domingo, 10 de abril de 2016

8ª DE ABONO. FERIA DE SEVILLA



SEVILLA, 9 DE ABRIL DE 2016. TOROS DE JUAN  PEDRO DOMECQ PARA ENRIQUE PONCE, J.M. MANZANARES Y ROCA REY

LAS FIGURAS CON JUAN PEDRO, “ERRE QUE ERRE”

       ¿Qué pecado habrá cometido la afición de Sevilla para que todos los años la empresa en connivencia con las figuras anuncie el hierro de Juan Pedro?
       Es una ganadería podrida en toda la extensión de la palabra taurinamente hablando. Sus toros son absolutamente descastados, alejados de toda la condición de toro bravo, incapaces de ofrecer emoción, acometividad, fuerza y así todos los argumentos que se quieran añadir.
       Quizás estamos asistiendo a la eliminación de los valores de la tauromaquia por gente taurina insurrecta, que piensan más en sus intereses particulares que en preservar una lidia de verdad basada en la emoción y en el riesgo real.
       No deseamos el riesgo buscado a propósito ante el animal disminuido.
       No deseamos que se prostituya el toreo de verdad a base de lo superficial y de planteamientos resabiados ventajistas.
       Algo así se presenció esta tarde en la plaza de toros de Sevilla.
       Plaza llena. Gente con ilusión de presenciar momentos de emoción y arte. El resultado es aburrimiento, siesta y en ocasiones chufla-guasa sevillana, que es lo peor que le puede pasar a la Fiesta.
       Las tres figuras de hoy conocen a la perfección el toro de Juan Pedro. No rechazan torearlo y encima hacen lo posible por mantener en el ruedo animales anovillados tullidos, todo ello con la anuencia del Sr. Presidente que ignora o no aprecia que los esfuerzos de los toreros, levantando los capotes, son para no devolver inválidos al corral y solamente cuando el pobrecito animal se derrumba por completo asoma el pañuelo verde. De autentica vergüenza. Esta tarde, más de la mitad de la corrida, exhausta  de fuerza unos toros, terciaditos e inválidos otros debieron ir al corral. Presidencia defendiendo a los taurinos antes que al que paga.
       Nos negamos a comentar labores de los toreros mientras se sigan anunciando con semejante podredumbre.
       Otra tarde más la suerte de varas brilló por su ausencia, al contrario que la música siempre presente para animar el aplauso fácil.