martes, 24 de noviembre de 2009

Adrián Gómez recibe el VI Premio “Antonio Bienvenida” a los Valores Humanos

CÍRCULO TAURINO AMIGOS DE LA DINASTÍA BIENVENIDA

ADRIAN GÓMEZ
EL VI PREMIO
“ANTONIO BIENVENIDA”
A LOS VALORES HUMANOS

Madrid, 23 de Noviembre de 2008

La sonrisa de Adrián.
Así ha brillado en la faz serena de Adrián Gómez durante el acto celebrado en su honor para entregarle el VI Premio Antonio Bienvenida a los Valores humanos que otorga el Círculo Bienvenida.
Seremos tus brazos y tus piernas, así se manifestaron sus amigos y compañeros José Luis Bote, José M. Arroyo “Joselito” y José P. Prados “El Fundi”, siendo Juan Miguel Núñez, recién terminada la sesión, el que se dirigió al Fundi para decirle, que no solo era eso, sino que ellos también eran la sonrisa de Adrian, sus queridos y entrañables amigos los que le mantenían el espíritu y fortaleza de ánimo que le permitía ofrecer ese rostro iluminado, la imagen ejemplarmente humana sobreviviendo ante la tragedia.
Fue Enrique Cornejo, empresario teatral y propietario del teatro “Muñoz Seca” el que abriera el acto dando la acogida al Círculo Bienvenida, a intervinientes, al público asistente y a los integrantes de la mesa, dirigiendo sinceras palabras de ánimo y aliento para el banderillero, desde esta sede del Aula de Tauromaquia “Ángel Luis Bienvenida”.
Juan Lamarca explicó los justos criterios del Círculo Bienvenida en el otorgamiento del premio a Adrián Gómez, no sólo basados en el reconocimiento de sus méritos y cualidades, sino en el ofrecimiento apoyo y amistad hacia su persona. Palabras que fueron corroboradas por el presidente Fernando Claramunt, y el periodista Pepe Castillo, la voz del sureste de España, en brillantes y entregadas alocuciones, destacando la firmeza, la entereza de ánimo, mostradas por Adrián ante la adversidad, y la ejemplaridad resultante para los demás, y para toda la sociedad.
Actitud valorada como genuina de los toreros y que fuera mostrada también por los que integraron la dinastía “Bienvenida” que con tanta frecuencia sufrieran en sus carnes la fatalidad del toro y de la vida.
Fernando Claramunt y Pepe Castillo no dejaron de expresar la necesidad del sostén en el cariño familiar que tan intensamente recibe, y en el ejercicio de la fe en los valores religiosos, que le permitan tener esperanza en un mejor futuro que se despeje, incluso, hasta con los avances de la ciencia.
La amistad, la camaradería, los lazos existentes entre Adrián y sus compañeros, Bote, Joselito, y Fundi, quedaron patentes en sus emotivas y entrañables intervenciones, que recordaron sus peripecias comunes desde niños, sus ilusiones compartidas en la Escuela de Tauromaquia de Madrid, y sus vivencias en los ruedos como toreros.
Sus tres amigos del alma, que reconocieron que las virtudes y cualidades de Adrián ya las poseía antes del percance, también han sufrido el infortunio y han sabido superarlo como solo saben hacerlo la gente del toro, desde la verdad de la Fiesta, desde la grandeza y la pureza del toreo que representa afrontar el riesgo con la hombría que les caracteriza, y asumir las consecuencias con la dignidad y honor que muestra Adrián Gómez, bien puesto ante el difícil toro que le ha tocado en suerte y con la mirada franca al tendido enarbolando su sonrisa de persona ejemplar.
Profunda huella ha quedado en el alma de todos los asistentes por la sencillez y la entereza de Adrián, y su alegría mostrada durante este célebre acto con el colofón de sus palabras de gratitud al Círculo Bienvenida, al público presente, a sus queridos compañeros y amigos, a su familia y a todos los que le vienen brindando calor y cariño en su difícil situación.
El Fundi se encargó de recibir, de manos de Fernando Claramunt, el premio otorgado a Adrián Gómez, consistente en la magnífica escultura obra de Santiago de Santiago que representa a Antonio Bienvenida en su famoso “pase cambiado”.
Si emotivo resultó todo el discurrir de la noche, de profunda emoción constituyó un final rematado con los acordes del pasodoble “Corazón de Torero” compuesto para Adrián e interpretado también por su autor José Luis del Serranito desde el escenario del teatro.
La larga ovación a Adrián de un público puesto en pie selló para el recuerdo tan memorable acto.

Antonio Martín
Gabinete de Prensa
Fotos de Muriel Feiner y Dolores de Lara














Adrián Gómez es el Toreo

Artículo de Antonio Burgos
Publicado en el diario ABC en fecha 29-VI-2009
Por Antonio Burgos.-Sevilla 20 junio 2009
Adrián Gómez es el toreo más puro y absoluto. Terrible. Trágico. De verdad. Sin cuento, trampa ni cartón. Sin pintamonas en el tendido. Sin famosos en la barrera. Sin prensa del corazón. Sin reventa a reventar. Sin aperturas ni de puertas grandes ni de telediarios.
Adrián Gómez es la verdad del toreo porque a la Fiesta la salvan muchos cientos de anónimos perdedores como Adrián Gómez.
Adrián Gómez era uno de los miles de muchachos que sueñan con ser toreros. Se apuntó de alumno en la Escuela de Tauromaquia «Marcial Lalanda». Adivino ahora las ilusiones por llegar y por ser figura de aquel muchacho de Casarrubios del Monte que vivía en Villaverde o en Carabanchel, por ahí por las islas adyacentes de Madrid.
Me imagino que su familia tendría que pasar muchas fatiguitas para poner y que lo pusieran. Porque fue novillero. Colijo que se le acabó pasando la ilusión y la edad. Y que como estaba muy bien con el capote y no se le daban mal los palos, acabó encontrando acomodo laboral como banderillero.
Como algo muy triste y oscuro que hay en los alamares de la profesión taurina, por lo que no protestan los sindicatos ni los que tanto se ocupan de los derechos de los trabajadores: ir de suelto con una cuadrilla.
Sueltos van los temporeros de la gloria, los jornaleros de plata, los banderilleros que al no tener cuadrilla fija, por media pringá han de ir buscando los cupones de la Seguridad Social domingo a domingo, feria a feria, fracaso a fracaso, miedo a miedo, por esas portátiles de polvo y borrachera y por las abandonadas plazas de las ferias de los pueblos donde crecen en el ruedo no los triunfos, sino los jaramagos, parando y pareando zambombos y moruchos.
Adrián Gómez, que es el toreo, que es la triste realidad de la verdad sociológica y mayoritaria del toreo, encontró por fin acomodo en la cuadrilla de El Fundi. A sus 41 años iba de tercero con El Fundi. Yo lo vi torear esta Feria en Sevilla. Quizá fuera su soñado debú en la Maestranza. No estaba mal con el capote ni con los palos. Sabía andar delante del toro. El matador estaba muy contento con él.
Pero, como suelto, seguía haciendo sus cositas por los pueblos, buscándose la vida como tercero con novilleros que tenían ahora sus sueños de entonces.
Fue el domingo pasado. En Torrejón de Ardoz. Adrián Gómez iba de tercero con Ismael López.
En las catacumbas informativas de «Clarín» de Radio 5, el breve telegrama hubiera dicho del festejo:
«Torrejón de Ardoz, Tercera de Feria. Tres cuartos de entrada. Novillos de Antonio San Román correctos de presentación y de poco juego, salvo el noble 3º. Ismael López, saludos tras aviso y silencio tras aviso. Miguel Luque, silencio tras aviso y vuelta tras aviso. Rubén Pinar, dos orejas y silencio».
Pero no dijeron eso. Dijeron que al salir de un par de banderillas, el quinto novillo le pegó un volteretón impresionante a Adrián Gómez, que cayó de cabeza, sobre las cervicales, muy malamente.
Como sobre el recuerdo de Antonio Bienvenida. Adrián Gómez, de azabache y verde oscuro, quedó inerte en la arena, a merced del novillo burraco de San Román. Enfermería de la plaza. No movía ni las piernas ni los brazos. Traslado al Hospital 12 de Octubre. Mal presagio en el recuerdo de Julio Robles.
En la madrugada de la terrible verdad del toreo, en la soledad del cloroformo donde los chuflones no van a lucirse, la frialdad de un parte facultativo: «Triple fractura cervical y posible disección de la médula espinal». Luego, las lágrimas de la familia: «Los médicos nos han dicho que quedará inválido».
Cuando escribo este dolor no sé si a Adrián Gómez se lo han llevado ya para operarlo a un hospital cuyo solo nombre da pavor: Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Enterarme de todo esto me ha costado mucho trabajo. No vienen páginas y páginas en los diarios. Los portales de peaje no han dicho ni palabra.
Nada ha salido en el telediario. Ni de Adrián Gómez, ni de su mujer, ni de sus hijos, han dicho una palabra los programas del corazón. Porque nadie pagó miles de euros en la reventa por estar allí.
Con Adrián Gómez no se puede presumir por ahí de aficionado, sino considerar la terrible verdad del toreo. Los Adrianes Gómez sí que son el toreo. El toreo puro y absoluto de la verdad de la vida y de la muerte, de la que no hablan los periódicos.
Adrián Gómez, que no cobra millones ni está rico podrido, sí que ha salvado, con su propia vida, la verdad de la Fiesta. Aseguran que quedará tetrapléjico.
Publicado por BLOG DINASTÍA BIENVENIDA:
http://dinastiabienvenida.blogspot.com/2009/11/en-honor-de-adrian-gomez-disco-corazon.html

En Honor a Adrián Gómez

José Luís del Serranito
autor y editor del disco titulado
"Corazón torero"




El disco, que está a la venta en El Corte Inglés y cuyos beneficios irán destinados al banderillero Adrián Gómez, ha contado por la participación en los coros de Victorino Martín, Ortega Cano, César Cadaval, Juan José Padilla, Francisco J. Corpas, Miguel Peña ‘Miguelete’, Frank Bravo, Tito Cabeza ‘Bordón 4’, Curro de la Venta los Conejos, Alfonso ‘El Cani’, Manuel Sánchez Mejías, entre otros.
Publicado por Dolores de Lara en La Montera: http://lamontera.blogspot.com/

Fiel a una afición




¡Que tiempos aquellos!, tiempos pasados que no volverán, tiempos en los que por cualquier carretera y caminos de nuestra piel de toro podíamos ver a esos chavalillos olvidados con el “maco” al hombro, estaquillador y estoque de madera o vara en mano en el mayor de los casos y esa gorrilla para protegerse de los rayos de un sol abrasador que les caían encima, sin otro consuelo que encontrar un arroyo que le brindara generosamente su fresca agua para calmar su sed o encontrar un sembrado o huerta para poder echarse al estómago algún tubérculo o fruta y coger energía en su largo peregrinar hasta conseguir llegar a tan anhelada finca ganadera en la que había oído decir que tal día se celebraba un tentadero y si había suerte, que no en todas las ocasiones era posible, dar unos pases con la remendada “pañosa” y poder demostrar a los presentes ante una vaca “exprimida” por el matador de turno, el toreo que llevaba dentro, mientras tanto seguía con la tan aliada espera en la talanquera de la pequeña plaza de tientas esperando esa “oportunidad”, fijo en lo que los maestros ejecutaban, pendientes a la res en todo momento y sobre todo soñando con que algún día llegando a ser matadores de fama, algo tan bello y tan grande como lo que percibían sus ojos alrededor, pudiera poseer.
¡Cuantas zapatillas desgastadas! ¡Cuantos costurones en los pantalones, provocados por los revolcones en las capeas de los pueblos! Y eso era un mal menor, ya que en ocasiones llegaba la noticia de que en tal o cual pueblo la vaca fulanita o el toro menganito habían dejado mal herido e incluso exánime a alguno de estos chavales, desconocedores a veces y conscientes en otras de que el ganado era el mismo que recorría prácticamente toda la zona, habiendo incluso reses que habían sido soltadas de “mamonas” para deleite de los mas pequeños.
Estos TOREROS, aunque normalmente se dirigían en solitario, todos se conocían, raro era el pueblo donde no mas allá de media docena se juntaban y antes de la hora prevista para la suelta de las reses, convenían el orden de actuación e incluso el reparto de pases a una res, por si ésta, que también ocurría, fuera nueva en la plaza o venida de retienta de una ganadería afamada y vendida ya por vieja, se “tragara” cuantos pases se le dieran. Pocas veces ocurría tan milagroso hecho, pero cuando acaecía, peñas de la localidad, gentes en particular e incluso algún Alcalde bondadoso no dudaban en ofrecer algún manjar y buena cama en el pajar de algún vecino compasivo, por lo menos esa noche dormían calientes con el “maco” como almohada y el viejo y recosido capotillo como manta, a la espera de que a otro día pudieran repetir la hazaña o se cambiara el ganado, algo en la mayoría de las ocasiones quimérico.
¡Que afición!, muchos de ellos, trabajadores durante el penoso invierno de la zona, allá por la minas de Utrillas en la provincia de Teruel eran mas afortunados, juntaban los ahorros de su trabajo para una vez empezada la temporada por San Blas y con un “lujoso” 600 u 850 “coupé” de tercera o cuarta mano empezar de nuevo el peregrinar anual para ver si esa nueva temporada había suerte. En ocasiones si se producía un pinchazo en el neumático ante la imposibilidad de cambiarlo por no llevar tan siquiera rueda de repuesto, no dudaban con el cobijo de la noche y gato en mano “coger prestada” alguna de vehículo similar, dejando eso sí, puesta en el lugar del cambio la rueda pinchada para sorpresa del dueño, enajenando solamente el aire contenido en la misma, para así poder proseguir su deambular.
¡Hombre “Perla”! ¿Qué tal estás?, ¿no viene este año contigo “Romerito”, comentaban entre conocidos en su nuevo reencuentro, a veces ocurrían sorpresas, pues mira no, Don Fulano el socio de la plaza de……. Que estaba presente en la tienta de don Mengano el año pasado, se lo ha llevado y ya anda toreando por la zona de Salamanca, ¡que suerte!, bueno venga vamos a ver si hoy tenemos suerte y armamos el “lío”, soñadores de que en algún momento pudiera pasarles lo que a “Romerito”.
Otros más atrevidos llegaban de zonas del Levante como “polizones” de los ya desaparecidos “Ferrobuses”, trenes de traqueteante y lenta velocidad, en los que los viajeros en la mayoría de los trayectos, tapaban con los bultos o ayudados de sus piernas escondían bajo los huecos de sus asientos a tan singulares y conocidos personajes, hasta que por fin y tras un largo recorrido llegaban a su destino para seguir a pié hasta el final del trayecto, no sin antes hacer una parada por la puerta trasera que daba a las cocinas de algún establecimiento hotelero, donde tras identificarse sin ser necesario al contemplar su figura y mostrar algunas fotos incluso vestidos de luces, (paseando alguna oreja con el capote “extendido” tras su figura, signo de esa cola desplegada de “Pavo Real”, en señal de majestuosidad, detalles añejos realizados por pocos matadores de la actualidad), el encargado de la misma les obsequiaba con algún suculento bocadillo de buen jamón de la tierra y agua fresca para el viaje, ofreciendo previamente algo de “caliente” del llamado plato de “familia”. Agradecido por la atención prestada y con el estómago lleno se despedía prediciendo: “el día que llegue a ser figura del toreo, me acordaré de usted y tenga por seguro que le he de brindarle un toro”.
Muchas zonas de nuestra geografía han sido testigo del deambular de estos románticos, entre los que se encontraron muchos de los matadores hoy ya retirados, muchos los ganaderos que han visto las primeras actitudes frente a un toro de estos chavales y que algunos matadores de notoria fama echaban una mano, llevándolos a su propia finca y “arroparon” para que probaran fortuna, creyendo en ellos y lo más importante, no siendo “vampiros” de tal situación, las cosas claras, ¡chaval si vales yo te ayudaré, de lo contrario busca un oficio del cual puedas vivir!, no pierdas el tiempo muchacho, esto no es fácil.
Entre las zonas mas destacadas, dado su gran número de festejos populares a los cuales podían acceder los popularmente conocidos “capas” o “maletillas” se encuentra por poner solo un ejemplo, la zona de Aragón, concretamente la parte de ese Teruel tan desconocido por muchos y prolífico en ganaderías, algunas de las cuales hoy en día practican la trashumancia a tierras de Andalucía, de hecho en nuestra provincia tenemos conocidos ganaderos de esa zona o vecinas a ella como son los Hermanos Flores Albarrán, Sorando, Jiménez Indarte y más concretamente el ganadero D. Alfredo García, que posee la finca ganadera en la cercana localidad de Baños de la Encina. D. Benito Mora q.e.p.d. y su vecino en aquellas tierras D. Alfredo seguro que sabe mucho acerca de estos protagonistas y de las fiestas del pequeño pueblo de Terriente al igual que las organizadas en las Fincas de “El Garbe” y “Valtablao”.
Había un dicho en aquella época que decía “para ser torero, hay que ver la hierba nacer” y en verdad así era, ¡cuantas veces dormían debajo de un roble o encina hasta el amanecer! para proseguir al despuntar el alba nuevamente el camino en busca de la ansiada “gloria”.