Como todos los días, paso a darme una vuelta por el blog http://lamontera.blogspot.com/
Hoy me encuentro con un fenomenal artículo de Antonio D. de Olano con el cual y dicho sea de paso, tengo el honor de mantener muchos amigos en común gracias al insigne -vamos a dejarlo solo en aficionado- D. Juan Lamarca.
Observo entre las líneas tan magistralmente escritas por el Señor Olano una opinión sobre un ¿periodista? del cual no quiero ni escribir su nombre y al que llamaré “plata-parlante” haciendo alusión si es que mantiene el título a sus articulos, ya que al no comprar la revista donde escribe, desconozco si seguirá haciéndolo con el que lo hacía, supongo que así lo seguirá haciendo.
Transcribir aquí lo que en su día le dediqué en el medio escrito donde colaboro como aficionado a los toros sería largo, además ¿para qué? si lo descrito por Antonio D. Olano en su último párrafo creo que describe perfectamente a este personaje. Solamente diré que este “señor” ganaría muchos enteros si se dedicara a cualquier programa televisivo de esos que llaman “tele-basura”.
Dicho esto y considerando como no podía ser menos, lo interesante del escrito de Antonio D. Olano, paso a ponerles dicho artículo en este humilde blog para conocimiento de todos aquellos aficionados que igual que yo, no podemos leer en su totalidad lo referido por este “torero y periodista”, al no comprar la revista donde escribe, los motivos son muchos al menos por mi parte y es de suponer que muchos de ustedes, algunos de ellos se imaginarán.
LOS AFICIONADOS LO OVACIONARON Y LA REAL MAESTRANZA LE CONCEDIÓ SU MÁXIMA CONDECORACIÓN
EN UN SEMANARIO TAURINO (“6 TOROS 6”) LO DIFAMAN Y LO CONFUNDEN CON LOZANO SEVILLA. ATRIBUYEN AL DOS VECES MINISTRO LA CONDICION DE TAQUÍGRAFO DE FRANCO
Por ANTONIO D. OLANO.
El escándalo estás servido…Y alcanza enormes dimensiones porque se difama a un caballero irreprochable que vivió y felizmente sigue viviendo “sin cambiar de bandera “título de su sensacional libro de “Memorias” editado por “Planeta”. Se trata de José Utrera Molina, ex ministro del anterior régimen y una de las personas más queridas y respetadas incluso por los que políticamente se alinean en partidos, ideales, antagónicos a los del suegro del actual Alcalde madrileño, Ruiz Gallardón. Utrera , además, es poeta de grandes dimensiones y es amigo de la mayoría de los intelectuales españoles contemporáneos. Uno de sus mejores amigos y exégeta literario es Manuel Alcántara.
A José Utrera Molina y a su esposa, Margarita, podemos encontrarlos allí es donde se celebre la Fiesta. Abonados del tendido 2 de la “Monumental” madrileña, es difícil que hagan rabona a una sola corrida del abono. Presencian festejos en diversas plazas y, entre sus cosos preferidos figura “la malagueta” (malagueño es el ilustre personaje), las costasoleñas y, naturalmente, la “Maestranza” sevillana. Que fue el escenario (15 de abril de 1969) del sucedido que hoy, tergiversando la realidad de los hechos, lo vuelve a colocar en primer plano de actualidad.
Ese día estaba anunciada una corrida del ferial y Utrera Mollina, Gobernador Civil de Sevilla, ordenó que se suspendiese por falta de trapío de los toros. Los aficionados aceptaron tal justificada decisión y al día siguiente ovacionaron, en la histórica plaza sevillana, a Utrera Molina. La Real Maestranza, propietaria del coso, acordó conceder su máxima condecoración, Medalla de oro a un Gobernador al que adoraban los sevillanos.
(La admiración, casi devoción era tal que un gran torero, Jaime Ostos, amigo de Felipe González y simpatizante socialista, me dijo en una entrevista que yo publiqué en un diario madrileño: “Soy socialista; pero si Utrera Molina fundase un partido político, yo me afiliaría sin pedirle explicaciones”)
Y ahora, cálido verano del 2011, salta una liebre, contaminada de falta de profesionalidad, de la ética que exige nuestra profesión de periodistas. Estoy casi seguro que el irresponsable autor de una tremenda calumnia e infamia nada tiene que hacer en una publicación seria.
Además de no tener ni idea de la sintaxis ni de los toros, es uno de esos arribistas que llegan a los medios de comunicación, desde sus sórdidas pateras, para denigrarla más nuestra profesión que, gracias a los “espontáneos”, se ha deteriorado hasta extremos impensables y no deseados.
Se ha firmado la paz, sin rendición tipo Breda, entre dignísimos personajes que jamás se declararon la guerra.
Nos invaden, en plaga, los “salteadores” de dignidades. Pero jamás pude pensar que llegarían a extremos como el ciudadano Álvaro Acevedo, que deshonra a los escritores taurinos en un semanario que siempre fue tenido por serio y bien informado. Al parecer escribe desde Sevilla. En el número en cuya portada aparece José Tomás, entra a saco. Gran canallada perpetrada por un indocumentado, en la anécdota que he relatado ya. Eleva la difamación y la calumnia a supuesta información y cuenta la historia de la suspensión de la corrida a su manera. Dice que se indignaron los aficionados.
¡Calumnia que algo queda! Y en su delirium, supongo que tremens, comienza a equivocarse de personas. Afirma que Utrera Molina era el taquígrafo de Franco. Y que dirigió un semanario taurino desde el que, aprovechando su influencia como comentarista de televisión española extorsionaba a los toreros a los que pedía publicidad para “El Burladero”, semanario acogido a la entonces potente editorial de Eugenio Suárez (“Sábado Gráfico” “Cine en siete días”, “Velocidad”, “El Caso”, “Discóbolo”, etc.)
Es “de Codorniz” la confusión y la fusión en dos personas distintas de Utrera Molina, al que su cometido ministerial impedía cualquier otra actividad.
El director de “El Burladero”, era una gran figura del periodismo, Eugenio Suárez, felizmente en plena actividad informativa. Su historia, escrita con C de Caballero, es impresionante. Creó el semanario taurino por sugerencia de Lozano Sevilla. En el transcurso de una corrida televisada, se dirigió a él Jaime Ostos y, cámaras enfocándole y micrófonos conectados, le llamarón, trincón. Todo menos bonito. Franco estaba presenciado la corrida por televisión. Efectivamente un hijo del taquígrafo, Manuel Lozano Trotonta (que moría en la cárcel poco tiempo después) extorsionaba a los toreros. Y se apropiaba del pago de la publicidad a la revista. Eugenio Suárez la cerró, no sin antes llegar a un acuerdo con el taquígrafo para que satisficiese sus deudas.
El desinformado calumniador tampoco tiene puñetera idea de los personajes de una brillante historia de de España. Es digno de que lo quiso ser y fue torero, hoy es doctor en periodismo. Escritor de altos vuelos. Leerlo a él es leer historia no solo del torero sino obras comparables a las del gran Corrochano. Profundiza con su bisturí, cura heridas y no deja cicatrices.
Fotografía.- Dolores de Lara
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