El próximo domingo veintitrés finaliza la temporada
taurina en la provincia de Jaén. En Jódar, una pequeña localidad jienense y a
beneficio de las Cofradías Penitenciales, un joven torero se medirá ante sus
paisanos estoqueando cuatro novillos de la ganadería Yerbabuena.
Adrián de Paula es un joven chaval con mucha ilusión
y unas ganas enormes de ser alguien en este difícil mundo del toreo. Como a
todos los toreros que son de verdad, como a todas las personas nos pasa,
también ha tenido altibajos claro está, el año pasado a final de temporada y sin temor a
equivocarme le vimos venirme abajo en una tarde que no tuvo suerte con la
espada, algo que ya mencioné en alguna ocasión era lo más normal del mundo, lo
que no veo tan lógico es que siempre y todas las tardes se esté a la misma
altura, eso no es de ser torero, eso es ser un autómata, una persona programada
y estar ante unas reses que de la misma manera parecen programadas a embestir
de esta o aquella manera, para mi eso, no es el toreo.
Como aficionado a los toros me gusta ver variedad,
comportamiento diverso tanto en las reses como en los toreros; y tener tardes
apoteósicas, si, pero también tardes de fracaso, de broncas, de venirse abajo
para luego venirte arriba y demostrar que eres torero, que lo vives, que lo
sientes, que es tu forma de vida, en definitiva que el toreo sea como la vida
propia.
Por todo ello puedo afirmar que este domingo Adrián
saldrá como si fuera su primera actuación en la temporada, con ganas, con
fuerza, con poderío, demostrará su torería ante las reses de Yerbabuena,
demostrará ante sus paisanos y a todos los aficionados que vengan a verle que
Adrián de Paula quiere ser torero.
Adelante Adrián, mi Virgen del Pilar te protegerá e incluso
estará con su pañuelo de lágrimas preparado por si tuviera que hacer un quite
al ser tu actuación para tan honrosa causa.
¡Suerte torero! y que la tarde quede escrita con
tinta de oro para la historia del toreo de esa acogedora localidad que es Jódar.