Los caminos de Dios son infinitos. Cuando el hambre aprieta o en este caso sea la picaresca que va unida al ser humano, este es capaz de cualquier cosa.
En la historia quedó aquel que apresuradamente con una barra de hielo sobre el hombro, aprovechaba diciendo que iba al ambigú y el portero ante tal circunstancia no ponía impedimento alguno para que “el tío del hielo” presenciara gratis la corrida de toros.
Ahora todo ha cambiado, los tiempos y la mente avanza que es una barbaridad, quedando perplejo con muchos de los pícaros quijotescos que aún quedan por esta España europeizada, eso dicen, que somos europeos.
Un claro ejemplo de lo que les comento. Las dos entradas fueron recogidas por casualidad a la salida de la corrida del día 1 de octubre de la Plaza de Toros de Ubeda al llamarme la atención y estar boca arriba la entrada que corresponde a la localidad vecina de Sabiote. ¡Coño! que hace aquí una entrada de Sabiote.
Nada es de extrañar que disimuladas entre otras, contara el portero las mismas al comprobar que se ajustaban al número de personas que iban a entrar a la plaza.
Los pícaros suelen entregarlas por el lado contrario al que el portero corta la parte del boleto que corresponde a la entrada a la plaza, este las cuenta y por mucho que las abra en abanico nunca llega a descubrir si no las revisa una a una, la que corresponde a otra localidad, después les da la vuelta y una vez cortadas, rápidamente son guardadas en el bolsillo, seguidamente al no existir en este tipo de plazas acomodadores que una vez entra el cliente al tendido les solicite la entrada para indicarle el sitio que le corresponde y cortar la parte que corresponde a la localidad, la tarde la hemos echado gratis. ¡Toma del frasco, Carrasco!
Otras veces se intenta hacer la misma jugada descrita pero en esta ocasión con entradas reales de la plaza y día, pero ocultando en el centro de las mismas, otras correspondientes a sol, sin duda más económicas. En alguna ocasión y al dar con un portero más listo que ellos, quedan avergonzados entre las personas que en ese momento se encuentran en el lugar, marchando todos a la zona de sol por estar juntos. En esta ocasión el gato sale escaldado, otra veza será.
Pero la que más llama mi atención, es la de observar en primer lugar que el portero no sea del lugar para que no le conozca, en segundo lugar, seguir observando y esperar que varios espectadores -siempre los hay- decidan salir de la plaza momentáneamente y entreguen la entrada al portero. Una vez en poder de este varias localidades y observar no ha apuntado nombre alguno porque además eso ocurre cuando más aglomeración de gente hay para entrar a la plaza, es en ese momento cuando el pícaro entra en acción, solicitando al portero la entrada que le entregó al salir, este que como es lógico no puede recordar todas las caras, entrega una entrada que además le pregunta cuál es, y despistado entre el público asistente se coloca en una localidad que no pertenece a la que se le ha entregado por si las moscas, el pícaro aficionado ha resuelto su tarde de toros en una plaza, las más, donde esto como es lógico por lo explicado con anterioridad puede permitírselo.
También hay veces que algunos porteros “catalogados de duros” en connivencia con los pícaros y para despistar a los mil ojos que hay alrededor, al ser conocidos por desempeñar la misma tarea en otras plazas, el compañerismo aflora y la picaresca de entregar una entrada cortada de cualquier otro lugar, es perfectamente consentida. En todos sitios cuecen habas.
En cambio si he observado personalmente con algún que otro espectador acompañado de menores, que si se descuida les solicitan hasta la partida de nacimiento del mismo, como ha pasado esta pasada feria de Ubeda o como del mismo modo ha sido el caso, querer prohibir la entrada a un aficionado, por tener que presentar el D.N.I a la entrada de cada festejo junto a la correspondiente entrada, por haber adquirido el abono en los días previstos para su adquisición y cumplir un año más después de la fecha tope de adquisición de dichos abonos.
Sobre este punto habría mucho de debatir, dudo hasta qué punto un portero tiene derecho a ver el reverso de un D.N.I. y leer unos datos totalmente personales.
Y ya metidos en legalidades me gustaría saber si estos porteros están legalmente dados de alta para desempeñar sus cargos, conozco plazas que así es, pero…….., ¿eso ocurre en todas?
Entradas halladas en los tendidos de la Plaza de Toros de Ubeda
el 1 de octubre
el 1 de octubre