Agradable tarde, primaveral, soleada, temperatura
ideal y lo más importante, hasta el aire se quedó sentado sin moverse para no convertirse
en viento y junto a un herrerillo que con su agradable canto ocupó tendido en el granado de uno de los
burladeros, disfrutaron con nosotros del buen toreo en la plaza de tientas de
la Finca Cerropelado.
Como es habitual en esta casa ganadera, don Iñigo
Garzón comparte tentadero con el torero invitado -en este caso el novillero de Tomelloso
Antonio Linares- para hacernos disfrutar de ese toreo campero que solo los
hombres de campo y un número muy escaso de toreros saben realizar.
D. Iñigo Garzón observa con atención la tienta de una de sus becerras
Probaron se para madres un total de cuatro becerras,
cada una con sus características especiales, sobresaliendo la tentada en primer
lugar, que a pesar de alcanzar el resto una buena nota, ésta sobresalió en
todos los sentidos, su bravura y nobleza; su forma de plantar cara al caballo y
acudir al cite del picador de la casa Santiago Sánchez que como siempre, bien
colocado y al cite vara en alto y voz altiva, conseguía que la becerra viniera
galopando hacia el equino propiedad del torero de plata Francisco Javier
Tornay.
El torero de Tomelloso Antonio Linares aprovechó la
oportunidad de medirse ante las reses de procedencia Núñez del Cuvillo estando
muy a gusto delante de la cara de las reses, resolvió bien todas las
situaciones dando el tiempo y la distancia que cada becerra le iba pidiendo y
consiguió que pudiéramos disfrutar de una buena tarde de toros, una tarde de
toros campera donde el aficionado puede atisbar muchos conceptos que en un
aplaza de toros difícilmente pueden observarse.
El picador Santiago Sánchez como siempre superior,
su manejo del caballo, un equino joven de 4 años que según su actuación de ayer
se vislumbra será un buen caballo de picar, lo movió por la plaza con esa difícil
facilidad que hace ver a los que no somos expertos en la materia. Santi citó a
las becerras con elegancia, a una justa distancia, dándoles el justo castigo
para que posteriormente pueda torearse con las máximas garantías.
El torero de plata Francisco Javier Tornay, estuvo
del mismo modo fenomenal con el capote poniendo las reses en suerte ante el
caballo, practicó unos pares de banderillas y hasta se estiró en unos buenos
muletazos ante las extraordinarias vacas de don Iñigo Garzón.
Como siempre, con la amabilidad que caracteriza al
señor ganadero y sintiéndome como en mi propia casa, pude tener mi minuto de gloria,
ayer con demasía, tanto es así que hoy, dada mi falta de entrenamiento y puesta
a punto, las cuales son nulas ya que me gusta torear haciendo lo que veo, sobre
todo viendo entrenar al maestro de Úbeda, estoy padeciendo de agujetas hasta en
el cielo de la boca, pero vale la pena ya que como he mencionado, dada la
calidad de las becerras, en unas mas y en otras menos, pude ponerme delante de
las cuatro vacas y disfrutar de una tarde inolvidable.
Para finalizar, interesante, amena y pedagógica
charla taurina entre los asistentes al tentadero ante el refrigerio ofrecido
por el señor ganadero, donde como siempre, estas “aulas”, me refiero sin lugar
a dudas a los salones típicos con chimenea de los cortijos ganaderos, es donde
se reciben las mejores clases y se forjan los mejores aficionados.
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