viernes, 6 de febrero de 2015

QUISE SER TORERO



En el anhelo por la heroicidad, quise ser torero.
Bordear los límites de la tragedia. Un torero en el pretender desafiar el peligro, ahuyentando el miedo y venciendo cobardía.
Conjugar valor, conocimiento , arte y dominio con la honradez de los grandes maestros.
Mirar a los ojos del fiero compañero y compartir triunfo o asumir derrota, pues nada hay cierto en el ruedo.

Deslumbrado, soñé con la magia del combate primitivo, marqué a fuego en la voluntad, la grandeza de sentir torear, borrando la intuición del animal y obligándole a ir allá dónde la fantasía alcanzara.
Quise serlo y parecerlo, con la elegancia en el sentir, en el caminar, en el vivir...
Pasear del brazo la gloria por sobrepasar la desgracia. Buscar y reconocer ante el espejo incontestable, integridad y decencia.
Ahuyentar falsedades de voraces tragaldabas, ávidos de guita y desatender edulcorados cantos de sirena aduladores y fariseos.
Y ser uno mismo, aquel loco apasionado que nació adorando al único, singular animal, consagrado y ungido para dar una imperecedera lección de vida y coraje.
Encomendé mi alma a los dioses, pero fue el diablo quien se apropió severo de mi empeño y me devolvió despiadado a una realidad salvaje e insufrible. Enjugué en hiel las mieles del ensueño...
Y aunque el transcurrir del tiempo juegue en mi contra o el devenir me lleve por sendas inaccesibles, jamás olvidaré aquel instante donde, una tarde pude tocar el cielo con las manos, dónde sentimiento y voluntad se unieron para desplegar la esplendorosa fascinación por aquella bella e inimitable experiencia de soñar con ser Torero.
Fuente.- Gloria Cantero. Colaboradora de la Región de Murcia para De Catafalco y Oro.

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