Pasar una tarde de toros en el campo y pasear por
los parajes de la provincia que más hectáreas de campo posee es toda una
delicia, pero si además está acompañado por una familia taurina como es la
Marín-Bautista, el placer es aún mayor.
Ayer fue una de esas tardes mágicas que hacía tiempo no
disfrutaba. Junto al amigo Manuel, novillero linarense, sobrino-nieto
del matador de toros Paco Bautista, disfrutamos de una tarde maravillosa en el
bonito chalet de una de las zonas más bonitas de Linares, La Garza.
Siempre es un placer estar junto a esta familia,
sobre todo con la abuela Encarna, hermana del maestro Paco Bautista, mujer luchadora,
especial y con un coraje que muchos quisiéramos tener a la edad que ella tiene.
Encarna, una mujer que quedara viuda con 37 años y tres hijos, tuvo que "lancear"
muchas “embestidas” de la vida y además de todo ello, sufrir la decisión de un
hermano que quería ser torero y que gracias a Dios consiguió destacar en su
época entre los primeros del escalafón, no en vano el torero Paco Bautista es
el matador de toros que más Trofeos de la Merced conquistó cuando Barcelona no
era ni una sombra de lo que en la actualidad han convertido los de siempre, los
de la mano negra.
Encarna, una mujer encantadora, siempre pendiente a sus invitados
Encarna junto a Ana, toman una merienda
Aqui merienda hasta el perro
Tarde buena de temperatura en la que bajo la sombra
de un porche pudimos charlar ampliamente de toros, para después disfrutar del
entorno paisajístico dando un paseo hasta el pantano de La Fernandina y
regresar al bajar el sol para, solos y a puerta cerrada, torear una becerra en
una ganadería de la zona, una becerra que salió extraordinaria y a la que
estuvimos dando “fiesta” hasta el anochecer.
Un paseo por la bonita finca
Pantano de La Fernandina
A Manuel se le va viendo con el paso del tiempo que
va tomando poso y cada vez que le veo torea más relajado, ayer, solo, con el
único sonido del respirar de la becerra, el cual se escuchaba perfectamente en
el callado sonido del campo, pude disfrutar del buen toreo de este novillero
linarense.
Manuel ante una brava, astifina y exigente becerra
A la vuelta un buen chapuzón en la fantástica
piscina que dispone el chalecito y una suculenta mesa que preparó Antonia, la
madre del torero, dieron paso nuevamente a una tertulia taurina que gracias a
la buena temperatura reinante, se prolongó sin que nos diéramos cuenta del paso
del tiempo.
No sé porqué será, pero cada vez se me ajusta más el
calendario taurino de campo, charlas, tertulias, reuniones con amigos y; hecho menos en falta la temporada taurina en
las plazas de toros; y es que los momentos intensos de placer son cada vez
mayores lejos de los cosos taurinos. Amén.