Todos o casi todos los que acuden
a Ceret, vuelven encantados, mas si van desde España, lugar donde la fiesta
esta de capa caída, todos buscando al culpable o culpables de la caótica
situación, por mucho arte y cultura que se diga, la caída es en picado.
Ir a esa localidad Francesa de los Pirineos
Orientales, es coger aire fresco, cargar las pilas para un buen tiempo y
olvidarse del vía-crucis de Madrid y otras plazas Españolas.
Pero allí también y según dicen
los que llevan años acudiendo a ver toros por esas tierras, el nivel de
exigencia ha caído, contagiado quizá por la decadencia general de la
fiesta.Ganaderías que los del G-10 no quieren ver ni en pintura, matadores
modestos y un respeto por la suerte de varas que no se ve en España, todo un
pueblo por el toro, su pequeña plaza da calor a todos los participantes, pero
los malos profesionales no se libran del abucheo correspondiente si no hacen
las cosas conforme a ley.
Bonita experiencia en general,
pero también he visto aplaudir pares de banderillas horrorosos y puyazos
traseros y caídos y faenas de destoreo que me hacían recordar por momentos el
lugar de donde venía.
Graciliano de los Herederos de D. José Escobar
Uno de Moreno Silva
Un Escolar de bandera
Fuente.-Javier Salamanca. Fotos: Josue y J. Salamanca