Difícil, muy difícil nos ha puesto la Pregonera de
este año Chesca Martínez, poder hablar sobre el XX Pregón Taurino que se
celebró anoche en el incomparable marco del Auditorio Principal del Hospital de
Santiago de Ubeda.
Con un nutrido número de asistentes, el cual acudió
a este sin igual marco histórico a la llamada Chesca Martínez, la bella
Pregonera fue extrayendo como pétalos de rosa las vivencias taurinas desde una
tierna infancia hasta la actualidad en la que ha pasado a sus hijos Rodrigo y
Cayetano a través de aquellos inicios junto a su abuelo y a su padre, personas
quienes inculcaron este veneno que a la fecha de hoy no se le ha encontrado
antídoto.
Momentos de emoción en las palabras de Chesca, una
emoción que supo trasladar a muchos de los asistentes, pudiendo decir
textualmente que algunas que otras lágrimas recorrieron las mejillas de unos
aficionados que supieron sentir, que supieron captar el mensaje de fuerza, de
poder y de torería que llenó el plácido ambiente que reinó en tan majestuoso
escenario.
No faltó de nada en tan memorable noche para quien
organiza este acto dentro de lo que son los acontecimientos culturales de la
Feria de Ubeda, la Peña Taurina de Antonio y Juan Antonio Millán “Carnicerito
de Ubeda”, donde este año, su torero Juan Antonio Millán fue partícipe
entrañable y directo de una Pregonera que ha sabido dar continuidad a la
categoría que todos los años ha ido adquiriendo este acto tan singular de la
Feria de San Miguel.
Juventud, belleza, una preparación personal y
cultural extraordinarias dieron la fuerza necesaria para que Chesca Martínez
pusiera un idílico momento poético con estilo, amor y sentimiento, donde con la
participación como he comentado anteriormente del torero “Carnicerito de Ubeda”
hicieran estallar unos aplausos donde pusieron el bello de punta a los
asistentes, uno de los tantos mágicos momentos de una velada entrañable, una
velada taurina que se iba convirtiendo en escenario de lo fantástico, floreciendo
con una exuberancia febril, como si dentro de los aficionados existiese una
voluntad que solo adquiere plenitud cuando las toreros reinan en los ruedos.
Pero no era un sueño, no, estábamos en la tierra, en
un mágico escenario ubetense donde
pareció estremecerse bajo esa caricia silenciosa que Chesca iba
desglosando en su oratoria. Fue una noche alegre, amada, también desolada por
la ausencia de un gran torero en los carteles; pero sobre todo fue una noche
brava, donde la torería galopó sobre el aire y la brisa dulce que Chesca hizo
fluir en su elocuencia, se convertía en el beso más dulce de una Dama.
Encantadora noche donde las notas que la suave caída
del agua que fluye de la fuente que preside el Patio Central del Hospital de
Santiago, se unieron a las de Marcelo Sánchez para componer una melodía con
alas bañada de suspiros para grandes aficionados, damas, caballero, también un
nutrido número de gente joven y niños que escuchando palabras tan sinceras
parecían adornar sus almas con las flores más bellas nacidas para esta noche
tan especial.
Chesca, con ese amor en sus ojos, con ese amor en
sus suspiros y sus palabras sinceras brotadas de su torero corazón, agitó el
alma a todos los buenos aficionados allí presentes.
Broche de brillantes y oro de muchos quilates fue
esta gran fiesta con su grato bullicio, amorosos recuerdos, tristezas lejanas,
cariñosas memorias que vibraron como notas de una melodiosa arpa, noche
envuelta de misterio, ternura, noche de rojo y oro, el color de los valientes.
El torero "Carnicerito de Ubeda" agasajado por sus amigos
Un XX Pregón Taurino que como siempre llegó en el
reposo de la tarde, cuando el sol apaga su dorada luz ardiente de la vida
fuente, cuando llega la noche en su silencio umbrío, cuando la torera luna con
destellos de plata alumbra las memorias más toreras; Ubeda se hizo grande,
Ubeda se llenó de Gloria, Ubeda se lleno de Torería, gracias Chesca, gracias
por ese trozo de amor espiritual que has sabido dejar en los corazones de todos
cuantos estuvimos presentes, de todos cuantos te queremos. Gracias.