"...Perera
se pone por delante de sus compañeros de generación y se incorpora al
olimpo del toreo donde están Ponce, Morante y El Juli. Allí no está José
Tomás, porque en realidad no está en activo, no es más que un jubilado
que de vez en cuando echa una cana al aire. Me alegro mucho por
Perera..."
LA SUERTE DEL CAMPEÓN
- ¡Anda! Mañana torea el señor Julián, el vengador justiciero, el que quiere ser Napoleón en el toreo. Viene después de dar una paliza infinita al personal este invierno con todas sus reivindicaciones. Viene después de cargarse la Feria de Sevilla. Más le vale estar muy bien mañana, porque donde tienen que hablar los toreros es en el ruedo.
Miguel Ángel Perera en redondo
No me ha gustado la corrida de mi gran amigo Adolfo Martín,
y como él no es partidario ni de la coba ni de los paños calientes,
hablo claro. La corrida me pareció muy mejicana, esto no es un elogio,
es una crítica. En general la corrida fue sosa, blanda, descastada, muy
en el estilo del toro mejicano actual, que también procede de Saltillo.
En la corrida de ayer hubo algún toro de buenas cualidades, pero
estaban empañadas por esa blandura y esa sosería de la que hablo. Me
sorprendió lo abantos que fueron los toros de salida, cosa rara en esta
ganadería. En el caballo cumplieron aceptablemente, pero llegaron a la
muleta con muy pocas posibilidades. Los nobles embistieron sosa y
blandamente. También hubo algún mulo de media arrancada con la cara por
arriba; y también hubo alguno rajado, que acabó en la querencia.
La corrida tuvo una
presentación muy desigual, con toros tan serios como el cuarto y tan
poco serios como el primero. Pero esta desigualdad no es imputable al
ganadero. Cuando los veterinarios meten la cuchara y empiezan a desechar
toros, la corrida final suele ser una escalera. El encierro tenía
nombres tan ilustres como Malagueño, Baratero o Escribiente,
mala cosa es que fallen las familias más importantes de la casa. En una
ganadería como ésta, con fama de dura y encastada, no es buen augurio
que sus toros salgan tan sosos y blandos. ¿A qué se debe esto? Ya lo he
dicho muchas veces, la presión del taurinismo es tal que no han sabido
resistirse a ella ni los ganaderos más toristas. Hasta en estas
ganaderías se ha buscado la nobleza y la suavidad en los tentaderos. En
realidad los criterios selectivos no han sido muy distintos de los de Domecq, don Juan Pedro.
El aficionado también ha exigido un toreo estéticamente impecable y
cada vez más lento. Y ni los ganaderos duros han sabido sustraerse a
esta exigencia. Hablemos del ganadero torista por excelencia, Victorino.
Las corridas de Victorino
de hoy en día, nada tienen que ver con los victorinos de hace treinta y
cinco años, mucho más fieros y peligrosos. En este contexto, hablar de
ganaderías duras y ganaderías blandas es absurdo. Todas son blandas. Y
teniendo en cuenta todo lo dicho, también se antoja estúpida esa
obsesión de los toreros por el toro de Domecq, precisamente en el
momento en que los otros encastes y las ganaderías duras están en su
momento más suave.
Perera lo ha visto
claro, ha visto que no es tan fiero el león como lo pintan, ha visto que
puede serle muy rentable hacer un gesto, se ha apuntado a los adolfos y
la jugada le ha salido rendonda. Su primero fue un borrico de esos de
media arrancada y cabeza por las nubes, en este toro Perera ya
mostró su disposición, quedándose muy quieto y pasándose al toro muy
cerca. En el sexto estuvo muy bien. Se trataba de un toro flojo, que se
defendía por su poca fuerza. Perera a base de paciencia y de aguantar
una embestida descompuestilla, acabó metiendo al toro en la muleta. La
culminación de la faena fue una excelente serie con la zurda. Una serie
de naturales largos, mandones y muy templados. Y hasta aquí llegó la
faena. A partir de ese momento, el toro se puso muy complicado. Tomaba
el primer muletazo de la serie, pero en el segundo se vencía
descaradamente. Perera recetó una estocada trasera sin hacer la suerte.
El toro rodó y Don Javier Cano,
presidente de la corrida, otorgó dos orejas de una forma muy
precipitada. No vamos a discutir la actuación de Perera, que fue
importante. Pero por lo poco que duró el toro, la faena no tuvo ni la
amplitud ni la redondez que tradicionalmente se han exigido en Madrid
para cortar dos orejas. Además, la estocada tampoco era de las mejores,
estaba muy trasera. Una sola oreja hubiera sido un premio más ajustado a
lo acontecido en el ruedo. El presidente, dio la segunda oreja con
mucha rapidez, ante la sorpresa general. Debió pesar mucho en la
decisión del presidente la impresionante actuación de Perera hace diez
días. Perera tuvo la suerte del campeón, la misma que tiene un equipo
que yo me sé, capaz de meter un golazo en tiempo de descuento, después
de ir perdiendo todo el partido, desequilibrar la situación y terminar
ganando la Champions…Todos los años hay un torero al que se lincha en
San Isidro (esta vez ha sido Manzanares) y otro al que se le sube a los altares (este año Perera).
Eso sí, el año que viene ya llegará el tío Paco con las rebajas,
conozco de sobra a esta plaza, donde he pasado media vida…Con estas dos
puertas grandes, Perera se pone por delante de sus compañeros de
generación y se incorpora al olimpo del toreo donde están Ponce, Morante y El Juli. Allí no está José Tomás,
porque en realidad no está en activo, no es más que un jubilado que de
vez en cuando echa una cana al aire. Me alegro mucho por Perera. Por su
buen concepto, por su valor, por su entrega, por su poderío, merece
estar entre los grandes.
Poco que comentar sobre Antonio Ferrera y Diego Urdiales. Ferrera
se esforzó vanamente en llevar largos y templados a dos toros de poca
raza. El primero no terminaba de humillar, y el segundo, en cuanto se
sintió podido, se rajó y marchó a la querencia. Urdiales se
topó en primer lugar con un inválido. Su segundo fue el mejor del
encierro. Tenía como defecto principal que no repetía pero embestía como
un buen saltillo, templado y humillado. Urdiales hizo una faena que
combinó a partes iguales muletazos de calidad y buen gusto, con otros
rápidos y desconfiados. Un trasteo muy desigual. Eso sí, creo que el
toro pareció mejor al tendido de lo que era en realidad, porque le
costaba mucho repetir. Cuando la faena tuvo más entidad, es cuando
Urdiales ganó la cara entre pase y pase, aunque no hubiese ligazón. Urdiales tiene buen trazo, pero nunca le veo verdaderamente asentado ni confiado. Al final todo queda en tablas. Y nada más…
Diego Urdiales
¡Anda! Mañana torea el señor Julián,
el vengador justiciero, el que quiere ser Napoleón en el toreo. Viene
después de dar una paliza infinita al personal este invierno con todas
sus reivindicaciones. Viene después de cargarse la Feria de Sevilla. Más
le vale estar muy bien mañana, porque donde tienen que hablar los
toreros es en el ruedo.
Picando por dentro de forma irregular, como en toda la feria
Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera
Las mulillas de Tamayo arrastran al 6º, "Revoltoso"