Ya son 14 años los que han pasado desde que cerraras la maleta de la
vida y te hicieras inmortal aquel frío día de Enero en el que el mundo
del toro y Salamanca enmudeció ante tu partida. Acababas de estrenar tus
49 años, muy pocos, pero te bastaron para sentar cátedra de cómo es,
vive y siente un torero. Lección magistral!
Y aquí sigo yo, echándote de menos, con el veneno de la afición taurina que sembraste en mí admirando tu toreo, profundo al
natural, artista en la verónica, valeroso ante el toro incierto. Tus
verónicas eran sueños echados al viento con el prodigio de tus muñecas
donde la respiración del toro, el sonido de la arena que desprenden las
pezuñas estrellándose en el capote mientras seguía sus vuelos sin llegar
a tocarlo me hacia asomar al abismo del vértigo del toro en torno a tu
cintura.
Echo de menos tu
duende, ese espíritu misterioso que parecía nacer de la tierra, poderoso
bello y sobrio que impregnaba el alma, tu esencia sigue en la Glorieta
donde creaste muchas de tus mejores faenas y donde remontabas
temporadas, La Glorieta era tu plaza y las obras sublimes transcienden
por encima de las categorías de las plazas donde se ejecutan. Es
imposible acercarse a La Glorieta sin que tu esencia lo impregne todo y
una vez dentro, accediendo por uno de sus vomitorios al tendido, es
empezar a soñar contigo.
Quien conoció tu niñez en La Fuente de
San Esteban, en el corazón del campo charro salmantino, cuenta que ya
tenías ese aura especial y que fue allí donde adquiriste ese código
ético que aprenden y asumen los toreros cuando son niños: la necesidad
de vencer las dificultades por grandes que sean y lo inútil de dejarse
vencer por el miedo. Allí te bañaste en las fuentes sabias del toreo,
las antiguas, las de los mayorales expertos, las de los hombres del toro
que jamás hablan en público, de los que con una mirada te explican más
que una enciclopedia entera!
‘’Timador’’ cortó el hilo de una de
las mejores interpretaciones que de la tauromaquia hizo un torero
postrándote en una silla de ruedas y a los Roblistas nos privó de ver la
madurez del toreo de un grande y admirando el amor a la vida y al toro
de un hombre.
Y hoy, otro 14 de Enero, 14 años después de que
muriera el torero y naciera el mito, cuando el invierno y las heladas se
ceban en las encinas de nuestro campo charro sigo recordándote con la
misma fuerza de siempre, sigo echándote de menos, sigo esperando que
alguien cuente tu vida e importancia con la perspectiva que dan los años
y sigo gritando a los cuatro vientos ‘’¡YO SOY ROBLISTA!’’
Fuente.- Isabel Tabernero. Colaboradora de Salamanca para De Catafalco y Oro.
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