domingo, 2 de noviembre de 2014

EN EL DIA DE TODOS LOS SANTOS. SENTIMIENTOS ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Festividad de Todos los Santos y Día de Fieles Difuntos; unas fechas en que salvo los más acomodaticios y vulnerables al patrón yanqui que nos quieren implantar, son días dedicados a aquellos que dejaron de estar entre nosotros material y físicamente, no así en cuanto a nuestro recuerdo y agradecimiento hacia ellos si se es, buen cristiano.



Como digo, ayer la visita al igual que todos los años en estas fechas dentro de otras durante al año, fue al camposanto de Bailén, donde descansan esos seres que como he comentado anteriormente nos dejaron sin llegar a marcharse del todo.

Hecha la protocolaria visita me dirigí -ya que me pilla como suele decirse, a tiro de piedra- a visitar al amigo Luís, mayoral en la ganadería de Los Rodeos propiedad de D. Antonio Torres. Fue una grata sorpresa que se encontrara en la finca D. Antonio, sus hijos y un nutrido número de familiares y amigos. El señor ganadero como si de uno más se tratara, me invitó a disfrutar de la cálida tarde junto a ellos y al tentadero de una becerra, la cual compartí con su hijo Antonio.

La becerra “colorá” salió de escándalo visto desde el punto de vista de aficionado tanto para el capote como para la muleta, ignoro si el señor ganadero la elegiría para conformar esa punta de vacas madres encargadas de formar la ganadería, pues como sabéis, es algo que nunca pregunto al pensar que es algo muy particular de los ganaderos.
Antonio Torres, hijo del ganadero, estuvo sensacional con la becerra que embistió con rectitud, nobleza y bravura en el caballo, condiciones las cuales volvió a demostrar en la muleta, donde se recreó en unas tandas verdaderamente templadas y con profundidad.







Antonio Torres, hijo, ante la extraordinaria becerra

Durante el tentadero, tuve la ocasión de quitar del caballo de picar y volver a poner en suerte a la becerra, siempre sin olvidar que hay que hacerlo prácticamente sin  dar un capotazo, sino llevándola suavemente, andándole para atrás hasta el punto elegido por el señor ganadero, para entonces dejarla con un remate lo más airoso posible; pues como todos los aficionados sabemos, en los tentaderos el toreo artístico de las plazas debe ser el mínimo, sino que hay que hacer un toreo más campero, más a favor de la becerra y sobre todo a gusto del señor ganadero para que pueda comprobar la bravura y condiciones que tiene la res, pues no hay que olvidar que en ello se juega mucho, ya que está en juego el futuro, la línea y condiciones con las que quiere que funcione su ganadería.

Los mayorales, Ernesto y Luís preparan el caballo de picar


¡Vaca puesta!
Todo un privilegio haber podido poner en suerte la becerra al ganadero



La becerra fija en la montura del señor ganadero






 Un buen puyazo

Tras la faena de Antonio, tuve la oportunidad de dar unas tandas a la extraordinaria becerra y verdaderamente aunque no estaba recuperado del percance de la semana anterior, pude estirarme en un par de tandas de derechazos y rematadas por bajo, volviéndome a sentir una vez más.




Así, entre tradiciones cristianas y españolas, muy españolas; pasó una festividad que tuvo como eje central la muerte y también la vida, esa vida que ya vamos viendo florecer en el campo bravo andaluz y que veremos culminada en la próxima primavera cuando llegue la época de los tentaderos.

Ahora, antes de la llegada de esas fechas, acudiremos a algunos herraderos, pues es en esta época del año es cuando empiezan a celebrarse los mismos, dando fe y marcando a fuego para ello, esas reses que como digo son la vida, la savia nueva que el campo bravo andaluz ofrece para que esta Fiesta tan querida y tan nuestra y aunque parezca un contrasentido; ofrezca pasados cuatro años, el sacrificio de la muerte para que perdure la vida de la misma.

 Un bonito ejemplar, semental del Hierro de La Escalera

 Uno de los ejemplares de la ganadería

La madre, vigilante con su cría ante nuestra presencia


Agradecer a D. Antonio Torres y los suyos, la amabilidad con la que siempre soy recibido en su casa, poder disfrutar del campo bravo, respirar su aire puro y estar entre buenas personas, no tiene precio, para otras cosas como dice el anuncio......., "master card", pero para esto, verdaderamente no hay dinero en el mundo para pagar las sensaciones, vivencias y buenos momentos que ofrece un entorno paradisíaco como es el entorno de una ganadería brava. También como no, mis felicitaciones por los resultados que está obteniendo en la ganadería. ¡Enhorabuena señor ganadero!

¡Ah! y recordar a los aficionados que quieran pasar una jornada como la que he narrado que en esta ganadería, a un paso del desvío de la Autovía de Andalucía a su paso entre Zocueca y Andújar, que tienen la oportunidad de hacerlo, celebrándo entre amigos cualquier clase de eventos, donde el buen trato y la cordialidad de sus propietarios siempre está presente, ofreciendo una buena gastronomía campera del lugar y la oportunidad de ponerse delante de una res brava.


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