martes, 18 de noviembre de 2014

PEDRO MATEO. TORILERO DE LA PLAZA DE TOROS DE BAEZA

Pedro Mateo fue una de las primeras personas que conocí a mi llegada a Baeza. Por casualidad entré un día en su taller de electricidad cuando paseaba por la ciudad a preguntar por un tema eléctrico y me quede sorprendido cuando vi las fotos junto a toreros que tenía colgadas de la pared del referido taller.
Recuerdo que la final de la visita me fui sin saber lo que en realidad llevaba en mente, fue tal el entusiasmo con que empezamos a hablar de toros que como suele decirse, se fue el santo al cielo y marché sin saber el tema de electricidad que me llevó a entrar al taller.

Pedro era el hombre encargado de abrir la Puerta de Toriles en la Plaza de Toros de Baeza junto a su hijo, del cual hablaremos otro día, ya que era otro aficionado de pro y hace ya un tiempo que del mismo modo nos dejó debido a un fatídico accidente laboral. Como iba diciendo, Pedro, a la vez era la persona que todas las mañanas del apartado y enchiqueramiento de las corridas que se iban a lidiar por la tarde, se encargaba en la meseta interior de toriles que no faltara la alargadera de corriente para meterla por la trampilla superior del chiquero y que el toro al ver esa claridad, sin ninguna dificultad y con mucha maestría, entrara al mismo sin dar derrotes a puertas o sombras que se pueden producir en la pequeña manga de chiqueros. Así uno detrás de otro, quedaban enchiquerados los ocho toros que normalmente se encierran para la corrida de toros.

Particularmente he tenido muchas conversaciones con Pedro Mateo, siempre de toros claro; era un hombre afable al que gustaba recordar esta o aquella corrida de toros celebrada sobre todo en su coso de Baeza. Por edad como es lógico había oído hablar de muchos toreros pero nunca les vi torear o si quizá viera a alguno ya fue en las postrimerías de su carrera y con Pedro pasaba buenos ratos cuando apasionadamente me comentaba lo que fue la Plaza de Toros de Baeza, Plaza por donde pasaron todas las grandes figuras del toreo, Manolete, Domingo Ortega, Marcial Lalanda y sobre todo los hermanos Girón, los “Girones” como decía el amigo Pedro, fueron algunos de los muchísimos toreros que época tras época fueron pasando por esta Plaza de Toros a la cual tanto amaba Pedro Mateo.

Todo es por afición me comentaba un día Pedro ¿Tú te crees que si no hubiera afición, todos estos días de Feria íbamos a estar aquí trabajando?, la verdad que no Pedro, le contestaba yo, comentándole algunas de las peripecias que tenía que hacer para poder asistir a los festejos programados para feria, incluso entrar a trabajar de noche y sin dormir por tal de asistir a la corrida de toros.

Pedro gustaba de narrar algunas anécdotas ocurridas en la Plaza, pero como he dicho anteriormente y dada su gran afición lo que más le gustaba era hablar de los toreros, de las buenas faenas de los grandes toreros que hicieron el paseíllo sobre el albero del coso de San Nicasio.

La verdad que con Pedro Mateo se acaba el eslabón de una valiosa cadena de aficionados baezanos que al menos los aficionados no deben olvidar y, llegado este momento me viene a la mente el bueno de Nicolás, el Conserje de la Plaza, del cual también hablaremos otro día. La gente se marcha, ya lo sabemos, todos nos tenemos que ir, pero duele recordar a estos grandes aficionados a los toros que tanto han enseñado y a la vez han inculcado a otras generaciones, pues en la actualidad vemos a hijos y nietos de estas personas, desempeñar cargos en los distintos festejos taurinos de la ciudad; ellos son ahora el eje, ellos son los obligados a trasmitir esas enseñanzas que al igual que hizo Pedro, tienen ellos que hacer con las generaciones venideras.

Pedro, amigo, yo soy creyente y se con toda seguridad que algún día volveremos a vernos y, conociendo como conoces de mi afición, me abrirás esa Puerta de Toriles Celestial para que junto a todos los amigos que ya os encontráis en esos Toreros Cielos, pueda brindarte aunque solo sea un bonito natural de aficionado, de esos que en alguna capea en tu Plaza me has visto dar. ¡Va por ti Pedro!

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