sábado, 1 de junio de 2013

2ª Feria del Corpus de Granada

Con casi tres cuartos de entrada se han lidiado toros de Núñez del Cuvillo, de juego desigual.
Juan José Padilla, oreja y vuelta
Morante de la Puebla, pitos y ovación
El Juli, oreja y oreja.

Necesito al Juli para mi causa
 
 Entereza y la huella de Portugal en el ojo derecho

Con más ilusión que acierto, echábamos en nuestra crónica de ayer, las campanas al vuelo ante la aparente tarjeta de presentación del Triunviro Coutiño-Chopera-Matilla en la Primera del Corpus granadino. Bastaron veinticuatro horas para que a ellos se les uniera el Domínguez-Barrera (versus Morante)-Cuvillo para que ese gozo se desvaneciera, cayendo en total desilusión.

Adecentar le llamaba Gallito a los Toros cuando pasaban por el tocador de Los Merinales; hoy, no sé cómo le llamaran los Núñez del Cuvillo y adláteres responsables de la Corridita, anovilladita, sin cuajo ni trapío lidiada en la Frascuelo. Hay quién le llama “manipulación fraudulenta” según el vigente Reglamento; personalmente, y de toda la vida he utilizado la expresión “afeitado”; lo qué, no me he permitido aseverar todavía, siempre a resultas de la revisión técnica post-morten y la verificación de las astas si es que se enviaron a los laboratorios oficiales.

Mal no habría de pensar, por aquello que en un principio supuse olvido, ante la ausencia de las Actas de Reconocimiento de las reses presentadas para su aprobación por el/los ganaderos en cartel. Pero ante la ausencia de las mismas por segunda día consecutivo en los lugares de costumbre, Taquillas oficiales, ya me intranquilizó sobremanera. Si veo intencionalidad; y ello, no me ha gustado señores Presidentes, Delegados y Auxiliares Técnicos Veterinarios responsables de la aplicación correcta de la Legalidad Vigente.
Vamos pues, a lo que de sí dio la Corridita de ayer; veamos:

XIII Congreso y Carlos Núñez con su disociación de Criterios

Los Núñez del Cuvillo (Don Álvaro y Don Carlos) enviaron lo que le compraron. Justo sería reconocer que la responsabilidades de veedores y Empresa terminaran ahí. Pues no señores, la Fiesta tiene una componente de contenido ético que hay que fortalecer. Don Carlos predica lo que cumple; en el XIII Congreso Taurino de Madrid, celebrado el pasado fin de semana. Con el honor de cerrarlo, como último ponente, bien que manifestaba lo que no ha venido a corroborar con la presentación de sus reses en su inmediato compromiso, éste de la 2ª del Corpus en Granada. Tengo anotado, pitos en el arrastre al primero, pitos y palmas (agravio a Morante) al segundo; bravito (palabro) el tercero; manso el cuarto; novillote, gacho y pobre el quinto; y un Toro acorde con la categoría de Granada, encastado (puede que bravo) cerrando plaza. Este encierro no ha sido nada comparable con el que enviaron para la última actuación en Granada de José Tomás “el Ausente”, en el que se llegó incluso al Indulto del que cerró plaza.

 Padilla en el de la Oreja. Perfecto de ejecución


Juan José Padilla, revestido de figura como jamás lo estuvo, tragando con lo duro y encastado del campo bravo. Lo qué son las cosas; un torero que se pone de verdad, pero qué, con la aplicación y el uso del populismo, deja las faenas vacías de contenido. Demasiadas prisas, idas y venidas ante los dos toritos que le cupieron en suerte. En el primero voluntad, mal tercio de banderillas y entera en el rincón para una oreja sin quórum; y en el segundo, el manso, serie de largas cambiadas, bien en banderillas, faena de muleta sin encontrarse y entera trasera y baja, con descabello al segundo intento. Anoté palmas, petición, saludos y vuelta, todo progresivo y a más, tras la merienda y bebienda (otro palabro).

 Morante con el de los niños crudos. Se comía la muleta. Cosas...

A Morante. Le destacaré LA BRONCA durante y tras la lidia del primero del qué alguien comentó “habérseme comido unos cuantos niños crudos” antes de enchiquerar, calle Oloríz abajo, lo finiquitó de cuatro pinchazos por este orden uno hondo, otro de mala manera, agarrado el tercero; y fuera de suerte el cuarto, así como la media que dejó arriba, para su correspondiente aviso. Con el segundo, inversa la situación, pues con siete y media -no era un juego- pone al abecerrado Cuvillo en el platillo; la plaza es un clamor, se pita una buena vara de Aurelio -medidísima- y con la franela, el del puro –que no es el Pana- pone la plaza boca abajo entre ayudados y naturales; y más toreo al natural con la diestra mano, pases de pecho de pitón a rabo, molinetes y de la firma, trincherillas y giraldillas; todo el reportorio coordinado y ligadas las series; pero… como el hombre, tiene compromisos de mucha “alfalfa de banco” pues qué, con la espada pincha tres veces en feo antes de media arriba, quedando en saludos el premio a su labor.


Intensidad, asomándose. Lo quiero para mi causa
 
El Juli, viene de varios triunfos importantes y seguidos, con un cornalón en Sevilla; falto de peso y con el apostrofe de una situación desagradable en Portugal dónde padeció el ataque de unos malhechores que dejaron alguna huella en su rostro. Su voluntad es de hierro, lo mismo que sus convicciones; su responsabilidad ante la Fiesta es evidente; pero… en Granada, tal vez por su condición de plaza torerísta, nos ofreció dos faenas completas -esa es la calificación real- combinadas de verdad y demasiado oropel, que en Madrid -por ejemplo- no se las hubiesen tolerado. Cada plaza es cada plaza; en Granada nos hemos quedado con lo profundo de sus ejecuciones dejándose ver, ligando sobre el compás, entregado, lidiando, dando la distancia, provocando, cruzándose y ofreciéndose antes de que las faenas viniesen a menos.

 El Juli con la escondidita

Alguna “patita escondida” qué si bien en su primero era preceptivo ponerla para no castigarlo, a su segundo, más fuerte y bravo, era exigible mantenerle la carga y obligarlo, en lugar de optar por el cambio para no cruzarse o la aplicación de los circulares bellísimos y lentos ante un oponente totalmente dominado. Nos sigue gustando el Juli; y yo personalmente, lo necesito para “mi causa”. Oreja en el primero con Julipié de gallinero; y oreja en el segundo con dos pinchazos por delante de una entera caída, para otra oreja. Sale a hombros.
Fuente.- José Olid. Colaborador de Granada Costa para De Catafalco y Oro.

 

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