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Jesús Navarro, el alcalde de Calasparra, es un buen alcalde. Jesús Navarro, es un buen taurino y una buena personal. Pero Jesús Navarro no tiene ni idea de la gestión taurina, y ese es un grave error cuando se preside una comisión integrada por diversos colectivos para organizar festejos en la población arrocera, en donde cada uno habla un idioma distinto, tienen gustos diferentes y buscan a veces un protagonista por encima de los intereses del pueblo y de sus toreros.
Jesús Navarro, el alcalde de Calasparra, es un buen alcalde. Jesús Navarro, es un buen taurino y una buena personal. Pero Jesús Navarro no tiene ni idea de la gestión taurina, y ese es un grave error cuando se preside una comisión integrada por diversos colectivos para organizar festejos en la población arrocera, en donde cada uno habla un idioma distinto, tienen gustos diferentes y buscan a veces un protagonista por encima de los intereses del pueblo y de sus toreros.
La idea de la Comisión que no es mala, ha tenido un fallo de base imperdonable. Simples aficionados no pueden negociar contratos, ver ganaderías, tomar decisiones que corresponden a profesionales. El día que el político se meta a técnico, deja de ser tal, para convertirse en politécnico. Eso es lo que le ha pasado a Jesús Navarro con lo fácil que le hubiera resultado aplicar una fórmula similar a la de Arnedo y a muchos festejos que se organizan en Francia, que no paran de darnos lecciones diariamente.
Un profesional. Eso es lo que ha tenido que buscar la Comisión. Poner sobre la mesa una serie de nombres de gente seria y capacitada y decidir por uno de ellos. Su trabajo, conociendo los gustos de los calaparreños, no era otro que con el presupuesto que se le pusiera a su disposición gestionar toros y toreros, presentar un proyecto a la Comisión, hacer los cambios que esta estimara oportunos, y por objetivos o público asistente cada tarde a la Caverina, cobrar.
Jesús Navarro no ha debido admitir presiones de nadie. Todos sabemos que es un abismo el que separa a El Quite y al Club Taurino, todos conocemos lo que piensa Joaquín Caballero y muchas peñas, lo que no se puede ir viendo es cómo se van retirando miembros de esa Comisión porque le vieron las orejas al lobo al intentar dar la Espiga de Plata, pagándose los toreros los gastos, o poner a empresas privadas a trabajar para intentar bajar el sueldo de lo que quiere cobrar Filiberto, que encima es de la casa.
El alcalde maneja dinero público, y ante la posibilidad de pérdidas (que casi seguro se van a producir) le ha temblado el pulso y le ha producido escalofríos, pero ¿Quién aconseja a Jesús Navarro? Quien lo haga, debe ser un iluminado o un personaje nefasto. El toreo es grandeza y si se va con miserias, mejor apaga y vámonos, no crees fórmulas mesiánicas y no te acojones cuando veas lo que viene encima. Cualquier calasparreño entendería en los tiempos que corren que se den menos novilladas, que se busquen fórmulas para que la gente acuda a la plaza poniendo precios populares... ¿pero comprendería que con sus impuestos se paguen siete o diez millones de las antiguas pesetas en toros? ¿No hay puntos de iluminación por poner? ¿Nuevas aceras o pavimentos? ¿Mejora en los servicios? ¿Más policía?... esto es lo que empieza a ver Jesús Navarro, y le ha producido "repelús " el poderse ver superado en sus previsiones por el gasto de los toros.