lunes, 23 de mayo de 2011

Un amigo de Honor y con Honor

Nada resulta más fácil que hablar de Juan Lamarca. Su afición por los toros, su patriotismo -algo tan español y fundamental que algunos se van encargado de convertir en algo protervo- así como su amor por una España unida, no convertida en un reino de Taifas, sin engaños ni vergüenza -¿por qué hay que tenerla?- lo colocan en una posición personal dignísima y de español de los de toda la vida de Dios. No es por nada pero puestos a elegir entre ser español de “los de siempre” y ser español con influencias anglosajonas, me quedo con el primero de todas, todas.
Son tantos y variados los valores que he observado y aprendido junto a Juan Lamarca que tener el honor de encontrarme entre los amigos con que cuenta este taurino e ilustre ubetense, me enorgullece como persona y aficionado a los toros. Aficionado taurino y servidor del orden y del ciudadano, como decimos por aquí abajo en esta comunidad que llaman cortijo, ¡cazi ná lo del “oho” y lo llevaba en la mano!
Servidor del ciudadano he dicho. Así es, el amigo Juan ha hecho posible en algún que otro ambiente familiar ese dicho tan conocido que dice “Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma”. Por motivos que no voy a relatar, ha hecho en más de una ocasión feliz a una gran aficionada a los toros que, si por ciertos motivos no ha podido asistir a los actos donde ha actuado o presidido, ha posibilitado el encuentro en su propio domicilio, honrando con su presencia la humilde morada pasando un buen rato de tertulia en compañía de un “Jerez” y dejando su amistad en dicha casa, caso de Javier Hurtado o Carlos Ruíz Villasuso, periodistas presentadores de Tendido Cero de Televisión Española; así como otros ilustres personajes que han acompañado a Juan en sus visitas a las ciudades de Ubeda o Baeza.
Personalmente en mis visitas a Madrid donde acudo puntualmente a ver alguna corrida de toros en la Plaza de Las Ventas, no he podido tener mejor anfitrión, además de estar siempre en compañía de las amistades y amigos de Juan, del mismo modo ya, amigos míos.
Del porqué del homenaje a Juan Lamarca, para todo aquel que no lo sepa estuvo ejerciendo durante casi tres décadas la función gubernativa en la Plaza más importante del mundo, Las Ventas de Madrid, función ejercida con rectitud, orden y buen criterio, y que si en ocasiones sus actuaciones originaran ciertas polémicas, el tiempo transcurrido desde su apartamiento de la presidencia -cinco temporadas ya- ha conseguido que su estima y valoración de su largo y brillante quehacer, incluso el amplio sector profesional taurino. Con este bagaje, además de su intachable trayectoria como miembro del Cuerpo Nacional de Policía, pienso son suficiente aval para considerarlo entre los Presidentes más preparados y fiables que pueda gozar plaza alguna.
El escritor Antonio D. Olano dijo en la presentación del homenajeado que  por la Puerta Grande salen los toreros que consiguieron un par de orejas y que, felizmente, no las han tenido que recoger en la enfermería. Por ese portón del triunfo deberían salir, con discreta presencia, determinados ganaderos. Y una figura, la del presidente de la corrida, en ocasiones ovacionado o abucheado, según sus decisiones casi nunca arbitrarias, a las que les obligan toros y toreros. Juan Lamarca, un aficionado con marchamo de gran figura en la historia del más hermoso espectáculo del mundo.
Muchos han sido los insignes personajes del mundo taurino como empresarios, ganaderos, apoderados, así como también del mundo periodístico, literario y político que se han dado cita en tan merecido homenaje, entre ellos podemos citar al mencionado escritor Antonio D. Olano, el periodista Ricardo Díaz-Manresa, el catedrático Fortunato González, un amigo especial por su alta significación en la llegada y arraigo del Círculo Bienvenida en Venezuela desde la ciudad de Mérida, y como fundador y director de la Cátedra de Tauromaquia de la U.L.A. merideña, el jurista Nuño de la Rosa, José Mª Álvarez del Manzano, quien fuera alcalde de Madrid, José Luís Lozano, apoderado, ganadero y empresario taurino, Jorge Guevara, cronista hispano-ecuatoriano, testigo durante más de dos décadas de la presencia y actividad del ex presidente Lamarca en la feria de “Jesús del Gran Poder” de Quito y de la fundación en esta capital y en la ciudad de Riobamba de los correspondientes Capítulos Bienvenidistas, el escritor Fernando Claramunt, Presidente del Círculo Bienvenida, José Ramón García, Secretario General de la misma entidad taurina y que relató el inicio de la amistad con Juan Lamarca gracias a su común afición a los toros desde aquel lejano día en que sus servicios de abogado penalista le llevara a la Comisaría de destino del homenajeado.
La periodista Elia Rodríguez, creadora y directora del programa taurino “es Toros” de la cadena “es Radio” de la cadena de libertad Digital, fue la encargada de hacerle entrega de un galardón como homenajeado y el conocidísimo Miguel Flores, cerró el acto con uno de sus célebres poemas.
Contar entre los amigos de Juan y oírle comenzar su oratoria recordando su ingreso en el prestigioso Cuerpo General de Policía donde el sacrificio y la vida de sus miembros y amigos, era ofrenda común en el altar de una patria grande y libre, con un recuerdo especial a las víctimas del terrorismo en esta hora en que sus verdugos han sido legalizados por la traición de las instituciones, es todo un ejemplo a seguir para todos los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de cómo son estos servidores del orden y la ciudadanía.
Quisiera despedirme con unas palabras del propio Juan Lamarca que con oírlas describen perfectamente la grandeza como persona que atesora el amigo Juan: “No supone ningún mérito en mi persona ser y sentirse español, ni ser ni sentirse aficionado a los toros, es lo natural, es lo que cualquiera de ustedes hace en todo momento..."
Con estas palabras el genuino Juan no demuestra otra cosa que el garante que lleva izado a su persona, el cual siempre ha mantenido, demostrando su españolidad y afición por lo más español como es nuestra fiesta taurina. Como tú mismo dices amigo Juan: ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA LA FIESTA NACIONAL!
Felicidades por ese más que merecido homenaje. Nos vemos en la capital del toreo, nos vemos en Madrid.


En mi ultima visita a Las Ventas

Con Mª Dolores Navarro en Baeza

En el Circulo Taurino de Baeza

En el Casino de Baeza

En el Palacio de los Salcedo


En mi Rincon Taurino






A la sombra de un Ciprés

A la sombra de un ciprés esa fue la sensación que percibí el día que conocí al maestro Ángel Luís Bienvenida y me fotografié a su lado. A la edad de 80 años en aquella Feria de Otoño de Madrid, el torero Ángel Luís, componente de una de las dinastías con más solera del orbe taurino de todos los tiempos, los “Bienvenida”, mantenía su esbelta figura preñada de torería, alto y derecho como el árbol mencionado.
Personalmente tuve el privilegio de charlar unos minutos con el maestro en dos ocasiones, una de ellas en visita a Úbeda junto al insigne Juan Lamarca, la segunda en el patio de arrastre de la referida Plaza de Las Ventas en la Feria de Otoño de 2004.
Recuerdo que tras la pequeña charla al saludarle, le solicité si tenía inconveniente en que posara junto a él para tener el recuerdo junto a un miembro de una de las más grandes dinastías que ha dado el toreo. El maestro Ángel Luís accedió amablemente con esa sonrisa tan habitual y característica en los “Bienvenida”.
He de decir que hacía un día de “perros”, de esos que el aire, frío y molesto no deja entrar en calor, al posar para la fotografía que guardo como “oro en paño”, llamó la atención al fotógrafo diciéndole: Un momento muchacho -era mi hijo mayor- me pongo bien el pelo que salgamos “en condisiones”, como si de un modelo se tratara se atusó su cana cabellera movida por el fuerte viento y exclamó “Ya puedes disparar niño”, una vez tirada la foto comentó: “Ea, que la conserve muchos años”. Fue un 10 de octubre de 2004, no conseguí verle de nuevo para que me estampara en la misma una dedicatoria, pero a buen seguro que será conservada mucho más tiempo del que yo resida en este mundo. ¡Gracias Maestro! allá donde esté.
Si hay toreros antiguos a quien tenga un respeto especial es a los “Bienvenida”. Parte de “culpa” y que lea cuanto puedo sobre esta dinastía de toreros es mi estimado amigo Juan Lamarca dada la vinculación que existe entre él y el Círculo Taurino “Amigos de la Dinastía Bienvenida” de la cual es su vicepresidente.
Qué suerte la mía haber podido tener el privilegio de conocer en uno de mis viajes a Madrid al último de esta famosa dinastía torera, Ángel Luís. En posteriores visitas en que he tenido ocasión de acudir a algún acto programado por la entidad mencionada, del mismo modo he podido compartir charla con uno de sus hijos, el también torero Miguel Mejías ¡Qué gran honor conversar con un nieto del Papa Negro!





 

La bendita locura del toreo

México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. Esta es la estrofa de una célebre canción dedicada a México. Y es que hoy les voy a hablar de México, bueno, mejor dicho de un torero mexicano de Monterrey.
La semana pasada se publicó un artículo titulado “Lo que el tiempo se llevó”, y queramos o no, el tiempo nos quita la juventud pero jamás las ganas de vivir y; a un aficionado taurino, jamás le puede quitar las ganas de vivir en TORERO.
Este es el caso de mi amigo Juan Antonio, mexicano con un apellido español y muy torero en el ámbito taurino español como es Ortiz. El amigo Juan Antonio empezó a torear en el año sesenta y se retiró en 1977, pero esto como él mismo dice, es un veneno que no puede quitarse, por lo que a sus 65 años aún torea entre tres o cuatro festivales anuales ¡el toreo es grandeza! y como tal ¡que grandes los hombres que lo componen!, sea cual sea la faceta en la que lo desarrollen.
Haciendo un poco de historia diremos que España siempre ha estado muy unida a México; en el siglo XVI, se produjo la primera exportación de vacunos de estas tierras al Nuevo Mundo. Conocedor de la agresividad y la embrionaria bravura de los vacunos navarros, Juan Gutiérrez de Altamirano, primo de Hernán Cortés, se encargó en 1528 de llevar hasta tierras mejicanas doce pares de toros y vacas de Navarra. Con estos animales se creó la primera ganadería brava en América, siendo conocida con el nombre de Ateneo, denominación de la hacienda a la que fueron trasladadas estas reses, cuyos descendientes sirvieron de base para las primeras fiestas con toros celebradas en México.
Juan Antonio Ortiz es de una ciudad que desprende taurinismo por los cuatro costados. La primera corrida que se efectuó en la ciudad de Monterrey fue en 1798, con ocasión del recibimiento del nuevo gobernador, General Juan Francisco de Vergara y Mendoza. Otras plazas que tuvo Monterrey son la  llamada “Del Convento”, construida en 1860. Hubo otras dos plazas de toros menos famosas, la “de los Guerra” y otra más en la calle de Guerrero. Después vinieron plazas como la del “Cinco de Mayo”, inaugurada el 5 de junio de 1885, en esa plaza se presentó el primer matador de toros español que visitó México, Francisco Gómez “El Chiclanero”. La plaza de toros de Santa Lucía, inaugurada en 1893 por Carlos Borrego "Zocato". En esa plaza actuaron los que formaban la flor y nata de la torería de la época, entre otros destacar a Luis Mazzantini, Antonio Fuentes, “Cocherito de Bilbao”, Chicuelo padre, “Cuatro Dedos”, Antonio Montes, “Machaquito” y “El Gallo”. En 1908 fue inaugurada la primera plaza denominada “Monterrey”. La lucha se estableció entre ese coso y el de Santa Lucía, con gran contento de los aficionados, pero con un resultado económico tan desastroso que al fin tuvieron que fusionarse las dos empresas. Dicha plaza postinera que contaba con 7.000 espectadores, la inauguraron Rafael Gómez “Gallito” y Enrique Vargas “Minuto”, con toros de Malpaso. Por tal plaza desfilaron toreros como “El Gallo”, Gaona, Belmonte, Pablo Lalanda, Vicente Segura, Marcial Lalanda, Manolo Jiménez “Chicuelo”, José González “Carnicerito”, "Facultades, Jesús Solórzano o Juan Silveti entre otros y dicha plaza fue destruida en 1929, habiendo salido como sobresaliente en la última corrida Lorenzo Garza. El 31 de mayo de 1931 se estrenó la placita de Guadalupe. El 9 de agosto de 1931 se inauguró la plaza de toros de Cadereyta Jiménez, con el mano a mano entre “El Tato” y Heriberto García. El 5 de mayo de 1937 fue estrenada la plaza “La Feria” con un cartel de tronío, Armillita y Garza, mano a mano.
También en Monterrey ha habido matadores de toros, de principios del siglo XX se cuenta a Francisco Salazar, Jesús Brondo y Alfonso Zambrano. Y picadores como Francisco Olvera “Berrinches” y José Gutiérrez “Pisones”.
Monterrey cuenta con una de las Peñas Taurinas más antiguas en México, con casi 50 años de antigüedad.
La cantera de Mexicana es una de las más prolíferas, en la actualidad cuenta con toreros como Efrén Rosales y Alejandro López de Aguascalientes, Armando Montes de Zacatecas, Luís Ignacio Escobedo de México D.F., Adrián Padilla de León Guanajuato, Alejandro Corona de Morelia Michoacán, Jesús Garza de Monterrey, David Vizcaya y la mujer torero Vanesa Montoya de la ciudad de México D.F. sobrina de Curro Puya “Gitanillo de Triana” y nieta de Joaquín Rodríguez “Cagancho”.
Entre otros Personajes de Monterrey podemos nombrar a Luciano Sánchez “el Gallo”, en su juventud fue aspirante a matador de toros, banderillero libre, y excelente sastre de toreros, sus monteras, las mejores del mundo, cuando llegaban a la ciudad los matadores españoles, se llevaban al mínimo una montera suya, entre ellos podemos citar a Paco Camino, Ordóñez, Antoñete, Capea, Mondeño, Ortega Cano, y últimamente, Ponce, El Juli, Morante, y José Tomas. Creador de una cuadrilla de niños toreros, sus hermanos Gerardo y Gilberto pertenecían a ella, además de Beto Martín, Jorge López, Jerónimo Flores, Héctor Guajardo, Ezequiel Ayala, Guadalupe Almaguer y Esteban Moreno “El Durango”.
El amigo Juan Antonio visitará próximamente España y estamos en contacto para que llegando las expectativas a buen puerto, una de sus visitas sea a Ubeda, donde la Peña Taurina “Carnicerito de Ubeda” invitará a este torero mexicano para acompañado de nuestro titular, programar una tertulia taurina que con toda seguridad será de lo más amena, poniendo así de manifiesto tanto el cariño como las cosas en común que tenemos los aficionados de ambos países.


El regiomontano Juan Antonio Ortiz


Un derechazo del torero mexicano