domingo, 27 de abril de 2014

EL ESCANDALO DE MADRID

Los intereses de Cipriano Hebrero
26 de abril de 2014 por Paco Cañamero
Colea el escándalo de la corrida rechazada el domingo en Madrid. Eso sí, únicamente entre los buenos aficionados, porque el resto han sido amaestrados por la mayoría de la prensa actual, más pendiente de bailar el agua al poderoso que de decir las realidades para limpiar tanta suciedad como hay en la Fiesta. Y es lamentable cómo han tapado un gravísimo escándalo de intereses que ha lastrado varias cosas, pero sobre todo es algo que no se puede permitir que ocurra en ninguna plaza y menos en Las Ventas. Porque se ha lastrado la dignidad de la afición y la del esfuerzo de una familia ganadera como son Los Bayones.
Aunque ningún medio afín al sistema (que son la mayoría) se ha hecho eco de la gravedad del asunto y si se han puesto a favor de quien los rechazó en una jugada tan sucia y cargada de intereses, intentaremos desde aquí contar la realidad. Sobre todo porque quedan muchos aficionados deseoso de que la Fiesta recupere su brillo. Porque además, la corrida se rechazó desde la mentira y la falsedad de un actor principal llamado Cipriano Hebrero.
Sabido que Los Bayones desde hace años es una divisa apuntada por la empresa Matilla a la que intentan cerrar sus grífos para que muera de sed. Y sabido es que Matilla forma parte del triunvirato de Madrid. Y también que Cipriano Hebrero es un empresario muy cercano a la casa Matilla, como antes han sido otros. ¿Van cogiendo la jugada?
Pues bien, para el reconocimiento de la corrida del Domingo de Resurrección, dicen, que ni siquiera estaba nombrado el veterinario Cipriano Hebrero en el equipo de ese día. Y que él mismo, según rumores, se ofreció voluntario para estar en el reconocimiento. A partir de ahí llegó el vergonzoso rechazo a la corrida, con argumentos impropios y eso sí, con la aprensa afín al servicio de Cipriano Hebrero y justificando su labor. Que ha sido una fechoría. Porque incluso rechazó toros que el año anterior fueron aprobados para Madrid y los mismos que, para los veedores de Las Ventas, fue un encierro de máxima categoría para un relevante acontecimiento como el del Domingo de Resurrección.
Pero además ese día hubo más hechos más allá del rechazo. Por un lado al ganadero le ofrecen por la corrida casi la mitad que el año pasado en San Isidro, donde cobró 60.000 euros (ahora lo querían liquidar con 35.000 y él se niega, como es lógico. En su lugar e lidia una de Gavira de la que se cuenta que ha cobrado 25.000 euros, sin ponerle ninguna pega en el reconocimiento. Pero además se da el caso que algunos toros que se lidiaron el pasado domingo en Madrid estaban apalabrados por 1.500 euros para correrse en las calles. Después por medio estaba Gerardo Ortega, cuyos toros bajaron del camión, pero sin reconocerlos oficialmente. Después, en medio de tantas irregularidades, ese día le tocaba presidir a Julio Martínez, pero quien firmó el acta del reconocimiento fue Justo Polo, de quien además se da el caso que tiene un hijo torero.
En definitiva, todo esto fue lo que ocurrió el domingo en Madrid, todo dentro de una partida jugada con las cartas de la suciedad y con el protagonismo de un veterinario que, después, juega a empresario con una sociedad llamada Eventauro, que no destaca por su limpieza. Como por ejemplo, en Zamora, plaza que regenta, en la que intenta colar toros sin trapío ni hechuras al magnífico equipo veterinario de la capital castellana. Y es que este señor es juez y parte, con lo que lleva en detrimento de la Fiesta. ¿Se imagina que un árbitro forofo del Madrid le pita los encuentros? ¿O que un juez preside la vista que juzga a sus hijos? Pues lo de este señor es igual, es un lastre para Las Ventas y la propia afición. Porque ha demostrado que no tiene dignidad. Así de claro, aunque lo tape la mayoría de la prensa actual, muy culpable de todo lo que ocurre al estar más pendiente de bailar el agua al poderoso que de decir las realidades para limpiar tanta suciedad como hay en la Fiesta.
Como el algodón no engaña, aquí la pasamos las fotos de los toros rechazados.