Hoy es el primer día de
invierno, en Cerropelado parece primavera, no he podido abstenerme de visitar
esta mañana el amanecer en la bonita finca brava que me da vida, me da alegría,
placer y, donde tantas tardes he intentado olvidar mi cuerpo delante de una
becerra para experimentar lo que dicen los grandes maestros “Para torear bien y
sentir el toreo hay desprenderse, olvidarse del cuerpo y torear con el alma”.
A
MI TORO PREGONERO
Blanca luna de Andalucía campos viera
tus instantes primeros, y el mugido
que en los ecos del monte confundido
a la tierra de las cercanas minas se escucha.
Verde tierra tus pasos conociera,
brazos verdes y un aire embravecido
que entre aromas de encinas y olivos diluido
en tu cuna de breñas te meciera.
Cerropelado, A lo lejos te observa Baños de la Encina,
vertical centinela de tu cuna y estirpe
tus instantes primeros, y el mugido
que en los ecos del monte confundido
a la tierra de las cercanas minas se escucha.
Verde tierra tus pasos conociera,
brazos verdes y un aire embravecido
que entre aromas de encinas y olivos diluido
en tu cuna de breñas te meciera.
Cerropelado, A lo lejos te observa Baños de la Encina,
vertical centinela de tu cuna y estirpe
desde su Torre del Homenaje
y del sol jienense pregonero como tú.
Y se quejó al azul de tu fortuna,
que a las cinco de un sol de mayo viniera un torero
el maestro Curro Díaz, a cambiarte sus soles por tu luna.
y del sol jienense pregonero como tú.
Y se quejó al azul de tu fortuna,
que a las cinco de un sol de mayo viniera un torero
el maestro Curro Díaz, a cambiarte sus soles por tu luna.
Pero hoy te visito yo
Pregonero, mi Pregonero del alma
quien con tu noble embestida siendo aún un niño
me diste una tarde de Gloria en tu propia
casa.