dejado en mí por esa…… pequeña sí; pero grandiosa ciudad, siempre estará presente.
Mucho ha llovido desde entonces, en la actualidad y con 50 años aún sigo poniéndome delante de alguna becerra cuando me es posible, y puedo asegurar que gracias a la amistad con algunos ganaderos, más de lo que debiera, ya saben, la edad no perdona; pero la afición y las ilusión aún presentes en mí hacen que eso sea posible al igual que Raimundo lo ha hecho con sus 75 años ¡ahí es ná!
Setenta y cinco años, ilusión y una vitalidad envidiable hacen que todo aquel que ha conocido y conoce a Raimundo siga del mismo modo ilusionado en dar dos muletazos a una becerra y sentirse por unos momentos el ser más feliz y torero del mundo, algo que no se cambia por nada.
Raimundo Navarro es de esas personas que enseñan y saben inculcar como nadie los valores éticos y morales para que se les tenga el respeto y aprecio que hay que tener a este majestuoso animal, el Toro Bravo. Hace unos días recordaba al amigo Raimundo camino de una finca ganadera. En esta ocasión, no fue un día cualquiera dentro de esos tantos otros en que un aficionado visita una ganadería. Los recuerdos de niñez se amontonan cuando acompañado de un joven dispuesto a ser torero, provoca en mi mente los recuerdos y reverdecen tiempos pasados en los que al igual que este joven chaval, yo acompañaba a mi maestro Raimundo enseñándome a dar los primeros lances con un capote del recordado Luís Millán “El Teruel” que en aquellos entonces pesaba “un quintal” en manos de un chaval de 14 años que del mismo modo y “envenenado” por esta afición lo acompañaba a las fincas de los ganaderos D. Alfredo García o D. Benito Mora, allá por tierras serranas de Teruel.
Se suele escuchar que la vida es una “noria” y así es. Los caminos que con anterioridad otros anduvimos, posteriormente vuelven a ser recorridos por otros jóvenes llenos siempre de ilusión, con esperanza y la mirada fija puesta en conseguir esa meta que en el caso de los toreros, no se ve o si acaso se divisa incierta, difícil y lejana.
Es por consiguiente que haciendo honor al dicho que “de bien nacido es ser agradecido”; agradecido es no quedarse con lo que no considero nuestro como son las enseñanzas que otros anteriormente nos dieron, dando las oportunidades que podamos al igual que antes nos las dieron a nosotros ¡Qué mejor homenaje a esta persona que en su día me hizo sentir y disfrutar de unos momentos que jamás se borrarán de mi mente!
Es tarde, anochece y nos vamos observando la gran cantidad de caza que se nos cruza en el camino, incluidas otras especies como mochuelos y lechuzas que atentamente nos miran y sin inmutarse nos saludan al pasar. ¡Qué gozada de jornada hemos pasado! a buen seguro no tardaremos en volver, pero esta vez será en serio, atrás quedará el ver los toros en su hábitat para pasar a ser examinado en esta difícil pero la más bonita profesión que un ser humano puede elegir. Mientras llegan esos días a buen seguro este chaval como yo lo hice en un tiempo ya lejano, soñará momentos de gloria, soñar también es bonito y  yo le aconsejaría que suceda lo que suceda aunque eso esté en manos de Dios, los sueños son nuestros y no debe dejar nunca de soñar con el Toro, por experiencia puedo decir que la vida te lo recompensa con creces. Felicidades maestro Raimundo por el homenaje recibido, siempre es una satisfacción ver torear a un “viejo” maestro como usted, santo y seña del aficionado turolense. Que Dios le conserve esa vitalidad, pues la ilusión no se pierde; y poder verle torear durante muchos años más.

Raimundo Navarro, meditación de torero

¡Ahí está Maestro!


En un pase por alto

 Genio y figura


 Remate con garbo


Lecciones de Raimundo Navarro, su alumno Joselito Cisneros con
50 años ante una de Flores Albarrán