Juan José García
de Aller, es un amigo Guardia Civil y recalco lo de amigo por estar por encima
de lo que nos pueda unir profesionalmente. Lo que más me gusta de su amistad
son las diferencias que podamos tener, ver las cosas de forma diferente pero
jamás sin ofendernos y siempre desde el respeto es algo que solamente se consigue
con la profesionalidad y respetuosidad para con las personas; en el fondo, más
que diferencias, pudiéramos decir que son preferencias.
El amigo Juan,
es con mucha diferencia el mejor delegado de la Autoridad que hubo mientras
ejerció el cargo; y eso no se consigue ni con los libros, ni en los muchos años
que se pueda ejercer dicho cargo por las Plazas de Toros; y mucho menos -ya que
he estado presente en uno de ellos- en la jornada que se imparte en la
Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía. Hay algo más importante que la
preparación o la sapiencia que pueda adquirirse en una de estas jornadas al uso;
y es, SER AFICIONADO a los toros,
pero aficionado de los de verdad, de los de haber “mamado” al toro desde muy
temprana edad, de los de haber vivido en el campo bravo, conocer a la amplia
familia taurina que forman, ganaderos, vaqueros, mayorales………., como se decía
antiguamente, de los de haber visto la hierba nacer bajo una encina; y ese
precisamente es nuestro amigo.
Juan José García
de Aller, por si todo lo anteriormente dicho, sea poco, es además natural de
Salamanca, aunque se crió hasta que tuvo que realizar los Estudios Medios de
Capacitación Agraria en la taurinísima localidad de Sancti-Espíritus.
Nos cuenta Juan José: En mi pueblo cundo era pequeño
para ganarme unas perrillas, me iba por las tardes cuando no tenía colegio con
José Manuel “el panadero” a repartir pan por todas las fincas limítrofes,
recorriendo éstas, subiendo y bajando de la furgoneta para abrir y cerrar las
porteras de los cercados de reses bravas, en estas fincas conocí a los Ortiz de
Urbina, en Fuenterroble de Abajo, al Marqués de Bayamo, gran garrochista Miguel
“Altares” Bernaldo de Quirós y a su madre (una gran señora) con 7 títulos de
grandeza, entre ellos el de Marquesa de Fuenterroble y posteriormente a la que
sería esposa de Miguel, Alicia Coca, la cual hasta hace poco ha tenido una de
las mejores cuadras de cría caballar de España. También había otras fincas como
“Paradinas”, que se dedicaban a la cría de reses pero siempre en menor medida
que las dos anteriores.
El señor Delegado "rompe" el precinto y coteja las puyas de picar
Juan muy lejos de una actitud seca y áspera como la que ejercen otros delegados creyendo con eso ser mas autoritario, es amable con la gente del toro
Cerca de mi pueblo se encuentra la Finca Castraz, propiedad
en aquella época del suegro del Viti, Garzón, El Collado de los Sánchez Arjona
con su apeadero de tren, finca esta que tiene terreno en el término municipal
de Sancti-Espíritus, Pedraza de Yeltes, Campocerrado y otras fincas de gran
significancia ganadera, amén claro está de Cilloruelo, la finca del
conocidísimo “Raboso”.
Nos sigue relatando Juan: En Sancti-Espíritus,
debido a que mi madre trabajaba en el bar “La Posada”, propiedad de los padres
de Mª Argentina Ramos, actual propietaria de la ganadería de Aldeanueva, y con
motivo del nacimiento de su hermano menor José Andrés, conocí a ésta y a su
hermano Gumersindo al que me une gran amistad, siendo éste el representante de
la ganadería, pues Tina no ha tenido hijos. En esta casa dice mi madre haber
alojado los padres de Tina en el pajar a la gran figura del toreo Manuel
Benítez “El Cordobés”.
He de decir que, en mi pueblo conserva casa el
afamado “Raboso” José Matías Bernardos, ya fallecido al igual que su hijo
Domingo, en la cual vive la mencionada Mª Argentina. Yo guardo en el recuerdo un
dicho que hay en el pueblo en el que se dice “eres más feo que el perro de
Raboso”, pues José en aquellos tiempos tenía un bóxer para el ganado que era
muy feo.
También se instaló en mi pueblo el famoso picador
Bernardo Velasco haciendo en el mismo un criadero de reses, pero mansas, para
carne, uniéndome hoy día una buena amistad con sus hijos Bernardo, Carlos
(periodista) y Jaime.
Posteriormente y por circunstancias similares nos
trasladamos al restaurante “El Cruce” de Fuentes de San Esteban, regentado por
Leandro y otra paisana nuestra llamada Tina, estando allí trabajando como
camarero el que con el tiempo fuera afamado torero Julio Robles, el cual tenía
una gran amistad con un ganadero llamado Antonio “Casasola”, (nunca supe su
apellido), el cual ayudó mucho a Julio. Allí también conocí a gente del toro
como a mi gran amigo Salvador Herrero, Paco Pallares, Pedrés, Juan José, El
Capea y sobre todo a la persona que más me impactó por su sencillez, Dª Eusebia
Galache, que aunque mayor, repartía cariño y sabiduría por igual entre todos.
Estando aquí Leandro me llevó a la ermita de Buanamadre a un festival donde
toreaba su adorado Julio, en el que Curro Vázquez dio una “espantá” ante un
novillo. Ya en época posterior, debido al fallecimiento de su suegro se veía
mucho al Viti, ya que la finca de éste está cerca de mi pueblo y los niños que
había en Castraz iban a la escuela a Sancti-Espíritus.
Otra de las vivencias que no he olvidado ha sido el
estar departiendo una buena conversación y una buena mesa con asados en el bar
“La Villarina” de Sanctis, con el que ha sido hasta hace poco el director de la
escuela taurina de Salamanca, el maestro Juan José. Este hecho se repetía a
menudo, pues al maestro le gustaban mucho las comidas de Piedad.
Pero para vivencias “EL CARNAVAL DEL TORO” en Ciudad
Rodrigo, ya que cuando llegan estas fechas empezaba a entrarme el gusanillo
deseando que llegara el viernes de carnaval para irme a casa de mi tío Manolo y
salí por Miróbriga con mi primo Paco, asistiendo a todo cuanto podíamos y sobre
todo a las capeas, con el famoso y eterno maletilla “Conrado” y a las corridas
desde el tablao que hacía mi tío con mis primos mayores. En uno de los festejos
recuerdo que a Flores Blázquez le dieron una pata como trofeo, siendo la
antítesis la muerte de un caballo de Javier Buendía.
En cuanto a mi experiencia frente a las reses bravas, es menor, (el
miedo guarda la viña) reduciéndose a enfrentamientos esporádicos en las fiestas
del pueblo con vacas cornalonas de Raboso, Sánchez Arjona, Santos Alcalde,
Marqués de Bayamo y otros. También por el día de San Juan íbamos a Castraz,
donde Garzón aparte de soltar algunas vacas, daba de comer carne de las mismas
a todo el que quería.
Posteriormente ingresé en la Guardia Civil,
conservando mi afición taurina y estando en Sabiote, se me ofreció la
posibilidad de ejercer como Delegado de la Autoridad en los festejos taurinos
formando un grupo de personas que estaba muy unido y que sabían hacer su labor
de mejor o peor manera, pero con afición.
Llegado este punto
haría un enciso amigo Juan, pero prefiero que sea esa última palabra tuya,
AFICIÓN, la que prevalezca, mi opinión se haría larga y a mucho “T.T.” le
amargaría más de un café. Un día de estos seguiremos hablando y te contaré
muchas cosas vividas en tu bendita y taurina tierra.
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