Luis
Francisco Esplá. Toda una vida. El que tuvo retuvo y guardó para la vejez...
23 / 03 / 2015
23 / 03 / 2015
Por: José María Puertas
Luis Francisco Esplá nace un 19 de junio de 1958 en Alicante. Torero poderoso en todos los
tercios. De familia taurina, su padre había sido novillero y ganadero, y había
fundado una escuela taurina. Su hermano Juan Antonio Esplá y su hijo con el mismo nombre también son
matadores de toros. Dos días después de su dieciséis cumpleaños, el 21 de junio de 1974, se puso por
primera vez el taje de luces en Benidorm, y a finales de ese año el 22 de
diciembre toreó su primera novillada con picadores en la plaza de Santa Cruz
de Tenerife.
Tomo la alternativa en Zaragoza el 23 de mayo de 1976, con
diecisiete años siendo su padrino Paco Camino y testigo Pedro
Gutiérrez Moya El Niño de la Capea.
Casi un año después, el 19 de mayo de 1977 confirmó en Madrid, con Curro Romero como padrino y Paco
Alcalde de testigo.
El día de su alternativa, El Capea,
Esplá y Camino
Ha recibido infinidad de premios, la Medalla de
Oro de Bellas Artes a la Tauromaquia, posa en sus vitrinas, estuvo en el Parlamento
de Cataluña exponiendo
razones de mucho peso para que no cerrasen la Plaza Monumental de Barcelona, pero su vida estará marcada por
tres tardes.
Comenzaba junio de 1982, era la vigésima corrida de la Feria de San
Isidro, el ruedo
de Las Ventas se empaño de bravura y torería, y parió un
espectáculo majestuoso, se denominó la Corrida del
Siglo, los toros
de Victorino Martín y
compañeros Ruiz Miguel y José Luis Palomar, los cuatro a hombros por la Puerta
Grande. Los
aficionados añoramos tardes como estas.
Se despedía de los ruedos, corría el 6 de junio
de 2009, Las Ventas como espectadora de lujo.
Dentro de un abanico amplio de cornadas, esta fue
brutal. Corría el16 de julio de 200, y Esplá fue herido gravemente en la plaza
de toros de Ceret
(Francia) por un toro de la ganadería del Cura de Valverde, durante la faena de muleta. Esplá vive ahora de
milagro, tres cornadas, una en el pecho, otra en la bosa escrotal y una
superficial en la cara, tuvo que ser evacuado de la plaza en helicóptero al Hospital Saint Pierre, de
Perpiñán. Luis Francisco
reapareció el 18 de agosto en Estepona.
Los pitos se los llevas el viento y
las cornadas se queda cada uno con ellas
Siempre ha sido un torero que ha dicho lo que pensaba, esto le ha llevado a
tener admiradores, pero también detractores, pero nunca se ha mordido la
lengua, ahora a su edad mucho menos, y aquí en Toros en el Mundo no será la
excepción. Nos hablara de las figuras de su época como Camino,
Curro, Robles, Manzanares, Viti, casi na... Nos hablará en que ha cambiado la sociedad en sus 35 años como
matador de toros, casi na...
Ahora, además de ver los toros desde la barrera, es pintor, dice que no volvería
a los toros ni aunque le cambien el nombre a la Diosa
Cibeles por el
suyo. Es de las personas cultas, cultas de verdad y sin darse ninguna coba ni
ningún alarde, sin duda un gran estudioso de la historia de la Tauromaquia.
Fue un placer paladear ese vino que nos tomamos juntos...
-¿Maestro que queda de aquel chaval
que jugaba a ser torero y tomo la alternativa en Benidorm?
“Uffff... Recuerdos, un camión
entero de recuerdos... experiencias. El toreo me ha fraguado como persona, en
muchas dimensiones, me ha hecho rico, ya no solo económicamente, sino a nivel
de experiencia. He podido llevar a cabo una profesión en la que vives en una
cuerda floja, ya no por el toro y el riesgo que conlleva.
"Dependes del juicio de la gente, un juicio inmediato,
un juicio a veces injusto otras veces tremendamente benévolo , pues claro ese
veleidad del publico es sobre la que tu caminas, esto hace más complicado
la profesión, mucho más que el toro. Cuando hablan de la dureza de la profesión
creo que la dureza la entraña precisamente el estar a expensas de ese juicio
inmediato de quince mil ó veinte mil personas.
"Eso te da una madurez te
hace a ver la vida de otra forma, también la proximidad con la muerte, ese
saber que todo está acotado, que todo está cerrado, que todo está de alguna
forma escrito te da una dimensión a todos los niveles incluso
organolépticamente hablando. La cena que yo disfrutaba el día antes de la
corrida no se parecen en nada en las que disfruto ahora”.
-¿De tu padre que aprendiste?
“Mi padre me enseño muchas cosas,
sobre todo me enseño a ser humilde. La tauromaquia es una profesión que te
mueres aprendiendo. Si no eres humilde te estás perdiendo la oportunidad de
aprender constantemente.
“Mi padre era un hombre muy
humilde, jamás se vanaglorió de sus logros y los tenía. Otra cosa que aprendí
de mi padre es a compartir con mi entorno lo bueno y lo malo”.
- Desde que Luis Francisco Esplá se retiró de los ruedos
hasta el día de hoy. ¿En qué ha cambiado la tauromaquia?
“En todo... Ha habido un cambio tremendo. Yo he vivido
35 años de la historia de España que se reflejan perfectamente en una plaza de
toros. Cuando viene la democracia que es cuando prácticamente yo me inicio en
esto, hay un terreno abonado de bondad, de ganas de cambio, luego se va endureciendo
cuando llegan las reglas del juego a cambiar que es lo que ocurre también un
poco en la sociedad democrática.
"Hemos vivido momentos de escepticismo que se
reflejaban en la plaza, los malos momentos económicos, las depresiones creaban
un clima oscuro en las plazas. Y ahora es una época en la que necesitamos
cambios pero tampoco sabemos dónde vamos, es decir, estamos a expensas de unos
cambios que no prometen nada y esto inquieta”.
- Las figuras de su tiempo y las figuras de ahora...
“No tienen nada que ver. Yo
cuando llegue al toreo había un rigor, una dureza, una seriedad. Los patios de
cuadrillas acojonaban. Recuerdo que me imponían muchísimo, los toreros estaban
a distancia, creaban una atmosfera especial, en el patio de cuadrillas había una
densidad tremenda.
"Yo no me atrevía a cortar
aquello, se podía cortar con cuchillo ese clima. Y fuera de la plaza eran
exactamente igual, eran de una personalidad apabullante, había una coherencia
entre lo que hacían dentro de la plaza y fuera de ella, era como una
prolongación siempre.
“Ahora no, hay una serie de
toreros a los que yo envidio y me descubro ante ellos en la plaza y puesto
delante de un toro porque hacen cosas que yo no soy capaz de hacerlas, pero
luego salen fuera y ya no me interesan con la corbata y el traje. Esto es algo
que creo que antes no ocurría. Es muy necesario que el torero siga siendo
dentro y fuera de la plaza esa coherencia, que siga encandilando fuera de la
plaza, y no todo lo contrario sino llevándonos al desencanto tan
pronto se ponen unos zapatos de calle”.
Esplá con su amigo y sastre Pedro
Algaba
Corría el 6 de junio de 2009, Las Ventas anunciaba la 3ª corrida de la Feria del Aniversario,
con un lleno de “No hay billetes para hoy”, hasta el cielo se encapotó, las
nubes no dejaban ver al sol la despedida de Luis Francisco Esplá. Un día de despedidas que en vez de
un adiós se convirtió en un hasta pronto maestro.
La despedida de Esplá fue épica, por todo, por su carga y por su
rito ceremonial, una ovación cerrada y crujida al verlo asomar por la puerta de
cuadrillas, vestido para la ocasión, de bermellón ó carmín ó grana y oro, con
soberbios golpes macizos de oro en las hombreras, pechera, espalda, bocamangas
y machos. Todavía mas rota la ovación al final del paseíllo, y tanto que no
pudo resistirse Esplá a salir para corresponder a tanto cariño desde las gradas
hasta el ruedo, que, invitó a salir a Morante de la Puebla y a Sebastián
Castella. Recuerdo
ver a Morante sumarse a esas palmas de ley.
Ochenta y ocho, ochenta y ocho
tardes en Las Ventas y el
destino, el azar o simplemente lo sembrado fue lo recogido. Esa última
faena a ese cuarto toro de la tarde, se convirtió en música y la letra la puso Luis
Francisco Esplá. Fue una
faena redonda y lograda, de inspiración pero a la vez una faena sencilla,
cabal, sutil, medida y muy completa.
A un toro Beato extraordinario, de Victoriano del Rio, para el que el propio Esplá pidió la vuelta al ruedo, sin celos
ni envidias, solo con la admiración al toro bravo, su compañero de viaje de esa
tarde que le ayudo a escribir una de las más bellas páginas en su haber y en el
haber de la historia de la Plaza de toros de Las Ventas. Hubo toreo encajado y firme, de
mano baja, ligado, ajustado, ceñido, bien rematado, grácil y grave, una faena
redonda, lo fácil y lo difícil se habían conjugado. Y así fue, el toro fue
arrastrado como en un arrastre lento en medio del clamor del que tuvo la suerte
de presenciarlo.
Dos orejas y casi el rabo. Era un clamor las caras del público
y la de felicidad del propio Esplá que fue obligado a dar hasta dos vueltas al
ruedo. Sombreros, gorras, prendas, cigarros, puros, muletas y garrotes, aquello
parecía otra época, la Época de Oro.
“La recuerdo con una conmoción absoluta. No he querido ver imágenes”.
- No me lo creo...
“Nunca, nunca las he visto, porque el recuerdo que yo tengo es como
desde el cráter hacia arriba... esa erupción”.
“Si yo veo esas imágenes lamentablemente, el ser humano vive subordinado
a la memoria y subordinado a la imagen. Si yo veo esas imágenes al final
me estaré viendo torear y perderé ese recuerdo que tengo. No me veo
torear sino todo lo contrario, me veo proyectado hacia arriba y sobre
todo reflejado en el público. Yo no sé cómo eran los muletazos, pero si
se cómo era la expresión de la gente, la conmoción que había en la plaza, el
grado de emoción, todas esas cosas no quiero que la crueldad del HD me la
niquilen”.
- ¿Con que toreros de ahora le gustaría torear?
“Con muchos... hay toreros muy
interesantes. Pero... Si me dices vamos a hacer una gira de veinte corridas, me
cogería del brazo de Morante y nos hiramos a hacer una gira como Dios manda.
Comiendo bien, bebiendo mejor y fumándonos unos puros de esos que cuando
lleguemos a la plaza diga el toro... 'Aquí huele a torero'”.
- Yo no tuve mas remedio que contestarle... Efectivamente
maestro aquí... “Aquí huele a torero”.
- Muchas gracias.
“Encantado de haber charlado
contigo de toros”.
@jmpuertasg