Una semana antes toda la artillería
pesada mediática sevillana respaldó y apadrinó el cartel de este Domingo de
Resurrección que diseña Simón Casas y produce la empresa Pagés. Se llegaron a
publicar mentirosas colas en las taquillas que no eran para incrementar
público, sino para mejorar su sitio los abonados que aún resisten.
Hasta el alcalde Zoido se
moja en promocionar esta Fiesta de clavel y pandereta. Que lejos de aquellos
otros tiempos de aficionado crítico con la empresa y con asiento en las
solaneras de barreras del 8 a estos otros de burladero de empresa.
El resultado fue
esclarecedor. Las entradas más asequibles de sol se vendieron, pero la sombra
presentaba una media entrada bien despachada. Desolador panorama para fecha tan
señalada.
Pasó lo previsible con una
corrida de Miura. Toros complicados, cara alta en las embestidas, algunos, poca
fuerza, puyazos simulados, que requieren una lidia de lucha y pelea y manos bajas, al estilo de principios de
siglo pasado. Otra cosa es que el diseñador francés queme a sus dos toreros en
la primera de este año con semejante ganado donde tenían mucho que perder y
poco que ganar.
Con este material tanto
Escribano como Luque poco pudieron hacer, pues en esta moderna tauromaquia ya
no tiene cabida el castigar los toros por bajo con ágiles muñecas para ejercer
dominio y después entrar a matar.
Poco destacable. Nos
acordamos de los lances de Luque en un quite, su estocada al cuarto de la tarde
y dos buenos pares de Curro Robles.
Escribano saludó a sus tres
oponentes a portagayola. Estimable actitud para calentar ambiente que no le
sirvió de nada. Debe mejorar sus estocadas.
Una vez más nos encontramos
al entrar a la plaza con los mismos de siempre que nos gritan asesinos,
torturadores y cosas por el estilo. Cárcel de Papel para la Subdelegada del
Gobierno, Felisa Panadero, que evita pancartas en la puerta de la plaza para
reivindicar un puesto en la feria a Oliva Soto y sin embargo permite insultos y
broncas de los antitaurinos a los que asistimos a los festejos. Oídos sordos a
nuestra petición de alejarlos a 600 metros de la plaza.
Cárcel de Papel para la
mayoría de los subalternos que continúan citando de cerca a los toros en el
burladero de la segunda suerte mientras salen los picadores, haciendo estrellar
los toros una y otra vez en las tablas. Hay que acabar con esta práctica.
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