SEVILLA, 24 DE ABRIL DE 2015. TOROS DE NUÑEZ DEL CUVILLO PARA
RIVERA ORDÓÑEZ, J.M. MANZANARES Y DAVID GALVÁN
VUELTA ALA NORMALIDAD
Se
cumplió el guión establecido. Volvemos al medio toro, el que no se pica, el
toro antirrepublicano, noble todo él, que se cría solo y exclusivamente para
que ofrezca veinte o treinta muletazos. Por descontado nada de toreo de capa ni
quites.
La
corrida, muy astifina, estuvo bien presentada con la excepción del segundo y
tercero, más terciados. Se fue al desolladero con todas las orejas, cuando en
manos de otros toreros se hubieran cortado un esportón de ellas.
Seguimos
con la mala costumbre de poner a los toros en suerte prácticamente bajo los
caballos. Los presidentes no hacen nada por remediar estos resabios. Se aplaude
a los picadores por no picar.
Los
tres matadores ofrecieron un autentico recital de pases de muleta a toros de
embestida borreguil. De estos pases no se recuerda que alguno de ellos pasara
de notable. Era un estar delante del toro, ofrecer la muleta sin cruzarse y
nada de temple ni bajar la mano en la mayoría de los pases.
Es
una incógnita los motivos por los que un torero del montón como Rivera Ordóñez
ha vuelto a torear. Para hacer lo que hizo, mejor se quede en su casa y deje
paso a otros que más lo merezcan y no tengan apellidos toreros ilustres.
Alguien le dijo con toda la razón que su toreo era vulgar. Mostrando una
soberbia inaudita al oírlo, arreó con la espada al toro en los lomos. Se hartó
de dar muletazos insulsos, sin profundidad al que el público festivalero de esta tarde no
dedicó ni un olé. Váyase Sr. Rivera Ordóñez, aquí no pinta ni ofrece nada.
Manzanares,
el torero consentido del público de clavel y pandereta cumplió con lo
establecido. Mostró su toreo estético-desviado, que lo hace a la perfección y
engatusa a la concurrencia, que no al aficionado. Esta tarde echó un gran
borrón al matar. Estuvo muy mal, evitando con ello otro de sus particulares
“triunfos”.
El
convidado a esta merienda del medio toro fue David Galván, y como no podía ser
de otra forma, también se fundió con el medio toro a base de pegar muchos
pases, ninguno bueno, hasta que en el sexto sufre una cogida espectacular sin
consecuencia afortunadamente. El chaval se repone y rectifica su mediocridad
para convertir su faena en un arrimón de valiente ante un toro que le miraba
mucho y que anunciaba que podía echarle mano de nuevo. Esta actitud llega a los
tendidos y la gente se le entrega. Mata mal y seguramente pierde la orejita que
a buen seguro le solicitarían.
Otra
tarde más mención especial para Curro Javier, espectacular lidiando y en
banderillas.
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