jueves, 17 de octubre de 2013

UBEDA TAURINA, LA BIEN PREGONADA

“Que buen vasallo si hubiere buen señor” 

Sus Pregoneros han dicho:
Torera y responsable, ante la Historia, ciudad de  autenticidad, respeto y liturgia; capacidad de hazaña, sacrificio y entrega; religiosidad, belleza, valor y gracia; y algo más que trasciende sin explicación y generosidad en confluencia de ambas virtudes que no son patrimonio de clase alguna; son como el trapío en el Toro, se tiene o no se tiene. Úbeda lo tiene en letras de Oro.

Abro el portón y me encuentro a Úbeda, a la Úbeda torera ante mí, y a la Ubeda, sede de la mayor concentración, junto a Baeza, de Arte de la historia. Suficiente motivo, para crecerme paladeando sus testimonios artísticos envueltos en  aromas de Fiesta Brava, que la ciudad de Úbeda, mientras a la par mima,  eterniza con sus Ferias Taurinas.

Aquí estoy, en esta gema de la joya que es Úbeda. En esta obra de arte del último cuarto del siglo XVI. En este Escorial Andaluz, dentro de esta gran firma de Andrés de Vandelvira. Es cierto que hay que conocer el siglo XVI, nuestro Renacimiento, para entender esta ciudad. Para entender lo propio y lo silente del carácter que la Historia ha dado a esta ciudad. Estoy dentro de la armonía, de la belleza, del orden y la serenidad. Estoy en esta semilla de oro que es el corazón de Úbeda. Y aquí estoy ahora, en esta ciudad,  a la vez que de la Humanidad, también Patrimonio del Toreo,

Estar aquí hoy, en esta ciudad Monumental  y de arraigo taurino sin igual, perdiéndose en el tiempo sus antecedentes históricos, me hace sentirme especial pero a la vez intranquilo al tener un Toro por delante difícil de lidiar, porque hablar de toros en tierras tan toreras como estas no es cosa baladí.

A la Ubeda, siempre alerta, salvaguarda y protagonista ante las vicisitudes de orden histórico, artístico, cultural y socioeconómico, no le pasa desapercibida la situación de la Fiesta Brava, la situación de esta Fiesta Universal que es el Toreo.  Todos sus Pregoneros han visto en Úbeda un baluarte inexpugnable para la defensa de los intereses de la Tauromaquia, como lo ha venido siendo ante cualquier azote de los muchos padecidos por tan digna ciudad a través de la Historia.

Sus últimos Pregoneros Taurinos así lo han venido expresando, sin duda con la intención de que asumiera la responsabilidad que como ciudad ante la Historia siempre encabezó, para que por igual, lo hiciese ante el Toreo. Pregoneros que le han dado el encargo a un hombre, sin dudas de ninguna clase, fiel representante de la afición a Toros de Úbeda y su Comarca, Don José Cisneros Galera, quién sin dudarlo lo ha asumido desde su participación  en todos los medios de comunicación, séase prensa, internet, redes sociales, radio o televisión.

Y lo hace desde el conocimiento adquirido en el análisis y en la práctica tanto en el campo como en la plaza, estudioso en profundidad de lo legislado y reglamentado sobre la Fiesta, absorbiendo todo lo que de bueno aparece en sus retinas y en su sensibilidad de aficionado. Todo ello lo traslada a un ejercicio crítico creativo y no exento de objetividad; con claridad rayando en la dureza, si quieren, pero desde el respeto; y con una fuerza interior que hacen  proyectar sus criterios basados en la razón, hacia el exterior de  forma coherente y constructiva.

Un día le dije a modo de predicción y en clave de chanza: “Qué buen vasallo, si hubiere buen señor” tomado del Cantar de Mío Cid. Hoy le digo que este vasallo, fielmente entregado a la Fiesta, ha encontrado un Buen Señor a quién servir, que no es otro que “El Toreo”.    

Fuente.- José Olid. Colaborador de Granada Costa para De Catafalco y Oro.

1 comentario:

  1. Amigo Pepe toda una sorpresa tu articulo. Por supuesto que aún me acuerdo de aquella tarde en Ubeda cuando te pregunté "Es usted el señor Olid". Algo ha llovido.
    También me acuerdo de aquellas palabras que mencionas: “Qué buen vasallo, si hubiere buen señor” tomado del Cantar de Mío Cid.
    Gracias porque si hoy me dices que este vasallo, está fielmente entregado a la Fiesta y he encontrado un Buen Señor a quién servir, que no es otro que “El Toreo”; no es sino a tus sabias enseñanzas. Espero no defraudarte nunca en esto tan complicado del Toro.

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