Velada flamenca en Rejoneo Copas ayer viernes donde
actuaron el torero y cantaor Enrique Soto acompañado a la guitarra por el
extraordinario Fernando Contreras “El Cali”, noche de ensueño, noche de verdad
torera donde los poros de la piel emanaban aromas de los mejores jardines
morunos de Andalucía.
Cálida noche de otoño, sueños y sensaciones que solo
se consiguen en un gran ambiente rodeado de buenas gentes y unos artistas sobre
el escenario que saben llegar al alma de quienes presencian su duende y su
derroche de arte. Ese arte que salió de la garganta de Enrique Soto acompañado
de las manos de “El Cali”, con ese toque tan especial y tan personal que
trasmite a los corazones flamencos.
Anoche el cante y el toque supo a brisa otoñal de
una marisma con luna clara. Dice una letrilla flamenca que el ruiseñor canta al
verde olivar.
Anoche Enrique Soto cantó para las almas, para el
viento y para el sol; para ese sol que le acompañó durante tantos años de
Gloria vestido de Azul Rey y Plata acompañando a grandes figuras del toreo como
José Fuentes, Curro Vázquez, Lázaro Carmona, Tomás Campuzano, Palomo Linares o
Enrique Ponce.
Enrique Soto desgranó ese cante grande tal y como se
realiza el buen toreo; despacio, con temple, con largura, con sentimiento y una
maestría tan pura y tal poderío que llega a lo más hondo de los sentimientos.
La noche como digo fue muy especial, acompañado de
un buen amigo que quería descubrir y disfrutar de esos momentos linarenses
nunca vividos por él y que tanta veces había leído en mis crónicas, anoche pudo
comprobar toda la magia y todo el sublime arte de unos amigos de verdad, de una
gente fabulosa que le brindó su amistad; pero sobre todo quedó prendado de las
palabras de Enrique Soto que como es normal hablamos de toros y fueron
dirigidas a un grandioso amigo suyo, el actual “Carnicerito de Ubeda”; el
torero y buen cantaor linarense glosó la belleza y el poderío de aquel toreo al
natural de frente que poseía Antonio Millán y el largo, templado y puro toreo
de su sobrino Juan Antonio.
Rio de luz y estrellas, sentimientos que brotan del
alma en una velada flamenca donde de las cuerdas de una guitarra brotaron
aromas de nardos y claveles y, en la penumbra de un mágico anochecer en el
coqueto local Rejoneo Copas, brillaban como lo hace una luna llena los artistas
allí presentes, trasmitiendo con su cante, enardeciendo las almas y portando
una sonrisa a la buena gente. Así fue anoche lo vivido en Rejoneo Copas, un
local diferente, acogedor y lleno de arte en sus cantes y en sus gentes.
Enhorabuena a Tania, su guapa propietaria, la cual
ha sabido dar ese toque de gracia, arte y luz que necesita un lugar para
hacerlo grande, como el cante y el toque flamenco que nace es tan fantástico
lugar donde los sueños se convierten en realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario