domingo, 6 de julio de 2014

UNA TARDE EN LA GARZA

Pasar una tarde de toros en el campo y pasear por los parajes de la provincia que más hectáreas de campo posee es toda una delicia, pero si además está acompañado por una familia taurina como es la Marín-Bautista, el placer es aún mayor.

Ayer fue una de esas tardes mágicas que hacía tiempo no disfrutaba. Junto al amigo Manuel, novillero linarense, sobrino-nieto del matador de toros Paco Bautista, disfrutamos de una tarde maravillosa en el bonito chalet de una de las zonas más bonitas de Linares, La Garza.

Siempre es un placer estar junto a esta familia, sobre todo con la abuela Encarna, hermana del maestro Paco Bautista, mujer luchadora, especial y con un coraje que muchos quisiéramos tener a la edad que ella tiene. Encarna, una mujer que quedara viuda con 37 años y tres hijos, tuvo que "lancear" muchas “embestidas” de la vida y además de todo ello, sufrir la decisión de un hermano que quería ser torero y que gracias a Dios consiguió destacar en su época entre los primeros del escalafón, no en vano el torero Paco Bautista es el matador de toros que más Trofeos de la Merced conquistó cuando Barcelona no era ni una sombra de lo que en la actualidad han convertido los de siempre, los de la mano negra.

 Encarna, una mujer encantadora, siempre pendiente a sus invitados

 Encarna junto a Ana, toman una merienda

 Aqui merienda hasta el perro

Tarde buena de temperatura en la que bajo la sombra de un porche pudimos charlar ampliamente de toros, para después disfrutar del entorno paisajístico dando un paseo hasta el pantano de La Fernandina y regresar al bajar el sol para, solos y a puerta cerrada, torear una becerra en una ganadería de la zona, una becerra que salió extraordinaria y a la que estuvimos dando “fiesta” hasta el anochecer.


 Un paseo por la bonita finca

Pantano de La Fernandina

A Manuel se le va viendo con el paso del tiempo que va tomando poso y cada vez que le veo torea más relajado, ayer, solo, con el único sonido del respirar de la becerra, el cual se escuchaba perfectamente en el callado sonido del campo, pude disfrutar del buen toreo de este novillero linarense.



 Manuel ante una brava, astifina y exigente becerra

A la vuelta un buen chapuzón en la fantástica piscina que dispone el chalecito y una suculenta mesa que preparó Antonia, la madre del torero, dieron paso nuevamente a una tertulia taurina que gracias a la buena temperatura reinante, se prolongó sin que nos diéramos cuenta del paso del tiempo.








No sé porqué será, pero cada vez se me ajusta más el calendario taurino de campo, charlas, tertulias, reuniones con amigos y;  hecho menos en falta la temporada taurina en las plazas de toros; y es que los momentos intensos de placer son cada vez mayores lejos de los cosos taurinos. Amén.