lunes, 3 de noviembre de 2014

CERROPELADO. CON EL OTOÑO LLEGAN LOS HERRADEROS

Terminamos la celebración de Todos los Santos y Fieles Difuntos para adentrarnos en las tareas taurino-camperas que se enmarcan dentro del otoño ganadero. Para el menos ávidos en esto del campo, diré que en esta época se hierran las reses que han nacido entre los meses comprendidos de junio de 2013 a junio de 2014, ya que el año ganadero comprende los citados meses, no teniendo nada que ver con el año natural tal y como lo conocemos las personas; así pues, este año se hierran con el número 4 en la paletilla todas las reses que serán lidiadas de toro en el año 2018.

Primer herradero de este año. Llegamos temprano a la Finca Cerropelado, falta hace que llueva pronto ya que el campo a pesar de la bonita paleta de colores ocres que lo conforman en esta época otoñal, le oímos pedir agua a gritos.
Lo primero es preparar todo lo necesario para que cuando lleguen los señores ganadero y veterinario esté todo a punto para empezar la tarea.


Quemador e Hierros revisados y preparados

 El señor veterinario es el encargado de vacunar a las reses

Mayoral y un aficionado son los encargados de sujetar a la res una vez ha entrado al cajón para que el señor ganadero y otro aficionado en este caso, sean los encargados de poner los correspondientes hierros a las reses, estos hierros se componen de número de la res, Hierro ganadero, Hierro de la Unión o Asociación de ganaderos según corresponda y el Hierro con el guarismo del año ganadero, en este caso el número 4. De esta forma y con el Acta de Herradero firmada por el señor veterinario queda la res registrada en la Asociación o Unión de Ganaderos para su posterior lidia en una Plaza de Toros, claro está y entendiendo que estamos hablando de las reses herrada como machos; ya que las hembras como es natural quedarán en la finca ganadera para en su momento ser tentadas y comprobar su bravura y, en caso de aprobación de parte del señor ganadero, dejarlas como futuras reproductoras para orgullo de su línea y encaste.




El pequeño Iñigo Garzón a la edad de 5 años ya se atreve a herrar una de sus reses, aquí le vemos poniendo el Hierro de la casa ante la admiración de todos los presentes. El relevo ganadero está garantizado.

A continuación vemos la secuencia del herrado de una res a la antigua usanza.

 El señor veterinario vacuna a la res

 El ganadero D. Iñigo Garzón marca con uno de los Hierros



  Los niños partícipes de esta bonita tarea de campo


Para que digan que el mundo del toro es machista. La señorita ganadera Ángela Garzón también aprende a su temprana edad a marcar las reses de su propiedad.


 Quitándole los crotales que ha llevado puestos desde el día de su nacimiento


En el herrado de los machos a diferencia de las hembras, estos son despojados de los crotales como hemos dicho anteriormente y a la vez son identificados con las marcas en las orejas que cada casa ganadera posee; en este caso son despuntado en la derecha y horquilla en la izquierda. Como podemos observar, la identificación de una res brava es muy singular.


 Un novillo perfectamente herrado

Una vez herrada, la res es puesta en libertad para disfrutar del campo bravo hasta el día que salga camino a una Plaza de Toros y demostrar la bravura que lleva dentro para gloria de su linaje.

El futuro toro saliendo del Registro Civil camino del campo que le vio nacer.

Pepe Cisneros, cocinero oficial en los Herraderos de Cerropelado




Buen yantar y tertulia para acabar la mañana de trabajo

A pesar de que a media jornada de herradero los invitados al herradero han parado a tomar un refrigerio; una vez finalizada esta bonita e importantísima tarea de campo viene el plato fuerte del día, el señor ganadero dispone para todos los asistentes de una mesa donde los productos de la tierra no faltan, chacinas típicas de matanza, chuletas a la brasa y otros manjares son degustados junto a un buen vino de reserva digno de los paladares más exigentes.
Bocado va, bocado viene, vamos dando placer al estómago y al saber, ya que la tertulia taurina es parte fundamental en este acto que finaliza con el aroma de un buen café de puchero hecho al más puro estilo tradicional.

Y así, de esta manera tan peculiar pasamos una jornada que siempre quedará en el recuerdo, hoy no ha sido tarde de fiesta campera ni de tentadero; hoy se ha trabajado en el campo, pero ha valido la pena percibir ese olor tan peculiar a pelo quemado, haber madrugado, haber pasado frío o calor, todo vale la pena cuando se trata de estar en el campo bravo, sobre todo en estas fechas donde los aficionados podemos apreciar "in situ" esas tareas de campo en las casas ganaderas que son tan importantes para el futuro de la Fiesta.

Pero aquí no queda todo, para rematar la jornada de un extraordinario volapié como mandan los cánones, damos una vuelta por la finca con el señor ganadero, vemos las reses en sus diferentes apartados y recordamos algunas de las vacas tentadas y aprobadas la temporada pasada, becerros nacidos de ellas que juguetean como niños en un marco incomparable como es la dehesa, los distintos sementales son sus harenes..........., ni que decir tiene que a todo esto me cuesta trabajo adjetivar, es algo tan grandioso, tan extraordinario, tan singular, que solo puede explicarse con el idioma del alma, con el idioma del corazón, con el idioma del amor hacia un animal único y singular como es nuestro TORO BRAVO.

Como siempre, dar las gracias al ganadero D. Iñigo Garzón, porque no solo es mio el gozo alcanzado una jornada de campo en su casa, sino que también gracias a él puedo hacerla partícipe a los muchos aficionados que entran en este ya conocido Blog De Catafalco y Oro, así como en otras muchas publicaciones donde colaboro, una vez más, gracias señor ganadero, siempre es un placer visitar su casa. Aquí terminamos con unas estupendas fotos de campo.



 Uno de los sementales de la ganadería







Unos bonitos ejemplares

Anochecer en Cerropelado