sábado, 26 de septiembre de 2015

REJONEO COPAS NOCHES DE ENSUEÑO EN LUNA CLARA


Velada flamenca en Rejoneo Copas ayer viernes donde actuaron el torero y cantaor Enrique Soto acompañado a la guitarra por el extraordinario Fernando Contreras “El Cali”, noche de ensueño, noche de verdad torera donde los poros de la piel emanaban aromas de los mejores jardines morunos de Andalucía.




Cálida noche de otoño, sueños y sensaciones que solo se consiguen en un gran ambiente rodeado de buenas gentes y unos artistas sobre el escenario que saben llegar al alma de quienes presencian su duende y su derroche de arte. Ese arte que salió de la garganta de Enrique Soto acompañado de las manos de “El Cali”, con ese toque tan especial y tan personal que trasmite a los corazones flamencos.






Anoche el cante y el toque supo a brisa otoñal de una marisma con luna clara. Dice una letrilla flamenca que el ruiseñor canta al verde olivar.



Anoche Enrique Soto cantó para las almas, para el viento y para el sol; para ese sol que le acompañó durante tantos años de Gloria vestido de Azul Rey y Plata acompañando a grandes figuras del toreo como José Fuentes, Curro Vázquez, Lázaro Carmona, Tomás Campuzano, Palomo Linares o Enrique Ponce.
Enrique Soto desgranó ese cante grande tal y como se realiza el buen toreo; despacio, con temple, con largura, con sentimiento y una maestría tan pura y tal poderío que llega a lo más hondo de los sentimientos.
La noche como digo fue muy especial, acompañado de un buen amigo que quería descubrir y disfrutar de esos momentos linarenses nunca vividos por él y que tanta veces había leído en mis crónicas, anoche pudo comprobar toda la magia y todo el sublime arte de unos amigos de verdad, de una gente fabulosa que le brindó su amistad; pero sobre todo quedó prendado de las palabras de Enrique Soto que como es normal hablamos de toros y fueron dirigidas a un grandioso amigo suyo, el actual “Carnicerito de Ubeda”; el torero y buen cantaor linarense glosó la belleza y el poderío de aquel toreo al natural de frente que poseía Antonio Millán y el largo, templado y puro toreo de su sobrino Juan Antonio.



Rio de luz y estrellas, sentimientos que brotan del alma en una velada flamenca donde de las cuerdas de una guitarra brotaron aromas de nardos y claveles y, en la penumbra de un mágico anochecer en el coqueto local Rejoneo Copas, brillaban como lo hace una luna llena los artistas allí presentes, trasmitiendo con su cante, enardeciendo las almas y portando una sonrisa a la buena gente. Así fue anoche lo vivido en Rejoneo Copas, un local diferente, acogedor y lleno de arte en sus cantes y en sus gentes.
Enhorabuena a Tania, su guapa propietaria, la cual ha sabido dar ese toque de gracia, arte y luz que necesita un lugar para hacerlo grande, como el cante y el toque flamenco que nace es tan fantástico lugar donde los sueños se convierten en realidad.

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