Con lleno se han lidiado cinco toros de Zalduendo de Juan Pedro Domecq, flojos y de desigual juego.
Enrique Ponce, ovación y ovación tras aviso
Morante de la Puebla, pitos y oreja
José María Manzanares, oreja y ovación tras aviso.
Enrique Ponce, ovación y ovación tras aviso
Morante de la Puebla, pitos y oreja
José María Manzanares, oreja y ovación tras aviso.
De
Miguel Ángel, quién visitaba y analizaba las canteras en busca de la
pureza del mármol para darle vida, hemos pasado en nuestro pretendido
afán de considerar Arte el Toreo, a esto de las peladillas y el mármol
arenoso y podrido para qué, antes de que la obra se culmine, acabe cual
azucarillo, diluida bajo la tonalidad de las broncas a unos obligados
que permiten la mentira y el fraude. Efímera la Obra del Toreo, pero no
tanto. Se nos están derrumbando sus estructuras.
Se
ha llenado la plaza, se ha agotado el papel. No olvidemos que estos 6
elemento-producto de torifactory los han exigido los tres espadas G-no
sé cuántos” del cartel. No olvidemos que la Plaza de Toros de la
Malagueta sufre y padece la dureza de una espada sobrevoladora que
supuso el abandono de la Casa Chopera; etapa en la que los bailes de
corrales, así como en la precedente UTA era tan usual. Contubernio
convenido, o trasunto de alcoba; lo cierto es que la cuestión ha ido a
más, la Málaga Torera pierde su identidad, y los obligados se tocan las
narices. Una tarde, la de ayer, en la que las broncas y los pitos a los
ganaderos, al “palquillo-jaula” y al arrastre de los JP-Z (limusines,
tamarones de mentis y Parladés de coña) fue lo usual. Broncas, unas por
“fas” y otras por “nefas”, según se tratara respectivamente de protestar
la mayor parte de las reses -sardinas-, o por el morantismo insurgente.
Una masa esculpida, cual artista JP
Abre
plaza un primero de Juan Pedro Domecq, cual masa esculpida en cuanto a
formas, parece comerse el mundo, Manuel Quinta le quita los humos,
simplemente dejándolo; mientras Ponce, fiel a su estructura mental de
una fiesta superficial, siempre mal colocado en el primer Tercio. Se
acaba el Toro, da los adentros, miente, se cae, no puede, posturitas,
composición y gestos de insatisfacción. Todo se lo traga el predispuesto
achanta por ciento de la concurrencia y tras un mal espadazo y
descabello, se le obliga a saludar.
Manuel Quinta deja medirse al JP. Ponce -habitual en sus 25 años- mal colocado
Hay
que pedirle perdón al maestro, queda una sardina en chiqueros, a la que
intenta cortarle las orejas pretendiéndole con la izquierda pero sin
naturalidad; todo muy aseadito, todo impoluto; todo queda bien hasta el
fallido intento de “poncinas”, resuelto con pinturería; pinchazo sin
soltar, otro hondo agarrado y descabello con genio. Más saludos.
Marmol podrído de la Z que se desmorona
El
“morantismo” está de fiesta y quiere continuarla en la Malagueta. La
falta de objetividad es patente. Sentada a mi izquierda, una morantista
de pro Doña Rosa O. Rodrígues, ganadera portuguesa que cría el murube
clásico con goterones de Carmen Lorenzo, me advierte qué, al regordío
que hace primero para Morante le falla la mano derecha, ya de salida.
Enseguida y a los primeros lances del matador del pueblo de las
cigarreras, se cae; la endeblez es clara; a la ínclita de la jaulilla
presidencial le importa poco; se diría...”son vicisitudes de la lidia”,
cambiando a banderillas sin ponerse “colorá”, con lo bien que le vendría
a esa walquiria cabellera que luce.
Presidenta que se -nos- toca las narices
En
el segundo de Morante, que hace quinto de lidia ordinaria, el más
“sardina” y débil del encierro, se vuelve a llamar a “andanas”; al
anovilladito, poco castigado, se le ha debido cortar la hemorragia -ya
no se usa el acetil-salicílico, se usan antihemorrágicos- lo cual he
comentado con la significada ganadera portuguesa. Hoy no estaba mi amigo
el francés, estas corridas de “fule” no le agradan. Hace sus cositas el
buen Morante siguiendo la corriente y corta una oreja con insistente
petición de la segunda. El granito pétreo con qué se esculpió su figura,
comienza a modelarse en barro, por lo que cada día está más lejos el
bronce.
Sardinas tapándose por la cara. A Manzanares le valen una oreja
Manzanares,
visto lo visto, no tiene ningún limousin para taparse; por tanto, opta
por medir y cortar con precisión, muy bien entendido por Chocolate y
Barroso. Sus dos sardinitas, propias de plaza de tercera, la primera con
pitones agresivos; y la segunda en castaño y acaramelada su cuerna, ni
eso. Hoy ha escondido menos la pierna; se diría que aprecio una buena
disposición en el rectilíneo trazado de sus derechazos, que quieren ser
redondos en ocasiones; mata de buena estocada recibiendo a su primero,
para oreja. Al segundo hay que atajarlo, en sus pretensiones de rajarse
-acaba en toriles- por lo que vemos a un Manzanares cruzándose de forma
ajustada, lo que no quiere decir que cargarse la suerte; entre otras
cosas porque la pierna la echaba antes de entrar en jurisdicción; y otra
por la razón fundamental de que cargar la suerte es algo más, es
ponerlo todo; y Manzanares no llegó a tanto, salvo en el pinchazo previo
y otra gran estocada, ambas ejecuciones recibiendo, aunque tal vez
sacando la pierna algo más de la cuenta; no es Varelito. Saludos.
Texto y Fotos.- José Olid. Colaborador de Granada Costa para De Catafalco y Oro.
Magnífico D. José Olid, como siempre. En Bilbao pitaron al Manzanares, hijo por supuesto por el destoreo con el que indulta en Sevilla y sale a hombros en Granada y tantos otros sitios. Mis respetos, D. José. No se como es posible que aguantemos esta falsa...
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