Quejarme sería enojar a Dios. Bién es verdad que gracias a este Blog "De Catafalco y Oro", tengo el honor de compartir tertulia con muchos aficionados de distintos puntos de la geografía española y fuera de nuestras fronteras, AFICIONADOS con mayúsculas de los de verdad y con verdad, sabiduría y conocimientos.
Si algún post atrás hablaba de José Luís Bautista, no pueden quedarse atrás Juan Lamarca, José María, Enrique Martín, Milinko, Juan Antonio y Murillo, los toreros mexicanos,"El Inclusero", Agustín Hervás, Javier Salamanca y un largo etcétera.
Pero hay uno que sin despereciar al resto, sobresale en gran medida por su experiencia y veteranía -son varias decenas de primaveras las que cuenta- Gil de O.
Por eso; porque así lo creo en justicia, he convertido un comentario suyo en post para demostrar al aficionado lo que estoy diciendo.
El SITIO DE UN TORERO
Diez años atrás, Jaén,
novillada homenaje a la mujer jienense en el coso de la Alameda, hay toreros
sobre el albero; uno de ellos destaca, rezuma torería por los dieciocho
costados de su alma. Es El Sombrerero de Alcalá la Real, que pide paso.
Un Restaurante en la calle Tablerón, la elegida por la Banda de Música por su magnifica acústica, y a cien metros de la Plaza de Toros, para recrearse en la interpretación a modo de pasacalles del más bonito de los pasodobles, ese del Maestro Cebrian que se llama Churumbelerías. Personal y mujeres guapas, chiquilleria al compás y aplausos para el Maestro Sapena y su filarmónica puesta a pie calle, para honra de la mejor música. Estampa que con su descripción me ha producido sensaciones, qué desde aquellos tiempos no hemos vuelto a paladear.
Y en esta calle un nada pretencioso restaurante; y en él una familia humilde -diez años atrás- en los postres de aquél día homenaje a la Mujer Jienense. Otra familia humilde, la mía, acabamos de entrar en él, y ese olor a torero, la calle Tablerón ya de por sí lo tiene, queda amejorado en ese punto de encuentro previo a algo importante en la Feria de SAN LUCAS DE JAÉN. Huele a Torero, allí está en los postres arropado por familiares, Manuel Ocaña "El Sombrerero". Me dirijo a él para felicitarle tendiéndole la mano; pero él, el Sombrerero me ofrece un abrazo. Ya olía a Torero y de casta. No soy de dar abrazos a los toreros. Sin embargo este lo acepté de buen grado.
La casta que un día sacó ante lo que él consideraba una injusticia, pocos días después de cortarle una Oreja en Las Ventas -cornada del Ruso- a aquél de Guadaira, le puso delante un muro infranqueable. Alguien sin duda del Cinturón de Acero quiso impedir su repetición, que yo presumía la de su consagración. Injusticia a efectos de aplicación comparativa. Justo en tanto en cuanto hay que aplicar la Ley. Poco ha vuelto a torear un TORERO forjado en PLAZAS FRANCESAS, EN EL VALLE DEL TERROR -cuando lo era- y sobre todo, que era con la Verdad en su Toreo.
Acaba de dar un aldabonazo, ya maduro, en su día de alternativa en Atarfe. Ojo a este TORERO, torero de Jaén, que va a exigir un sitio que le pertenece y se le ha negado en los despachos.
Un Restaurante en la calle Tablerón, la elegida por la Banda de Música por su magnifica acústica, y a cien metros de la Plaza de Toros, para recrearse en la interpretación a modo de pasacalles del más bonito de los pasodobles, ese del Maestro Cebrian que se llama Churumbelerías. Personal y mujeres guapas, chiquilleria al compás y aplausos para el Maestro Sapena y su filarmónica puesta a pie calle, para honra de la mejor música. Estampa que con su descripción me ha producido sensaciones, qué desde aquellos tiempos no hemos vuelto a paladear.
Y en esta calle un nada pretencioso restaurante; y en él una familia humilde -diez años atrás- en los postres de aquél día homenaje a la Mujer Jienense. Otra familia humilde, la mía, acabamos de entrar en él, y ese olor a torero, la calle Tablerón ya de por sí lo tiene, queda amejorado en ese punto de encuentro previo a algo importante en la Feria de SAN LUCAS DE JAÉN. Huele a Torero, allí está en los postres arropado por familiares, Manuel Ocaña "El Sombrerero". Me dirijo a él para felicitarle tendiéndole la mano; pero él, el Sombrerero me ofrece un abrazo. Ya olía a Torero y de casta. No soy de dar abrazos a los toreros. Sin embargo este lo acepté de buen grado.
La casta que un día sacó ante lo que él consideraba una injusticia, pocos días después de cortarle una Oreja en Las Ventas -cornada del Ruso- a aquél de Guadaira, le puso delante un muro infranqueable. Alguien sin duda del Cinturón de Acero quiso impedir su repetición, que yo presumía la de su consagración. Injusticia a efectos de aplicación comparativa. Justo en tanto en cuanto hay que aplicar la Ley. Poco ha vuelto a torear un TORERO forjado en PLAZAS FRANCESAS, EN EL VALLE DEL TERROR -cuando lo era- y sobre todo, que era con la Verdad en su Toreo.
Acaba de dar un aldabonazo, ya maduro, en su día de alternativa en Atarfe. Ojo a este TORERO, torero de Jaén, que va a exigir un sitio que le pertenece y se le ha negado en los despachos.
Gracias Gil de O., aunque sabes que muchas veces reina en mí la negatividad sobre la recuperación de la Fiesta de los Toros, estos comentarios suelen abrir esperanzas. Enhorabuena maestro.
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