lunes, 27 de abril de 2015

TARDE DE TOREO PURO Y ETERNO EN CERROPELADO



El sábado fue uno de esos días que te regala la vida y ocupa un lugar preferente en el recuerdo para siempre. Por la mañana como habéis visto en otro post pudimos compartir con buenos amigos un día de campo en ese paradisíaco lugar junto a la ganadería de D. Ramón Segura que es La Garza.

Después de la comida tuvimos una tarde difícil de narrar, un tentadero en la Finca Cerropelado, en la ganadería de D. Iñigo Garzón donde pudimos disfrutar no solo de una tarde de campo maravillosa, templada, de una temperatura excelente y unas reses extraordinarias, sino de una tarde de toreo, de ese toreo de culto, de ese toreo eterno, ese toreo puro y añejo que siempre perdura en la mente de los buenos aficionados de la mano del Matador de Toros ubetense, Juan Antonio Millán “Carnicerito de Ubeda”.

El torero de Ubeda, uno de los más puros ejecutores de todas las suertes del toreo, va tarde tras tarde macerando en sí mismo, sin prisa pero sin pausa, desde el instante mismo que quiso ser torero, ese toreo como digo, tan eterno, puro y añejo que rebosa de torería para derramarse lo mismo en una Plaza de Toros en las pocas veces que le dan esa oportunidad -no me explico para donde miran las empresas- que en el silencio de la placita de tientas de cualquier ganadería.


Juan Antonio Millán “Carnicerito de Ubeda”, sueña para luego convertir en realidad ese toreo eterno, puro y añejo porque a veces los sueños se convierten en realidad y, el sábado ante la clase y bravura de las becerras del ganadero D. Iñigo Garzón, en esta recién estrenada primavera, vimos a un “Carnicerito” exultante, lleno de fuerza y vigor, donde consiguió hacer brotar de su mano izquierda esos naturales de seda, cadencioso y lentos como una agonía, con la figura compuesta y siempre encajado de riñones para acompasar con la cintura esa dulce embestida de los Núñez del Cubillo criados en Linares.



Los aficionados y el ganadero allí presentes, rugían al rematar cada serie y callaban litúrgicamente cada vez que el torero, con un porte característico, con esa despaciosidad y esa torería contenida que solo se consiguen habiendo bebido durante muchos años de las fuentes más puras y cristalinas del toreo, de esos cánones que muchos intentan apartar en el toreo bullidor de hoy en día.


Faena campera, con sentimiento y un poderío que la verdad sea dicha, pocos toreros consiguen en la soledad de la dehesa. Juan Antonio Millán, sumido en él mismo, toreó olvidando su cuerpo y algo muy importante, le vi realizar lo que tantas veces decía el grandioso Juan Belmonte, que el toro no tenía terrenos sino que el torero los tenía todos, por ese motivo; Juan Antonio Millán toreando en cualquier lugar de la placita de tientas, transmitió a los presentes ese toreo con verdad, ese toreo que como he comentado, queda eternamente en la retina de los aficionados.

El ganadero D. Iñigo Garzón como es habitual en él, tentó una de las becerras, extraordinaria res a la que realizó una faena al más puro toreo campero, aquí le vemos en algunos momentos de la faena.






Tarde magistral donde el Picador de Toros y Mayoral Santiago Sánchez nos hizo disfrutar de su maestría en esta importantísima Suerte del Toreo.









Los aficionados también tuvimos nuestro momento, fue una tarde mágica donde todo el mundo se sintió a gusto, cuando hay buen toreo parece contagiarse a todos los presentes y este es el resultado de un modesto aficionado que aunque sin abusar de las malas dependencias para el cuerpo según los doctores en medicina, no se cuida en torero y no entrena, algo fundamental en esto del toreo; pero bueno, nos vamos apañando para satisfacer esta afición.







El torero "Carnicerito de Ubeda" posando con los jóvenes aficionados asistentes al tentadero.



Fotos.- J. Cisneros.


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