Bétula, este fue el nombre que regentó la actual
Patrimonio de la Humanidad ciudad de Úbeda.
En Madrid, en la nueva zona denominada Montecarmelo
se encuentra este local donde el visitante podrá deleitarse con productos de la
ciudad de Úbeda haciéndolo del mismo modo extensivo a otros productos de la
región de Andalucía, todo regado con un buen aceite de oliva virgen extra y
unos caldos típicos de los mejores Dioses en el Olimpo.
Nuestro gran amigo Juan Lamarca, el mejor Embajador
de Úbeda en Madrid y del mismo modo de España allá por tierras hermanas fue lo
mismo que otras veces nuestro cicerone y junto al novillero madrileño Pedro
José Perea y el veterinario venezolano Pedro Casanova y esposa, nos brindó una
extraordinaria jornada con una invitación por todo lo alto en este magnífico
local antes de acudir a ver la magnífica corrida de toros en la Plaza de Las
Ventas.
Todo aquel que quiera disfrutar de una buena mesa y
paladear los sabores típicos de esa tierra milenaria más allá de Despeñaperros
solo tiene que acercarse a esta acogedora Taberna donde Susana, bella mujer de
sangre de Andalucía y española por los cuatro costados, les atenderá con la
amabilidad que caracteriza a su tierra madre.
En este coqueto rincón del nuevo Madrid podrán
admirar los cuadros que en cada época del año ofrece Andalucía en sus
mundialmente conocidas fiestas, Semana Santa, Feria de Abril y otras muchas.
Entre sus manjares, ricos y variados; pudimos
deleitarnos con una suculenta cazuela de los típicos Garbanzos de Vigilia con
espinacas y bacalao, una riquísima mojama y huevas de atún de Barbate, un
excelente queso y jamón de bellota y otras chacinas de la tierra, un suculento
pisto con huevo frito en aceite puro de oliva y un extraordinario lomo de orza
muy típico en Úbeda y Baeza, todo ello regado con una cerveza Alhambra típica
granadina a una temperatura excelente, unas copas de manzanilla de Sanlúcar y
un excelente Ribera del Duero. De postre nos ofreció una riquísima Torrija de
Semana Santa con miel, elaborada con un riquísimo pan de horno de leña; y para
finalizar brindamos nuestro encuentro con un rico licor y un oloroso café para
que nos mantuviera bien despiertos y disfrutar del arte que unas horas más
tarde íbamos a percibir en el ruedo del coso venteño.
Una mañana-tarde inolvidable en compañía de no solo
un buen amigo, sino de todo un Caballero Español por los cuatro costados, el
cual ama la Fiesta de los Toros y su Patria como a él mismo.
Gracias Juan, gracias Susana y consorte por sus
atenciones, desde ahora tenemos en Madrid una parada obligatoria en nuestras
visitas.
¡Viva la Taberna Bétula! ¡Viva nuestra querida
Fiesta! Y ¡Arriba España!
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