Nuevo tentadero en Cerropelado. Esta tarde ha sido
el novillero Juan Ortega quien ha asistido al tentadero de las becerras de D.
Iñigo Garzón.
Tarde calurosa la de este Jueves Santo y que gracias a los granados que dan
sombra en los burladeros de la plaza de tientas nos han hecho una tarde más
llevadera.
Como es costumbre en esta casa, el tentadero es
picado por Santiago Sánchez que nos ha vuelto a deleitar ante las becerras
lidiadas esta tarde, su toque con la voz, puya en alto, y la presteza de las
becerras en su embestida han hecho que disfrutemos los asistentes a este
tentadero, el cual ha estado marcado con un claro acento familiar, pues hoy su
señora y cuatro hijos han estado presentes en tan importante labor de campo,
como importante es la presencia y colaboración de estos pequeños futuros
continuadores de esta ganadería que pasta en tierras jienenses.
Hoy además de tentar un par de becerras, el ganadero
D. Iñigo Garzón acompañado de Ángela, la mayor de sus hijos, ha montado sobre “Pagarini”
para picar la última becerra de Juan Ortega. Nos comenta D. Iñigo que estas
tareas de campo, tanto la de picar como las de tentar algunas de sus becerras,
lo aprendió desde muy joven del ganadero de la provincia D. Javier Arauz de
Robles, que incluso aquí en su casa, llegó a picar y a tentar alguna becerra
cuando era su recordado padre, D. Gregorio Garzón Valdenebro, extraordinario
caballista, quien llevaba las riendas de la ganadería.
Tentadero para buenos y exigentes aficionados hoy el
que se ha celebrado en Cerropelado. Que el ganadero D. Iñigo Garzón tiene su
peculiar forma de tentar completamente ajena a los toreros y más ajustada a lo
que es el toreo campero es algo que cualquier aficionado que sigue este blog,
lo sabe. Pero la sorpresa nos la ha dado el extraordinario novillero Juan
Ortega.
Con el capote más que torear, ha acariciado a las
becerras con una templanza inverosímil dejándolas a la distancia que le iba
marcando el señor ganadero, siempre andándoles en la cara y levantando el
capote en su justa medida para que la becerra cosida en los vuelos del capote
se fuera afianzando y templando para embestir al caballo con la bravura y
nobleza que es habitual en este encaste.
Juan Ortega ha estado sensacional, la gran virtud
que tiene este torero para jugando extraordinariamente las muñecas, desplazar a
las becerras para dejarlas en el sitio justo para volverse a colocar y ligar
tandas extraordinarias por ambos pitones.
Un Juan Ortega completamente distinto al que he
presenciado tantas tardes en una plaza
de toros. Juan ha interpretado un toreo campero, con verdad, seriedad, en
conversación continua con las becerras ¡qué importante es hablarle a las reses!
la becerra como si entendiera las palabras del torero se iba acoplando
perfectamente a lo que el torero le exigía y el torero en una perfecta comunión
ante la cara de la res, han hecho posible que llegara a romperse ese silencio
del campo bravo en una tarde de tentadero.
Asistentes al tentadero
Hoy ha sido una de esas tardes donde se han conjugado querer y poder. He tenido la oportunidad de ponerme delante de todas las becerras tentadas, como siempre asesorado en la distancia por el señor ganadero y en esta ocasión por Juan Ortega que em ha hecho ver la clara embestida de la reses y el lugar exacto donde debía colocarme, la verdad que ha sido una tarde sensacional, sin prisas, como es el toreo, una lección práctica, espero me sirva para otras de las varias tardes de tentadero que aún nos quedan por disfrutar en esta casa ganadera.
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