jueves, 11 de junio de 2015

EL CLAVEL, FLOR TORERA POR EXCELENCIA


¿Por qué a los toreros se les lanzan claveles rojos? Es la flor tradicional de España y, como tal, debe estar ligada a la Fiesta Nacional española. Natural es observar la lluvia de claveles en los ruedos y esto tiene su origen en Roma.
El hecho de que a los toreros se les regalen claveles y no cualquier otra flor, se trata de una costumbre milenaria. Es una tradición romana, cuando a sus soldados se les recibían con estas flores, en color rojo, después de salir victoriosos de una batalla. También fueron muchos los claveles que Constantino obtuvo de manos del populus al vencer al Emperador Flavio Valerio Licinio. Y Constantino era protector del cristianismo, por eso esta costumbre llegó a la España cristiana.
En muchos espectáculos, sobre todo en el teatro y en los toros, se hizo habitual brindar claveles rojos en señal de admiración y reconocimiento.
Los hombres, aunque cada vez es más inusual, cortan esta flor y la ajustan al ojal de su chaqueta, para dar a su vestuario ese toque taurino característico. Es normal que las chicas lleven claveles rojos en sus manos o en la cabeza, adornando su pelo negro en una tarde de toros. A esta costumbre hace referencia un cantar popular: “En cada esquina un cartel y en cada cartel tres toreros para el redondel. En cada balcón una moza y en cada ojal un clavel. El clavel sobre tus labios y el toro entre los tres”.
Los claveles rojos están totalmente ligados a la Tauromaquia. Solo cambian su color, al negro, para referirse al luto por la muerte de un torero; como dice una coplilla popular dedicada a un torero castellano-manchego: “Ya se ha ido, ya se ha ido de entre los toreros y por eso las mocitas lucen claveles negros”.
Y eternamente los claveles rojos seguirán inundando los cosos taurinos. Rojos como una muleta, la sangre de un toro, el color de los burladeros de una plaza y el corazón que late por la Tauromaquia. Rojo, como el color que representa al amor; ese amor que se siente por el toreo.
Fuente y foto: Mercedes Gentil

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